Se estima que cerca de 10.000 casos de robo en Brasil, se registraron en el 2016.
A lo largo de los últimos años la cantidad de asaltos en las vías y carreteras brasileñas ha aumentado drásticamente, hasta el punto que el país cuenta ya con un récord en lo que a robos de carga se refiere.
Según estimó la multinacional British Standards Institution (BSI), América Latina es una de las regiones más peligrosas para el transporte de carga. Brasil encabeza la lista de los países con el riesgo máximo para la pérdida de mercancías. A lo largo de los últimos cinco años solo en el estado de Río de Janeiro, el número de los asaltos se ha duplicado. El canal Globo recogió el pasado mes de abril que «cada hora un robo de carga acontece en Río». Se estima que cerca de 10.000 casos se registraron en el estado el año pasado.
El pronóstico del BSI indica que en el 2017 el perjuicio de las compañías de transporte de carga en Brasil llegará a 1.300 millones de dólares.
Mientras, según el ‘ranking’ de la compañía británica JCC Cargo, Brasil se encuentra en el sexto puesto, dando paso solo a los países donde se están realizando acciones militares.
¿Por qué?
Jim Yarbrough, director de inteligencia del BSI, ha aclarado, citado por Bloomberg, que el nivel tan elevado de delincuencia en las carreteras se debe a un abanico de factores. El experto ha destacado que se trata de «una tormenta perfecta de redes del crimen altamente organizado», mercancías «de alto valor como bebidas alcohólicas y medicamentos», así como «una pésima infraestructura y [pésimo] control del Gobierno» y «altos niveles de corrupción».
¿Quién lo realiza?
Según recoge la revista digital rusa ‘Republic’, son las grandes bandas del crimen las que ganan con estos robos. Entre ellos se halla el grupo Primeiro Comando da Capital (Primer Comando de la Capital o PCC), una comunidad de delincuentes de São Paulo, que logra expender los botines sin casi esfuerzos, y que invierte el dinero en el tráfico de armas y drogas.
Otras dos bandas notorias son Comando Vermelho (Comando Rojo) y Amigos dos Amigos (Amigos de los Amigos). Un gran número de grupos menores también está involucrado en los robos: muchos de ellos operan por pistas de exempleados o actuales de las empresas a las que pertenecen los cargamentos. Además, en varios casos son los propios agentes policías quienes roban y luego expenden la carga. Los robos tienen lugar tanto en las ciudades, como en pequeñas localidades con poca población.
¿Cuáles son las medidas?
Según recoge Bloomberg, varias compañías de transporte están tomando nuevas medidas de seguridad. Por ejemplo, en algunos casos los camiones son escoltados por vehículos camuflados. En caso de una posible amenaza de asalto, el conductor de la escolta contacta a operadores para que impida el suministro de combustible al motor del camión a distancia.
Sin embargo, frecuentemente las medidas de seguridad fallan ante el ambiente criminal de los barrios empobrecidos del país. Carlos Guimar, consultor de riesgos de la compañía danesa ICTS International, citado por la agencia, ha revelado que si un camión entra en una favela, «ya se puede olvidarse de la carga», ya que «una vez que [la carga] esté allí, [las bandas] pueden hacer lo que quieran».
¿Qué roban?
Los ladrones roban cargas de diversa índole: carne, medicinas, bebidas alcohólicas y dispositivos electrónicos. Según un testimonio recogido por Bloomberg, la carne de cerdo, lavadoras y iPhones a veces se venden por menos de la mitad del precio de venta al público. Los artículos robados llegan al mercado negro, o hasta las propias tiendas.
Según ha señalado Guimar, en varias ocasiones los ladrones optan por el efecto ‘Robin Hood’, y venden las mercancías robadas a precios muy bajos o hasta las distribuyen gratis, para conseguir el apoyo entre las familias de la comunidad.
El director de investigaciones del Instituto Ingrape en Río de Janeiro, Robert Muggah, ha aclarado que la lucha contra los robos se dificulta por la corrupción en la Policía y los servicios de guardia personal, así como la reducción en la financiación hecha en el ámbito de la seguridad por la crisis económica que vive el país.
Muggah ha estimado que las autoridades conocen las localidades clave donde están pasando los robos. Sin embargo, también están «frustradas» por los presupuestos decrecientes y la poca coordinación con la Policía militar.