Una de las situaciones de mayor connotación en la etapa final del gobierno actual, es la negociación que se está llevando a cabo con el sector público y cuyos resultados inciden también a modo de referencia en el sector privado en el contexto de lo salarial.
Pero el ámbito de mayor trascendencia es sin lugar a dudas el futuro que viene para el país después de las elecciones presidenciales del 2009, que se enfrenta bajo la disyuntiva que un gobierno de la derecha tradicional acentuaría de manera natural los enclaves dictatoriales y la Concertación como ha sido su trayectoria los mantendría. Es decir, estamos ante un país en que se ha perdido la confianza en quienes hoy tienen el dominio de la política para que tomen las medidas que aniquilen los efectos adversos creados entre el año 1973 y 1990.
Ya se perdió el norte de optar por un gobierno de derecha o izquierda, a mi juicio el eje divisorio entre uno y otro lado es la concepción del sistema económico con todo lo que ello implica. De manera histórica y reforzado en las últimas tres décadas, la derecha tradicional ha impulsado un sistema capitalista y que se ha remozado con el denominado sistema de libre mercado.
Por otro lado, en el paso de la dictadura a la democracia con el plebiscito del año 88 se habrían grandes esperanzas de tiempos mejores, pero lo que no se esperaba era que el pretexto de cambios a nivel mundial, hiciera desaparecer en quienes antaño defendían los ideales del mundo socialista identificado con un concepto de economía. Cuando asumen el poder se hacen cargo de un sistema único de raíces capitalista sin posibilidades de desviaciones, esto se ha agravado si consideramos que quienes tienen a su cargo la economía han sido alumnos de la escuela de los Estados Unidos y al parecer muy aventajados. En suma la línea divisoria dentro de la bipolaridad del mando se encuentra borrada y por ende el legado de Salvador Allende.
Lo anterior determina que el centro de atención y de beneficio favorece la desigualdad representado por el puñado de personas que ostentan el poder económico y en desmedro de la mayoría de los habitantes del país. Lo que señalaba la Presidenta hace algunas semanas respecto de la codicia, también tiene sucursal en nuestro país.
Es cierto que un país siempre tiene un grado de vulnerabilidad respecto a problemas dentro de su desarrollo, pero hay problemas de dos tipos, algunos son incontrolables como es el caso de lo que ocurrió en Chaitén que fue producto de la naturaleza, en cambio, otros problemas tienen responsables y no son precisamente motivados por causas de “voluntades divinas”, sino que se trata de la forma en que el ser humano se enfrenta a la sociedad y cómo en base a diferentes criterios toma las decisiones. En nuestro país tenemos el problema del Transantiago y en el mundo globalizado del cual formamos parte, estamos viviendo los inicios de una crisis económica que se atribuye a “ciclos de la economía”. En uno y otro caso hay responsables, de igual forma hay diferentes grados en que el pueblo se ve afectado recayendo por sobre todo en quienes viven de un sueldo mensual, han contraído deudas y no tienen ninguna capacidad de ahorro.
En medio de estas condiciones y con una situación que hace difícil prever lo que ocurrirá en el tema eleccionario el próximo año, veo que asistimos a una situación de quiebre en que ya paso esa bondad que tenía la Concertación en sus primeros años de tener un prisma diferente al de la dictadura en la parte de derechos humanos o en el de la apertura a manifestaciones culturales. Sin embargo, en la actualidad y con una vista de futuro hay cuestiones que definitivamente y por años no están resueltas: educación, salud y vivienda entre otras cosas. Todo esto se ve rodeado por un Sistema Económico que no opera con cursos de acción alternativos y le da al Estado un rol de “salvavidas” principalmente de los sectores de más ingresos cautelando de esa forma los intereses del poder económico.
Con esta fotografía del momento actual, tal vez no podemos imponerle a los jóvenes la forma en que ellos deben estructurar la sociedad del futuro, pero sí es de importancia que entren a lo menos a imaginar un país diferente y que no sean los herederos de profundas injusticias que es la forma en que perdura la oligarquía en particular en nuestro país y lo más probable es que encontremos situaciones análogas en otros lugares.
Se ha instituido a nivel social que cuando las personas alcanzan un determinado estándar muy por sobre la media, como es el caso de personeros de gobierno, aunque aparezcan como servidores públicos, a la vez velan por sus intereses de manera directa o indirecta. Este factor no está ajeno de las autoridades actuales y mucho menos lo estaría en un gobierno de la derecha tradicional.
Hemos alcanzado de esta manera el punto más alto de mantenimiento de una estructura que favorece en forma acrecentada las diferencias entre las personas, quienes envían a sus hijos a colegios privados por un asunto de calidad nunca los enviarían a colegios públicos; quienes acuden al mejor servicio privado de salud, nunca pasarían por el servicio público exactamente por el mismo motivo, etc. Si se hace un catastro de los niños que se encuentran en el entorno de las 50 autoridades de rangos más altos de la nación, no encontraremos ninguno que sea alumno de colegios públicos. Ya paso el tiempo en que colegios como el Instituto Nacional o el Liceo Nº1 de Niñas era el lugar de encuentro de hijos de parlamentarios y ministros.
En conclusión, la proyección de futuro es que da lo mismo el sector que sea el próximo gobierno en consideración a que tenemos carencia dentro quienes han tenido el poder en los últimos 35 años de una propuesta que haga cambiar el estado de cosas de la actualidad, se viene por tanto un momento de mucha responsabilidad y en el cual cada uno en un examen de conciencia debería determinar la línea a seguir. Es necesario que surjan referentes nuevos y responsables que obviamente debe estar integrados por las mejores personas, recobrando el rol de los intelectuales, de los profesionales, de personalidades de la cultura, etc. Se trata de en muchas áreas propias del quehacer nacional dar cabida a estructuras de sistemas diferentes, siendo probable que quienes sentimos la destrucción del país el año 73 no llegaremos a verlas, pero hay una deuda pendiente con los jóvenes, una gran tarea para ellos y mucha experiencia de cómo no se hacen las cosas. Bajo un concepto de transparencia se debe crear y exteriorizar nuevas formas de convivencia por sobre las trabas legales los eslabones del país donde impere la justicia, nadie puede impedir que ello ocurra y en la medida en que se tenga un poder de llegada a bastos sectores legitimar los cambios. Por sobre la ley imperante de educación hay que impulsar los cambios y efectuarlos dentro de lo posible, de esa forma de manera estratégica se va logrando la transformación social.
Pienso que la Concertación no da para más, no en el sentido en que lo ve la derecha tradicional, sino por que luego que pase esta crisis mundial se debe recobrar el concepto original que puede haber motivado a un militante del partido socialista a escoger esa opción, las cosas estarán evolucionando cuando un socialista no pueda navegar junto con un militante de la parte más conservadora de la democracia cristiana siendo que a este último le agradaría más abordar el barco de la derecha. No se puede tener estancada la historia del país por el simple hecho de estar aferrado al poder y sin abrir los canales de participación del pueblo.
Todo este análisis es porque realmente en un escenario bien particular se producen las negociaciones entre el sector público y el gobierno, ya que coincidentemente se ha alcanzado el punto más álgido de lo nefasto del sistema económico en el cual estamos insertos y producto de las decisiones tomadas desde la época de los militares los trabajadores aparte de estar afectados por el IPC y por consiguiente por el valor de la UF de reajustabilidad diaria, también ven la pérdida en sus cartolas de los ahorros provisionales obligatorios y depositados en entidades vinculadas a los que otrora eran las autoridades de confianza de Pinochet y que hoy tienen significativa participación en las Administradoras de Fondos de Pensiones como su negocio predilecto. Bajo estos hechos los ministros del área económica y política no tienen autoridad moral para exigir responsabilidad funcionaria y tampoco da a lugar las amenazas frente a las acciones de paros. Coincidentemente la autoridad que hace pública la cuestión de las horas no trabajadas, se encuentran muy bien posicionado en sus finanzas, y a la hora de ver la balanza de las desigualdades sociales, indudablemente tiene una gran inclinación a su favor.
Aunque creo fehacientemente que el reajuste del 14,5 % es el indicado y justo, sólo dos cifras distintas de cero antes de la coma podrían despejar un poco el camino a futuro y disminuir las tensiones de las últimas semanas, sin hacerle el quite a que recién se está iniciando una recomposición de fuerzas tendientes a favorecer un viraje en la sociedad, aunque en un sentido más realista en el Chile de hoy, percibo que algunos se tendrán que ir a sus casas y desgraciadamente por su propia responsabilidad, alguna vez se ha hablado del primero y segundo tiempo como en los partidos de fútbol, me parece que ya estamos próximos al pitazo final y en definitiva no habrá movimientos en el marcador aunque entren a la cancha “jugadores” que estaban en la banca. El país sería totalmente diferente si en primera vuelta se resolviera el tema presidencial ya ello establecería una señal que los gobiernos lo están haciendo bien, con ello no estoy desechando la existencia de segunda vuelta que estimo es lo único positivo de todo el sistema eleccionario. Los casos en que la Concertación gana en primera vuelta fueron situaciones en momentos históricos especiales: Aylwin inmediatamente después de la dictadura y Frei en un período cercano a la dictadura, con posterioridad la Concertación dependía de apoyos externos, los cuales ahora se tendrían según como vayan resolviendo los conflictos y como se comporten los ministros en sus actitudes de cara al pueblo, entre otras cosas no pueden contagiarse con la soberbia, el maltrato o las amenazas. Es primordial el sello con el cual se gobierne en los próximos 12 meses en que es claro que la problemática a enfrentar será más dificultosa, para estar a tono con el modelo de mercado que tenemos, en la política actual y en ausencia de ideales las satisfacción del cliente es de primer lugar de importancia.
Luis Osorio Olivares