Una investigación que buscaba esclarecer la muerte de 343 ballenas entre abril y mayo de 2015 en el Golfo de Pensa, región de Aysén, determinó que la causa de los decesos se debía a la ingesta de langostas contaminas con «marea roja» por parte de los mamíferos.
La investigación, liderada por Verena Häussermann, directora de la Estación Científica Huinay y en colaboración con el geofísico Héctor Sepúlveda, reveló que la contaminación se produjo en el contexto del evento climático El Niño, que aumenta la temperatura del mar y la proliferación de estas algas.
Si bien el estudio, según publica radio Bío Bío, aún no descarta otras posibilidades –como virus o infección-, la causal de la «marea roja» es la más aceptada. Según Häussermann“En una mortalidad de ballenas solamente se puede comprobar con certeza la causa de muerte si uno toma muestras a los pocos días del fallecimiento, lo que no ocurrió. Pero con los datos que tenemos pudimos excluir con alta probabilidad todos las demás posibles causas y había varios indicios para la muerte por marea roja. Así es que estamos bien seguros”.
Las ballenas fueron halladas casualmente cuando se realizaba una expedición para inventariar la fauna marina, estimando la fecha de muerte entre febrero y abril de 2015, es decir, entre dos y tres meses de haber sido encontradas.
Entre las conclusiones del estudio, destacan la preocupación por la muy probable repetición de este evento debido al aumento de la recurrencia e intensidad de El Niño por el cambio climático y porque estas ballenas Sei están en peligro de extinción. Además, junto a las ballenas casi intactas, también se encontraron esqueletos del mismo tipo de cetáceos, por lo que el evento posiblemente se ha repetido hace pocos años.