Tras el atentado ocurrido el pasado 17 de agosto que engloba a Barcelona, Cambrils, Ripoll, Alcanar y otros pueblos en investigación, fueron ayer revelados y confirmados los nombres de las víctimas mortales de este horrible ataque a la sociedad civil. Tal como lo dicen en uno de sus videos y comunicados los mismos yihadistas: «Atacamos a la sociedad civíl para producir más dolor». De una completa barbarie, estas mismas declaraciones son las que tienen a miles de personas cruzando las aguas del Mediterráneo para escapar de los ataques terroristas en Siria, donde cada día mueren cientos de niñas, niños, hombres y mujeres inocentes intentando alcanzar las costas de Grecia, Italia y en general el sur de Europa.
Estos días fue difundido por las redes sociales un video -que suele montar el Estado Islámico tras reivindicar sus atentados- y que luego promueven a través de sus canales habituales, en el que alaban la tragedia producida por sus «hermanos» y también anuncian nuevos atentados en España.***
Todo es una sola guerra. Una guerra que genera la misma barbarie: Gobiernos y más gobiernos, grupos de hombres que crean conflictos, fronteras y masacres. Milenariamente la progresión de la miseria humana ha sido siempre de orden terrorista, y los que pagan su demencia ya sabemos quiénes somos. Parece de un calibre de inevolución humana tremenda: Trump, Putin, al-Ásad, presidentes, reyes y emperadores «nucleares» de primer orden y una basta lista de personas que «ensayan» con nosotros y que es evidente que no quieren precisamente la paz en el mundo.
Hay algunas lecturas plausibles dentro del proceso de diálogo entre la sociedad civíl, que dice que las primeras víctimas de este atentado son estos jóvenes convertidos al terrorismo, pero no por ello dejan de ser parte de una célula terrorista. Hijos de musulmanes tranquilos como cualquier otra familia catalana, no se esperaban que sus hijos fueran a producir tal evento, puesto que en Barcelona y toda la Comunidad, hay aceptación a la diversidad, el derecho a la vida y repulsión a la homofobia, todos estos jóvenes crecieron en Catalunya, se educaron y aprendieron su lengua.
Los medios españoles confluyen en la idea de que los jóvenes fueron adoctrinados por Abdelbaki Es Satti, un marroquí de unos 40 años muerto en la explosión accidental en Alcanar mientras esperaban a que se secaran los explosivos para atentar en tres puntos de Barcelona, y quién estuvo al menos dos años en el pueblo de Ripoll (confirmado) participando como Imam de una mezquita. Nadie lo relacionaba con el salafismo, pero Es Satti sí adoctrinaba a los más jóvenes pero fuera de la mezquita, y habría sido entonces la punta de una flecha que dejó heridas a 134 personas de un aproximado a 25 nacionalidades diferentes, de las cuales 51 siguen ingresados, 15 muertos y 12 implicados: 8 muertos (5 yihadistas abatidos y 3 explotados, incluyendo al Imam), 4 detenidos que están prestando declaraciones y siendo sentenciados, y una población consternada pero con fuerzas de salir adelante tras el atentado de atropellamiento masivo en la Rambla de Barcelona y la ciudad de Cambrills.
Las inevstigaciones continúan estos días, los Mossos d´Escuadra (policía catalana) quienes ha realizado una gran labor al respecto, no descartan que hayan más involucrados en el caso, como es el propietario de un Locutorio de la ciudad de Ripoll. Sin duda es un golpe muy duro tanto para el mundo árabe como catalán y español. Este sábado 26 a las 18 horas hay una manifestación ciudadana contra el terrorismo convocada por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Todo bajo la consigna: «No tinc por» (No tengo miedo), que comeinza a popularisarse por estos días. Además Colau ha dejado en claro la postura de las ciudadanas y ciudadanos que habitan estas latitudes del globo: “Los terroristas querían sembrar el miedo, el odio y la división en Barcelona, pero no lo van a conseguir”.
***No es del interés de nuestra línea editorial enaltecer aun más el terrorismo, es por eso que no apoyamos la difusión de este video.
El Ciudadano
Fotografía extraída del PuntAVUI