Vomitadas consideraciones sobre el bendito saqueo

Tanto se espantan las señoras con los saqueos

Vomitadas consideraciones sobre el bendito saqueo

Autor: Wari

Tanto se espantan las señoras con los saqueos. Tanto escándalo que hacen los estudiantes con los saqueos. Tanto que sentencian los políticos con el asunto del saqueo. Tanto que desparraman berrinches los que olvidan con el viento. Y corren defendiendo las farmacias, los centros comerciales, los supermercados y los otros refugios calientitos en donde don Lucro Ganancia no para de engordar.

Saqueo es cuando llegaron los españoles que se llevaron el oro, la sangre y vida de nuestros hermanos indígenas. Saquearon la dignidad de los indios que no habían conocido más pecado que el de matar una gallina pa’ hacerse una cazuela.

Saqueo es cuando un grupito de aristócratas proclama la supuesta independencia de Chile, pero ¿independencia para quién? Para ellos, los saqueadores de elite, que podían robar tranquilos sin los españoles encima. Independencia para el roto a pata pela’ ¡jamás!

Saqueo es cuando se robaron la vida de miles de trabajadores salitreros por allá en el 1907. Cuando los ametrallaron dejando la pampa toita teñida de rojo.

Saqueo es cuando bombardearon la Moneda y ¡paf! Golpe de Estado, los milicos encima, los tanques en la calle, los perros ladrando y todos los y las compas gritando con un dolor ahogado, purulento y atragantado. Torturas y desapariciones al orden del día. Se robaron todos los sueños los feos culiaos, saqueadores de fusil y uniforme; se robaron las ideas y nos cagaron la diarrea más terrible en los corazones. ¡Cerdos saqueadores!

Con el general de los saqueos al mando, chuta… la cosa se puso cuática, ya que estábamos en la fase inaugural del imperio del saqueo. Entonces, Don Lucro Ganancia y sus amiguis capitalistas, llegaron en avioncito e instalaron empresas en los ríos, en los mares, en los bosques, en las minas y de un viaje nos privatizaron hasta el chico, los muy hijos de perra. Y si eso no fuera poco, nos contaminaron el aire y la tierra, dejando un olor a mierda insoportable.

Luego, llegaron los 90. Se fueron los milicos, llegaron los malls, los operadores políticos, “la alegría ya viene” y toda esa cháchara concertacionista vende pomada. Entonces, el trono lo ocuparon los Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet, todos ladroncillos de baja calaña y reputación dudosa. Nos saquearon la democracia estos traidores, nos hicieron el cuento del tío por 20 años, en donde ganaron platita, reprimieron y asesinaron. Nos ofrecieron una democracia pasada a cartuchismo, con olor a farándula maquillada. Un chiste de democracia, amarilla, amarillísima, hedionda a tufillo de vieja facha reprimida. Democracia vomitada en la alcantarilla de la desigualdad, un sistema más injusto que la guerra, porque era un fraude de los gordos.

Y ahora llegaron los ladrones de siempre, el piraña y su cardumen. Los mismos que son dueños de las farmacias, pesqueras, mineras y forestales. La diferencia es que ahora están en el gobierno, pero no se confunda, siempre han estado en el poder. Siempre nos han gobernado, la diferencia es que ahora se pueden ver más en la TV.

Son saqueadores profesionales, vestidos con trajes demócratas y republicanos. Perros culiados que son dueños de las grandes empresas y transnacionales, que les roban los sueldos y el tiempo de sus vidas a sus trabajadores. Saqueadores las sanitarias que nos roban el agua, las hidroeléctricas que nos roban la energía, las mineras que nos roban el cobre, los bancos que nos roban el alma con sus intereses, las pesqueras que se roban el mar con sus redes enormes, descriteriadas, exageradas. Saqueadores las forestales que roban las tierras del pueblo mapuche.

Y con todo este poquito de tanta verdad sobre nuestras pupilas distraídas, no sé como cresta se escandalizan tanto con el saqueo de una farmacia. Las viejas, los estudiantes, los transeúntes y los medios de comunicación tradicionales poniéndole tanto color. Pero cómo tanto berrinche, ¿acaso no ven que nos han saqueado durante toda la historia y lo siguen haciendo?

Llaman flaytes o lumpen a los cabros que intentan abrir una farmacia. Ellos no están más que siendo consecuentes, porque son los únicos que parecen no olvidar que día a día nos roban y saquean. Y por eso intentan desprenderse de esa maldición histórica a travez de un saqueo autónomo, atomizado y organizado desde las bases. Pero los intelectuales, los ciudadanos, los políticos y los medios de comunicación masivos les escupirán sobre sus sopaipillas, porque están cagados de Miedo de que todos nos pongamos de acuerdo para saquearles todo de un día para otro y para decir basta de una vez!

¿Acaso no recuerdan? ¿Acaso no recuerdan cuando nos visitaron los telúricos remezones del 8,8 el 27 de febrero? ¿La terremotiada existencia? ¿Quién nos dio de comer esos días nubladísimos de desamparo? ¿El Estado? ¿Los milicos? No, no, no y ¡NO! El que nos dió de comer fue el saqueo. El bendito saqueo nos quitó el hambre, porque el Estado nos había dejado desamparados y los milicos no salieron para ayudar a los niños ahogados de Dichato ni a las abuelitas atrapadas entre los escombros. Los milicos salieron a proteger a los bancos, supermercados y farmacias del bendito e iluminado saqueo, el único capaz de liberarnos del hambre y el desamparo. Los políticos y los empresarios no se preocuparon de los heridos, los muertos o los millones que estaban desamparados. Lo único que realmente les preocupo fueron los saqueos, ahí recién se movilizaron para hacer algo, o sea sacar a los milicos para defender a las mega empresas, fueron en defensa de los pobrecitos supermercados saqueados. Y ahora demonizan el saqueo, e intentan imponer leyes para satanizarlo, pero durante el terremoto fue la carta que nos otorgó un poco de cobijo y que a ellos los mantuvo cagados de Miedo.

Ahora les llaman saqueadores a los brocacochis o chipamoglis, los mismos que fueron víctimas del saqueo de su cultura, les saquearon hasta la estética y se la reemplazaron con una de waxichuturra resonancia. Pero da lo mismo, porque son los únicos que jamás aceptarían un puesto en la cámara de diputados, jamás se venderían a la institucionalidad, porque ellos vacilan la adrenalina del saqueo insurreccional popular. Ellos vacilan la excitación encapuchada de recuperar lo que nos han saqueado durante siglos, nada más.

Y los universitarios se creen muy sabiondos con sus futuros cartones colgándoles del pescuezo, y por eso se juran la raja y andan tratando a los cabros y cabras de flaytes culiados e ignorantes, como si estar en la universidad te hiciera más inteligente. Y de más que los waxiturros no pueden hacer una operación logarítmica, ni saben de Historia de Chile, pero puta que saben de saqueos, si les han saqueado durante toda su puñetera vida. Y no tienen plata para hacer grandes títeres, ni pancartas creativas y ciudadanas. Ellos tienen las manos, que es lo unico que tienen, como dijo la Violeta Parra. Y con esas manos enfrentan a los pacos e intentan romper el porton de las farmacias. Y a los cabros nadie los escucha, ni salen en la tele, ni viajan por el mundo como los representantes de los universitarios. Los cabros no tienen el cobijo de la institucionalidad, ni tienen derecho a “diálogo”, lo único que tienen son sus manos y sus pies para romper las vitrinas de las multitiendas.

Y todas las viejas, estudiantes, transeúntes que vociferan y proclaman al viento en contra de los saqueadores: Por favor, miren un poquito más allá de la protesta y dígnense a denunciar a los verdaderos saqueadores, los verdaderos ladrones, los de verdad. Un día vallan a gritarle a la cara ¡saqueadores! A los Matte, Luksic, Angelini, en vez de molestar a los cabros que vacilan la volada del saqueo insurreccional popular autónomo waxiturro.

Y los cabros intentan saquear una farmacia y reciben el repudio de la gente y los llevan detenidos, pero ¿se llevaron a alguno de los ejecutivos de las farmacias coludidas detenido? Paren de escandalizarse con esto, cuando por décadas no han tenido la iniciativa de indignarse por el saqueo histórico del cual nos han hecho parte y víctima.

No seamos inconsecuentes. Mientras usted increpa a un saqueador, un tal Don Lucro Ganancia esboza una enorme sonrisa que le entrega la certeza de que tiene a los pacos, los políticos y la gente de su lado.

Por La sublevación imaginada

20 octubre, 2011

Tomado de metiendoruido.com

Texto -de origen externo- incorporado a este medio por (no es el autor):


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