El cantautor y guitarrista cubano Silvio Rodríguez, considerado un ícono musical de Latinoamérica, regresa a Nueva York tras siete años de ausencia para presentarse en Central Park, como parte de la agenda del festival SummerStage. Durante una entrevista con La Vibra, Rodríguez habló de Nueva York, sus recuerdos y del repertorio para su presentación, este domingo 10 de septiembre.
El intérprete de temas tan emblemáticos como ‘Unicornio’ y ‘Ojalá’ también adelanta que sus temas ‘Para no botar el sofá’ y ‘Viene la cosa’, que estrenó el año pasado durante una serie de conciertos en las calles de Cuba, formarán parte de su próximo álbum. Rodríguez, quien puso poesía y música a la Revolución Cubana, de la mano de la Nueva Trova Cubana, comparte además lo que le preocupa en este momento de su isla natal.
¿Qué expectativas tiene de su próximo concierto, con Central Park como escenario?
Desde hace siete años venimos haciendo conciertos en los barrios, en las calles de algunas ciudades, sobre todo de La Habana. Hemos hecho más de 80 conciertos así. Tocar en un lugar como SummerStage de Central Park es diferente, pero nos permite un contacto con un público más amplio que los que pueden ir a los teatros. En ese sentido lo creo estimulante, además de regresar a Nueva York.
¿Qué tiene preparado para esta función?
Se trata de un concierto en parte basado en mi último disco, llamado “Amoríos”, (2015) pero también haremos un recorrido por canciones de distintas épocas. Las sonoridades cambian. Somos una banda acústica de timbre muy particular. Los músicos son Niurka González en flautas y clarinete, Rachid López en guitarra, Maikel Elizarde en el tres, Jorge Aragón al piano, Emilio Vega en el vibráfono, Oliver Valdés en la batería y Jorge Reyes en el contrabajo.
¿Cuánto tiempo hace que no venía a la ciudad?
En mayo de 2010 hicimos dos conciertos en Carnegie Hall. Mucha gente, mucho entusiasmo, fueron dos noches memorables.
¿Recuerda alguna experiencia de sus viajes anteriores?
Recuerdo que la primera vez que estuve en Nueva York fue en 1978, creo que era julio o agosto. Acababan de restaurar el teatro Minskov, en Brodway, y allí hice un concierto una tarde. Lo hice sólo con mi guitarra y muchas personas pedían canciones. Lo curioso es que hace siete años volví a ese teatro, a ver una obra, y la verdad es que no recordaba lo grande que era.
¿Qué le gusta y qué le disgusta de Nueva York?
Nunca he vivido lo suficiente en Nueva York como para que llegue a disgustarme. Siempre he estado de tránsito, viendo amigos, visitando museos y lugares históricos. Todo el mundo sabe que se trata de una ciudad muy interesante, que buena parte del talento del mundo ha pasado por aquí o aspira a pasar. Nueva York es una ciudad en parte mitológica, extraña incluso para norteamericanos, según me han confesado algunos. Para mi tiene una fascinación especial por haber sido patria chica de Whitman, un poeta que siempre admiré mucho. Y por haber cobijado durante años fundamentales el genio de Martí.
Su sensibilidad social siempre ha estado reflejada en sus canciones ¿qué le preocupa en este momento de Cuba?
Es un momento especial, porque empieza como a cerrarse un ciclo y a abrirse uno nuevo. Yo espero que en este tránsito mantengamos todo lo esencialmente bueno que como pueblo hemos conseguido, y que dejemos atrás todo lo inútil. A Cuba le suele ser el doble de difícil todo, porque además de auto revisarse para mejorar, también tiene que estar atenta a enormes intereses internacionales en su contra. Pero Cuba tiene un pueblo grande, probado en muchas lides, y creo vamos a saber llegar a lo que merecemos.
Estrenó la canción ‘Para no botar el sofá’, a finales del año pasado en las calles de Cuba ¿es un adelanto de su próximo disco?
Sí, ya la tengo grabada. Y también “Viene la cosa”, que esperamos hacer en SummerStage.