La crisis política, social y económica que vive Venezuela desde ya cuatro meses involucra -además de los intereses políticos internos- una serie de elementos externos, los que se han hecho presentes en mayor o menor medida en el transcurso de los días, desde que en abril la oposición saliera a manifestarse a las calles.
Considerando el valor geopolítico del país caribeño, los intereses internacionales han comenzado a mover las piezas para influir en la dirección de la crisis. Estados Unidos, a través de la OEA y sus aliados en el continente, ha llevado adelante una presión constante en favor de la oposición, lo que se ha traducido en una potente campaña mediática de carácter regional.
En este escenario, las otras potencias con grandes intereses en Venezuela son Rusia y China, quienes a lo largo de los años del gobierno bolivariano han realizado multimillonarias inversiones en el país, en diferentes sectores, como el agrícola, industrial, petrolero y militar; y, al mismo tiempo, se ha convertido en plataforma de las inversiones de las potencias en otros países de la región.
En conversación con El Ciudadano, el analista Pablo Jofré sostiene que en esta crisis ambos países manifestarán su apoyo a Venezuela, considerando el carácter estratégico del país, y de esta forma «la postura de China y Rusia respecto a la política hegemónica de Estados Unidos es importante, porque mientras Venezuela se mantenga firme estos dos países la apoyarán en las instancias que haya que hacerlo».
En este escenario, Jofré recalca que a partir del apoyo chino y ruso no se realizarán, por ahora, intervenciones que tensen aún más el escenario. «No veremos en las costas de Venezuela, por ahora, ejercicios de guerra estadounidenses o de Colombia», ejemplifica el analista.
China y Rusia no han hecho gestos a favor de Venezuela, a pesar de la relación que existe. ¿Por qué crees que se da este hecho?
Creo que el caso ruso ha sido más expresivo que el chino. Ellos han dicho que hay que respetar el proceso que ha decidido Venezuela. Rusia tiene elementos que le hacen ser solidario: El referéndum en Crimea, las sanciones de Estados Unidos; ellos actúan de esta forma porque se encuentran en una situación similar y han tenido una postura de reciprocidad con Venezuela. Ahora, la política exterior China es más cautelosa como, por ejemplo, en el caso de NorCorea. En el caso venezolano ha sido más renuente a hacer algunas declaraciones aun cuando tiene inversiones multimillonarias. Junto con eso, China es cuidadosa de referirse a temas que le puedan rebotar.
Maduro ha sido más claro en esto, al decir que las amenazas económicas de Estados Unidos sobre Venezuela le harán frente con el apoyo de Rusia, China, India e, incluso, Irán. Existe una lógica política que se manifiesta en el apoyo que se dará en las instancias diplomáticas correspondientes.
¿Esto se da en un escenario donde Venezuela cumple un rol a nivel geopolítico que va más allá de lo comercial?
Claro, más allá de las inversiones que puedan llegar a tener, Venezuela representa la expresión de un país que está siendo sometido a sanciones y bloqueos por parte de Estados Unidos, cosa que también vive Rusia, lo que provoca altos grados de solidaridad. China, en tanto tiene miles de millones de dólares invertidos en Venezuela, que es además una matriz económica muy importante, ya que desde ahí han salido inversiones hacia Nicaragua, Ecuador y Bolivia. Al margen de eso, la postura de China y Rusia respecto a la política hegemónica de Estados Unidos es importante, porque mientras Venezuela se mantenga firme estos dos países la apoyarán en las instancias que haya que hacerlo.
¿Venezuela puede ser un nuevo escenario de conflicto entre Estados Unidos, Rusia y China?
Se consolida en el plano, por ahora, político. Venezuela se ha movido en ese plano, no se ha movido en la declaración de movilización militar ni de estado de sitio. Es decir, actúa en los márgenes que le marca la Constitución Bolivariana: Un llamado a la Asamblea Constituyente, un llamado a consulta pública y todos los mecanismos legales que se puedan utilizar, siendo ese el marco en el que el resto de los países se deben situar o -de lo contrario- se debe entrar a una política de aislamiento internacional, de bloqueo mucho más efectivo, e incluso en procesos de desestabilización militar, lo que es muy diferente al caso sirio o libio, o al caso norcoreano. Para este caso, no veremos en las costas de Venezuela, por ahora, ejercicios de guerra estadounidenses o de Colombia.
Y a nivel regional, ¿cómo se proyecta la nivel de presión?
Lo de la OEA y Mercosur no es nuevo. Mercosur cambia cuando asumen Macri en Argentina y Temer en Brasil, por lo que no es raro que sean los impulsores de la expulsión de Venezuela de Mercosur o se den las declaraciones de Colombia en el caso de la OEA. Pero creo que aquí hay una maniobra muy inteligente del gobierno venezolano de situar el conflicto en el ámbito político, en el plano de la decisión soberana, al amparo de la Constitución, llamar a la Asamblea Nacional Constituyente y dirimir ahí las dificultades sociales, políticas, económicas y jurídicas que enfrenta el país.
¿Qué le va quedando a la oposición?
Lanzarse a las calles nuevamente y generar una situación de caos social mucho más intensa que los últimos cuatro meses, lo que significa incorporar a nuevos grupos sociales, a pesar de que la ciudadanía se encuentra algo cansada con esta situación.