En la medida que las semanas pasan, el escenario político y social en Argentina se tensiona cada vez más a partir del descontento ciudadano con la gestión del gobierno de Mauricio Macri, que a poco más de año y medio de su inicio -asumió el cargo en diciembre de 2015- ha provocado una serie de cambios a las políticas desarrolladas durante los catorce años de kirchnerismo.
Al tarifazo, que restringió los subsidios a los servicios básicos y provocó el aumento del costo de la luz, agua y gas, se suman el aumento de la represión al movimiento social -destacando los casos de Milagro Sala y Santiago Maldonado- y la ola de despidos desde diciembre de 2015 y que según informes se cifran en 264.143. Hechos de los que la prensa no se ha visto exenta, ya que unos 1400 trabajadores del sector fueron desvinculados en este período.
Este escenario afecta la labor de los trabajadores de la prensa allende los Andes, tanto en materia de la libertad de expresión como el derecho de información. Al mismo tiempo, ha aumentado la represión a los periodistas y reporteros gráficos, tal como sucedió el pasado viernes 1 de septiembre en la masiva marcha convocada demandando respuestas del Ejecutivo a un mes de la desaparición de Santiago Maldonado.
En este contexto, el periodista de Página 12 y secretario general del Sindicato de la Prensa de Buenos Aires (SIPREBA), Fernando «Tato» Dondero, explica en conversación con El Ciudadano que es compleja la situación que se vive, ya que «la reacción es muy dispar, se está dando hace años una situación que aquí se llama ‘La Grieta’, que se relaciona con la negación de la realidad», y agrega que «cuando se levantan demandas de salarios o censura las patronales cierran los canales».
Junto con eso, Dondero recalca que «estamos en una lucha muy dispar de fuerzas, de empobrecimiento profesional del trabajo, donde un tipo que trabaja en Clarín o La Nación no puede ejercer el periodismo libremente, tiene que desarrollarlo en el marco de lo que su patronal le impone. De esta forma hay hechos de censura y de autocensura».
¿Cómo afectó el cambio de gobierno al trabajo de los medios de comunicación en Argentina?
Se han perdido puestos de trabajo, lo que significa, paralelamente, el achicamiento de voces. Esto atenta directamente a la libertad de expresión, ya que cuando menos voces hay menos sectores se pueden expresar, eso es lo que sucede fundamentalmente. La pérdida de puestos de trabajo no es solamente en medios que tenían una posición diferente al gobierno actual, incluso los medios hegemónicos, que están viviendo una reconversión patronal, han achicado su plantilla de trabajadores y generado escenarios de flexibilización laboral.
¿El primer ejemplo fue la derogación de la ley de medios el año pasado?
Claro, ellos sacaron un decreto que coarta artículos fundamentales de la ley de medios dejando de funcionar como tal. Es una ley muy positiva, pero que el gobierno anterior tampoco la aplicó hasta el fondo y con un interés político-partidario. Esto fue avalado por los medios hegemónicos –Clarín y La Nación-, cosa que también pasó con la denuncia de los Panamá Papers, los que fueron silenciados por estos grupos.
¿Este proceso se ha visto reflejado en medidas de censura a la prensa?
Si, naturalmente. Acá, por ejemplo, con el caso de Santiago Maldonado, donde hay una actividad del juez, del gobierno, por generar dispersión en la información para que la gente crea cualquier cosa: Desde que este muchacho nunca existió, que se fue solo, vaya a saber qué hizo… un montón de información que los medios tradicionales están lanzando permanentemente a través de radio, televisión y diarios a una población que se preocupa por estar informada y que sale a decir «que reaparezca con vida Santiago Maldonado». La preocupación que hay, ante la reducción de medios, es que gane la declaración de los más fuertes. Estamos en una lucha muy dispar de fuerzas, de empobrecimiento profesional del trabajo, donde un tipo que trabaja en Clarín o La Nación no puede ejercer el periodismo libremente, tiene que desarrollarlo en el marco de lo que su patronal le impone. De esta forma hay hechos de censura y de autocensura.
¿Cómo enfrentan este complejo escenario?
Es difícil, ya que cuando se levantan demandas de salarios o censura las patronales cierran los canales. Ahora, a partir de las redes sociales o de los medios alternativos se ha podido hacer fluir la información y eso es una nueva realidad -y positiva, por cierto- en este momento. Esto equilibra nuestras posibilidades.
¿Cuál es la reacción de la sociedad argentina en este escenario?
La reacción es muy dispar, se está dando hace años una situación que aquí se llama «La Grieta», que se relaciona con la negación de la realidad: Tú le hablas de la desaparición de Santiago Maldonado y te miran mal, porque no lo creen. Lo mismo pasa en el tema de género, donde las movilizaciones de #NiUnaMenos han sido impresionantes y, sin embargo, el gobierno busca reprimir para cambiar el eje y que no sea el hecho informativo, cosa que también sucedió el pasado viernes con la manifestación por Santiago Maldonado. Se busca que un hecho posterior cambie la información, teniendo como aliados a los medios hegemónicos, y luego salir con los disturbios o choques con la policía, hechos en los que cayeron tres trabajadores de la prensa detenidos. Además de las detenciones, hay que mencionar el acoso a través de la grabación de funcionarios policiales a colegas y la represión a los medios con gas pimienta y balas de goma. Todo esto realizado por policías sin identificación, incluso agentes civiles participaron de las detenciones.
Los casos de Milagro Sala y Santiago Maldonado, ¿pueden considerarse desafíos para el ejercicio de la prensa en Argentina?
Sin duda, en general defendemos la libertad de Milagro Sala porque la consideramos una presa política, con causas inventadas en su provincia y, ahora, con una supuesta libertad domiciliaria -que se logró gracias a la presión internacional- donde le arman una cárcel en su casa, que está rodeada, le pusieron micrófonos y cámaras, alambres de púas. Le armaron una cárcel en su hogar, en un país donde tenemos centenares de militares presos por el genocidio de la última dictadura que viven en sus departamentos cómodamente sin que nadie les diga nada, esa es la realidad argentina en estos momentos.
¿Qué escenario se proyectan en Argentina, considerando que en octubre hay elecciones?
El gobierno suele ser poco receptivo de las situaciones que le suceden, no les importa nada. Dudo que después de octubre puedan cambiar las cosas sustancialmente, porque tienen una política de tierra arrasada y van al frente independiente de los resultados. No es un gobierno, que en función de como le vaya yendo cambie su actuar… hay que ver pasa luego de octubre, porque en las primarias no hubo un gran resultado, fuera del show mediático del oficialismo. Al margen de como salgan los resultados de octubre, pienso que este gobierno seguirá con su plan adelante y no pararán por no tener los resultados a favor.