Un error llevó a que Andreas Christopheros empiece a vivir un infierno, debido a que el joven fue atacado por un sujeto que buscaba venganza y se confundió de víctima.
Hoy te contaremos la historia de Andreas Christopheros, quien a sus 24 años pasó por el momento más difícil de su vida sin ser culpable, debido a que lo confundieron con un violador y terminaron vengándose de él de la peor manera.
El joven sufrió de un terrible acto criminal tras abrir la puerta de su casa, y sin ningún motivo aparente, un sujeto de forma rápida le aventó una sustancia en el rostro, que en un instante comenzó a surtir efecto, y desde diciembre del 2014, él debe cargar con esa cruz.
El motivo del ataque es algo que muchos no logran comprender ya que se trata de un terrible error cometido por David Phillips de 49 años, quien buscaba poner en práctica su violenta venganza contra el hombre que había agredido sexualmente a uno de sus compañeros, y pensando que se trataba de Andreas, lo atacó sin que él pueda defenderse.
Pese a que el ataque pudo haberle costado la vida, Andreas se aferró a la idea de no dejar desamparados a su pareja y su pequeño hijo, por ello logró sobrevivir y su calvario inició, ya que las primeras semanas en el hospital se convirtieron en un infierno, según reveló para Unilad.
“No podía hablar. Tenía un montón de tubos saliendo de mí. Me encontraba en una cama de hospital pensando ¿mi hijo me reconocerá? ¿tendrá miedo de mi? Cuando me miró, solo agarró a mi esposa. Mi corazón se hundió”, indicó, y pese a que sentía que el mundo se le venía encima, él se aferró al amor de su hijo para salir adelante.
Los médicos tuvieron que reconstruir su rostro con varias partes de su cuerpo, y poco a poco él tuvo que aprender a vivir así y ser feliz, pese a que tampoco tienen párpados y no puede cerrar los ojos.
Por desgracia, el atacante de Andreas recibió cadena perpetua, pero tras una apelación, estará solo 8 años en prisión y ya lleva tres años cumplidos, por lo que faltaría poco para que salga en libertad.
“Estaré con cicatrices en mi rostro toda mi vida. Estaré ciego de mi ojo izquierdo de por vida. Seré clasificado como visualmente inválido por siempre. No hay una cura milagrosa para mí. No hay nada que me devuelva lo que perdí. Sin embargo, ¿mi atacante saldrá a la calle en cinco años? Simplemente me parece absurdo, finalizó la víctima indignada a raíz de todo lo que tuvo que pasar que podría quedar impune.