Hacker de la memoria explica cómo introducir falsos recuerdos en la mente

Al parecer, implantar falsos recuerdos resulta alarmantemente sencillo


Autor: Latina Campos

Al parecer, implantar falsos recuerdos resulta alarmantemente sencillo.

Para muchos, los recuerdos son como pequeñas cápsulas del tiempo, registros de acontecimientos pasados de gran valor para nosotros y que nos han hecho como somos hoy; elementos inmutables, como mosquitos atrapados en ámbar. Pues nada más lejos de la realidad. Hace poco conocí a Julia Shaw, psicóloga jurídica especializada en la ciencia de la memoria. «Me considero una hacker de la memoria», afirmó. «Me sirvo de la ciencia de la memoria para hacerte creer que has hecho cosas que nunca han llegado a ocurrir».

Y al parecer, implantar falsos recuerdos resulta alarmantemente sencillo.

Shaw estuvo en Toronto promocionando su nuevo libro,The Memory Illusion, en el que explica que es posible introducir recuerdos artificiales en el cerebro de una persona con el fin de inducir a falsas confesiones que podrían enviar a la persona equivocada a la cárcel, por ejemplo, o a reproducir episodios de abducciones alienígenas que solo han existido en la mente de quien las explica.

 Cada vez que explicas una historia, estás cambiando el recuerdo, quizá añadiendo detalles nuevos, incluyendo anécdotas que realmente has escuchado contar a otras personas o realizando conexiones inexistentes, inexactas o equívocas

«Un recuerdo no es más que una red de neuronas», señaló Shaw. Esa red se extiende por diversas zonas del cerebro y se actualiza constantemente. Su función es muy importante porque nos permite aprender cosas nuevas y resolver problemas, entre otras cosas. Lamentablemente, Shaw afirma que los recuerdos pueden manipularse. «Cada vez que explicas una historia, estás cambiando el recuerdo», quizá añadiendo detalles nuevos, incluyendo anécdotas que realmente has escuchado contar a otras personas o realizando conexiones inexistentes, inexactas o equívocas.

Pongamos un ejemplo: cualquier cosa que creas recordar de antes de cumplir los dos años y medio de vida es un recuerdo falso. Antes de esa edad, no tenemos el cerebro tan desarrollado como para ser capaces de almacenar recuerdos, un fenómeno que recibe el nombre de amnesia infantil. Por tanto, esos recuerdos probablemente «se hayan generado a partir de fotos de la infancia o por las historias que nos hayan contado nuestros padres», añadió Shaw. «Resulta sencillo interiorizarlos y convertirlos en ‘recuerdos'».

 Para introducir un falso recuerdo es preciso tratar de hacer que la persona confunda memoria e imaginación

La facilidad con la que es posible modificar los recuerdos tiene implicaciones importantes en ámbitos como el de la justicia, según Shaw, cuyo trabajo está centrado precisamente en este aspecto. «En el laboratorio, manipulo las mentes de las personas para hacerles creer que han cometido delitos que no han cometido», afirma. «El propósito es el de demostrar que durante los interrogatorios es posible distorsionar los recuerdos de forma sistemática».

Para introducir un falso recuerdo es preciso «tratar de hacer que la persona confunda memoria e imaginación», nos explicó Shaw. «Hay que conseguir que la persona rememore ese momento una y otra vez».

Shaw empieza haciendo saber al sujeto que ha cometido un delito y alegando disponer de información privilegiada al respecto. «Tus padres me han dicho que cuando tenías catorce años robaste algo y que la policía estuvo involucrada», dijo Shaw a modo de ejemplo. A continuación añadiría que ha hablado con sus padres, incluyendo detalles de la charla. «En ese momento ya empieza a creerme. Sabes que he contactado con sus padres, y el sujeto confía en ellos». Eso da credibilidad a la historia.

Luego continuaría añadiendo detalles, como la edad o la ciudad natal del sujeto o el nombre de alguna gran amistad de la infancia, y les obligaría a imaginar el supuesto delito una y otra vez. Transcurridas un par de semanas, quizá incluso menos, «al sujeto le resulta más complicado discernir lo que es producto de su imaginación de un verdadero recuerdo recurrente», afirmó Shaw. «Al final es fácil que acaben creyendo que ocurrió realmente».

Obviamente, la implantación de falsos recuerdos puede tener consecuencias desastrosas en el ámbito judicial, como sentencias a personas inocentes, aunque por otro lado pueden ser la explicación a los llamados «recuerdos imposibles», explica Shaw, como los que experimentan las personas que aseguran haber sido abducidas por alienígenas. Si se descartan las enfermedades mentales u otras explicaciones, «la causa muy probablemente sean los recuerdos falsos», aseguró. «A base de imaginar esas abducciones de forma reiterada o de recibir influencias externas que los sugestionen, como una película, acaban por creer que lo que está en su mente es cierto.

A la vista de esto, surge la pregunta de cuándo será posible hacer lo contrario a introducir falsos recuerdos, esto es, eliminar de la mente recuerdos reales, por ser dolorosos o no deseados.

¡Olvídate de mí!, fue la respuesta de Shaw a mi pregunta. Si los recuerdos están formados por redes neuronales, no parece probable que se pueda eliminar un recuerdo individual tan fácilmente. Según Shaw, lo más probable es que se pueda eliminar la pieza más importante: la emoción vinculada a ese recuerdo.

Gracias a la optogenética (una técnica mediante la cual pueden activarse y desactivarse determinadas regiones del cerebro usando la luz), los científicos han sido capaces de eliminar el miedo asociado a los malos recuerdos en experimentos con roedores. Aunque todavía no se ha puesto en práctica con sujetos humanos por el momento la única forma de llevarla a cabo requiere practicar una perforación en el cráneo de los roedores, esta técnica da una idea de lo que podría llegar a conseguirse.

Pero si nuestros recuerdos son tan fáciles de manipular y están en cambio constante, cabría preguntarse si no podrían ser también ficticios todos los recuerdos que tenemos almacenados sobre nuestro pasado y que damos por sentados.

 Creo que la realidad es básicamente lo que tú percibes, una experiencia totalmente personal. El mundo tal como lo conoces solo existe así para ti

«Creo que la realidad es básicamente lo que tú percibes, una experiencia totalmente personal. El mundo tal como lo conoces solo existe así para ti. Cada día te levantas siendo una persona nueva», con un cerebro y un conjunto de recuerdos distintos con los que guiarte.

«Me gusta decir que todos los recuerdos son falsos, en esencia», afirma Shaw. «Son falsos en parte o en su totalidad. Hay experiencias que nunca han ocurrido».

Via Infobae


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