Los últimos estudios han demostrado que más allá de ayudar a memorizar letras o colores, la música en sí puede ayudar a los niños a aprender a leer y comprender otras materias. Esta relación se basa en un concepto llamado «distinción neurofisiológica».
El aprendizaje de la música ha sido promovido por las respuestas emocionales y físicas que inspira en los humanos. Las escuelas incorporan las clases de música debido a su impacto positivo en el proceso de aprendizaje, y deberían hacerlo mucho más, porque los científicos siempre están descubriendo algo más sobre la relación entre la música y el cerebro.
Durante siglos, tocar música se ha asociado con un mejor desempeño en pruebas de inteligencia, mejores estados de ánimo y niveles de concentración y ventajas de aprendizaje en el aula.
La «distinción neurofisiológica», es decir, la respuesta del cerebro a ciertos sonidos frente a otros, hace que al aprender música y participar en ella, el cerebro responda a sonidos que las personas solo puede oír de manera inconsciente. Para los niños, este tipo de «distinción neurofisiológica» puede mejorar la capacidad de lectura, lo que conduce a un mejor rendimiento académico.
Pasar tiempo escuchando música es importante, pero participar activamente en la música, como aprender a tocar un instrumento o cantar con un coro, aumenta dramáticamente los beneficios para el rendimiento del cerebro. Un estudio realizado por el Laboratorio de Neurociencia Auditiva de la Universidad de Northwestern, EE.UU, demostró que entre los estudiantes comprometidos con las clases de música había una mayor asistencia y participación en clase, lo que llevó a un mejor procesamiento neuronal.
Las implicaciones de este tipo de estudios son especialmente importantes cuando las artes en la educación son fuente de debate. A pesar de lo que incluyan los planes escolares, los educadores y las familias pueden tomar este recurso en sus propias manos y apoyar a los estudiantes a través de la música. Y al contrario de la creencia de que solo la música clásica ofrece beneficios, el estudio de Northwestern y otros, han demostrado que el género realmente importa poco. Así es que si tus hijos e hijas prefieren a Bach, a Daft Punk o a Black Sabbath, todo está bien. Es parte del universo de la música.
Vía Curiosity
El Ciudadano