En Chile, el desarrollo de la acuicultura ha estado segmentado de acuerdo a la geografía del país. En el sur austral de Chile, la salmonicultura, instaló a la acuicultura como una actividad económica de interés, logrando en tan solo 20 años comercializar 2.250 millones de dólares. La influencia favorable de la demanda de los mercados extranjeros hicieron de Chile un país líder frente a los demás cultivadores del mundo.
Aquel liderazgo –hoy parte de la historia – que destronó a Noruega y EE.UU., se vio económicamente saboteado como en la década de los 90, cuando las exportaciones de uvas chilenas debieron ser detenidas por una supuesta contaminación con cianuro.
En el sur de Chile, cuando la industria del salmón alcanzó sus máximos excedentes económicos, debió detener su producción a causa de la Anemia Infecciosa del Salmón o Virus ISA, la que desequilibró la industria, dejando 30.000 cesantes, con una crisis que hasta la actualidad no logra repuntar. Es imposible no cuestionar a Noruega y la introducción del Virus ISA a Chile, con el antecedente que el país debió lidiar casi dos décadas con el virus. Los negocios que desplazan a los poderosos dan espacio a las triquiñuelas más insólitas; el rigor técnico es un componente que no cuenta a la hora de competir.
La crisis del salmón ha perjudicado a los sectores más diversos de Chile. Por una parte, el Estado en un plan de salvataje de la industria del salmón depositó 400 millones de dólares para que los salmoneros no detuvieran sus faenas. Este dinero, destinado por Ley y entregado a través de los bancos BBVA (España), Rabobank (Holanda), Itaú (Brasil), BCI y Banco Chile, permite a los salmoneros hipotecar sus concesiones de acuicultura a los bancos, privatizando el mar territorial de Chile.
En la Región de Atacama ya se visualizan algunos cultivos experimentales de peces. Las condiciones de la zona son propicias y dan altas proyecciones al cultivo, donde además –hipotéticamente- se podría utilizar la infraestructura desechada por la industria del salmón en el sur de Chile, acelerando las posibilidades de comercialización en el corto plazo. Más otro antecedente, la Región de Atacama es la proveedora de materia prima para la fabricación de alimento para peces.
Pero hay más, la Región de Atacama debe lidiar con otro problema, la Ley de Pesca y Acuicultura permite el ingreso de flotas industriales para completar sus extracciones en sectores de pescadores artesanales, en un modelo injusto de política pesquera implementado por los grandes empresarios de la pesca industrial de Chile. A lo que se sumaría la eventual expansión que privatiza el mar de Chile, que erradicaría no tan solo a los pescadores artesanales, sino que a todos los ciudadanos, bajo el poder de los grandes empresarios pesqueros de Chile, más los bancos, que coludidos han hecho de Atacama el espacio ideal para explotar recursos naturales con el amparo de la ley.