La ex presidenta brasileña Dilma Rousseff afirmó hoy que el «golpe» que sufrió hace exactamente un año es un proceso con diferentes fases, y que el segundo acto que se proponen los golpistas es impedir la candidatura de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, en las elecciones presidenciales de 2018.
«Ese golpe es constituido por actos. El primer acto fue mi destitución sin que existiese un crimen de responsabilidad. El segundo acto tiene que ver con (las elecciones de) 2018», afirmó la ex jefa de Estado en un acto partidario en Río de Janeiro en el que fue recordado el primer aniversario de su destitución por supuestas irregularidades fiscales.
Un año después de haber sido sustituida por su entonces vicepresidente, Michel Temer, al que acusa de líder de los «golpistas», Rousseff afirmó que todo el proceso obedece a un complot de varios sectores para desalojar del poder al Partido de los Trabajadores (PT) e impedirle que lo reconquiste.
Tras haber pasado trece años en el Gobierno, con Luiz Inácio Lula da Silva primero y luego con Rousseff, el PT también fue desalojado del poder junto con la exmandataria.
«El segundo acto del golpe tiene que ver con 2018 porque dice respecto al guion de la continuidad del golpe. Queriendo o no el golpe solo se mantiene si continúa. Entonces tiene un segundo acto. Está marcado el segundo acto», que sería impedirle a Lula volver al cargo que ocupó entre 2003 y 2010, aseguró Rousseff ante cerca de 500 partidarios que no cesaron de gritar por su regreso.
Lula, el presidente más carismático en la historia de Brasil, lidera todos los sondeos de opinión de cara a las presidenciales del próximo año, pero puede ser inhabilitado como candidato en caso de que un tribunal de segunda instancia confirme la condena por corrupción que le fue impuesta por el juez que investiga el gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera Petrobras.
El líder socialista y padrino político de Rousseff fue condenado a nueve años y medio de prisión en primera instancia por corrupción y lavado de dinero pero el cumplimiento de la pena y sus derechos políticos dependen de la decisión del tribunal de segunda instancia ante el que presentó un recurso para pedir la anulación del juicio.
Según Rousseff, el «golpe» fue fruto de un complot en el que participaron la elite económica, los medios de comunicación monopolistas, sectores del sistema jurídico policial, parlamentarios corruptos interesados en mantener sus negocios turbios y partidos que quieren gobernar Brasil sin pasar por las urnas.
Afirmó que todos esos sectores volvieron a unirse para condenar a Lula con falsas acusaciones y para presionar al tribunal de segunda instancia para que mantenga la condena y le frene sus aspiraciones presidenciales.
En medio de gritos y consignas como «Fuera Temer» y «Regresa Dilma» y arropada por parlamentarios de partidos de izquierda y sindicalistas, la expresidente afirmó que, pase lo que pase, Lula será el principal protagonista del pleito electoral del próximo año.
«La frase más bonita que yo escuché en los últimos meses fue una frase de Lula en una entrevista en la que él dijo: ‘suelto o preso, condenado o absuelto, vivo o muerto, yo participo de las elecciones de 2018′», aseguró Rousseff.
La exmandataria agregó que las duras medidas de ajuste adoptadas por Temer y sus políticas neoliberales que recortan los derechos de los trabajadores, como el de la jubilación, han ayudado a convertir el actual Gobierno en algo «ilegítimo» ante la población.
«El hecho es que Brasil está caminando hacia un agravamiento de la crisis económica, social, política e institucional. Está caminando hacia eso. La impresión que tengo en algunos momentos es que hay una calma antes del tsunami», afirmó.
Agregó que el agravamiento de la crisis con continuas denuncias de corrupción contra Temer han dejado cada vez más claro que todo el proceso de su destitución no pasó de un golpe.
«Fue muy importante que todos nos uniésemos y dijésemos: fue un golpe. Hoy, y creo que la prensa internacional ayudó mucho, hay muy pocas dudas en Brasil de que fue un golpe. Y la historia siempre ha sido vengativa con los golpistas. Muy vengativa», concluyó.