El fiscal a cargo de la investigación de las denuncias de posible espionaje en la Sofofa, Manuel Guerra, dio por descartado el objeto de la denuncia ya que los micrófonos encontrados en oficinas de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) y Carozzi fueron instalados previamente de ser encontrados por la misma persona que los «descubrió».
El persecutor Guerra, sostuvo al respecto que «lo que se ha podido acreditar es que uno de estos equipos habría sido adquirido por la propia persona que después lo descubre, particularmente el que fue encontrado en dependencias de Carozzi».
Al mismo tiempo, profundizando la investigación de la Sofofa, Guerra precisó, entrevistado por T13 radio, que «no podemos decir lo mismo, pero no tenemos evidencia clara de que se trate de espionaje, si no que más bien se trataría de una situación creada por el propio Rubén Aros».
El involucrado, Rubén Aros, es un ex sargento de Carabineros dueño de la empresa Profacis, la que instaló los equipos, y declaró en el caso en calidad de imputado.
«Lo que tenemos hasta el día de hoy, lo que nos da cuenta, es que no habría existido un espionaje», concluyó Guerra.