«Detrás de cada imagen hay un niño al que torturaron. Todos los responsables deberían saber eso. Por desgracia, muchas veces veo cosas horribles en el trabajo».
Atrás del escritorio de Benjamin C. Wenzel hay un montón de carpetas. La mayoría contiene documentos relacionados con crímenes que cometieron sus clientes, él es especialista en defender a gente que ve pornografía infantil.
Según las estimaciones de la ONU y el FBI, cada segundo hay 750.000 personas que ven pornografía infantil en internet. Muchos de estos delincuentes pasan desapercibidos y nadie los sanciona. Esto fue ejemplificado por la Operación Daylight, una represión a escala europea contra los consumidores de pornografía infantil, debido a que 611 casos fueron sospechosos de delitos, de los cuales 207 fueron investigados, pero sólo 75 fueron detenidos.
Benjamin C. Wenzel tiene 39 años y vive en el sur de Berlín. Ha defendido delincuentes de pornografía infantil en los tribunales durante los últimos siete años…
¿Qué tipo de personas son las que ven pornografía infantil?
Benjamin C. Wenzel: Nadie podría identificarlos si los ves caminando por la calle. No hay un perfil especifico. La gente con tendencias de pedofilia tienen antecedentes sociales y de educación completamente diferentes, pueden ser de cualquier edad o trabajar de cualquier cosa. Esas tendencias están ahí y no pueden simplemente desaparecer. Tienen que aprender a vivir con ellas.
¿Qué tan seguido tienes que lidiar con personas así?
Por lo general, tengo de cuatro a cinco clientes al mes. Me llaman de todas partes de Alemania.
Cuando los conoces, ¿cómo los tratas?
La gente me busca para encontrar ayuda, y tengo una relación con ellos de cliente-abogado como cualquier otro. La mayoría sigue en shock, normalmente la policía se aparece a las seis de la mañana en sus casas sin avisarles y les confiscan sus computadoras, discos duros y memorias USB. Los arrestan y muchas veces sus familias y vecinos presencian la redada.
¿Sientes lastima por ellos?
Para mi está claro que mis clientes están bajo un nivel de estrés extremo. Los procedimientos criminales son estresantes, sus matrimonios están a prueba, pierden sus trabajos. La vida como ellos la conocían se acabó, y son etiquetados como pedófilos de por vida. Los trato de apoyar como mis clientes, pero a nivel personal guardo mi distancia –como lo hago con todos mis clientes. Mantengo una relación profesional.
¿Cómo logras mantener tu distancia?
Como abogado, tu trabajo es mantener a salvo el sistema legal. No es como cualquier otro trabajo. Cada acusado tiene derecho de tener un abogado y para que ese sistema funcione, tengo que bloquear mis intereses y perspectivas personales. Si no fuera capaz de hacer eso, estaría en el trabajo equivocado.
¿Por qué defiendes a estos pedófilos?
No sólo represento a pedófilos –ellos conforman más o menos cinco o diez por ciento de mi trabajo como abogado de defensa. Sin duda, el campo de la pornografía infantil es diferente a todas las demás cuestiones de derecho penal. Pero creo que para mi es posible tener un efecto positivo en mis clientes. A todos los pedófilos que represento les aconsejo que vayan a terapia para aprender a lidiar con sus impulsos. Creo que ese es uno de los pasos más importantes, y normalmente siguen mi consejo. No les aconsejo eso para reducir su sentencia, sino para prevenir que mi cliente cometa otro crimen o que lastime a la gente o a los niños. Así que por eso veo mi trabajo como una contribución valiosa para la sociedad. Hasta ahora ninguno de mis clientes ha recaído.
¿Qué haces si tu cliente se rehúsa a ir a terapia?
Al menos 90 por ciento de mis clientes van a terapia, pero por ejemplo algunos se rehúsan porque no se consideran pedófilos. Tengo clientes que dicen que son adictos a descargar archivos ilegales de internet. Cuando eso pasa, trato de motivarlos para que vayan a terapia. Pero no puedes obligar a alguien a hacer algo que no quiere.
¿Cuál es el procedimiento cuando aceptas a un paciente?
El sospechoso me contacta después de que la policía irrumpe en su casa. Me pongo en contacto con la policía y los fiscales y pido acceso a sus archivos. Una vez que veo que tan ilegales son los datos, me hago una idea de cuál será su sentencia. Después tengo la primera conversación con mi cliente, ahí es cuando recomiendo la terapia.
Cuando dices que tienes que ver los datos del crimen ¿eso significa que tienes que ver pornografía infantil?
Si tengo que revisarla, aunque normalmente para mi es suficiente ver la cantidad y el tipo de datos que tiene el cliente. Aquí en Berlín, no me envían el contenido, tengo acceso en la fiscalía. Siempre hay otras personas presentes.
¿Cómo te afecta ver ese tipo de material?
La pornografía infantil siempre es horrible –detrás de cada imagen hay un niño al que torturaron. Todos los responsables deberían saber eso. Pero tengo que lidiar con eso de manera profesional. Por desgracia, muchas veces veo cosas horribles en el trabajo.
¿Alguna vez te has sentido mal por defender a un pedófilo?
No, es mi trabajo como su abogado. Si un cirujano no pudiera lidiar con el hecho de ver sangre, él o ella habrían escogido la profesión incorrecta. Siempre mantengo mi distancia con el cliente, no mantenemos una relación a nivel personal.
Ser un pedófilo está visto como una de las peores cosas en nuestra sociedad.
Pero la ley no considera que poseer o distribuir pornografía infantil sea el delito más grave. Las sanciones para delitos como el asesinato, el homicidio involuntario, y el robo a mano armada, son mucho más graves. La primera vez que los delincuentes a los que cachan con pornografía infantil muchas veces, sólo les dan una sentencia suspendida, dependiendo la cantidad de imágenes que tengan. Pero eso sólo es para los que tienen fotografías, el abuso en sí se castiga de manera diferente.
¿Alguna vez has defendido a alguien que producía pornografía infantil?
Si, y en esos casos también hay abuso infantil o abuso de menores a considerar en la sentencia.
¿Y en ese caso que fue lo que pasó?
Un cliente mío había producido imágenes y videos de su propia hija. Para este caso, la estrategia fue que confesara todo para que su hija pudiera estar exenta de tener que estar como oyente en la corte y dando su declaración. Eso fue por el bien de todos. Mi cliente se arrepiente de lo que hizo.
Entonces, ¿estaba consiente de que lo que estaba haciendo estaba mal?
Yo creo que sí sabía que lo que estaba haciendo estaba mal. Pero hubo abuso durante muchos años, así que seguramente lo reprimió.
¿Qué clase de persona era?
Discreto, era un hombre de familia.
¿Le recomendaste que fuera a terapia?
En ese caso no funcionó así. Mi cliente se fue directo a custodia y le dieron una sentencia de siete años de cárcel. Ahorita sigue en la cárcel. No sé si ahí le den terapia, en el momento en que aceptaron la sentencia, se terminó nuestro mandato.
¿Y de verdad no te afectan este tipo de casos?
Bueno, claro que se quedan contigo.
¿Quieres ser padre?
Si.
¿No te preocupa lo que le podría pasar a tus hijos?
Todos tenemos miedos y preocupaciones. Tal vez soy menos ingenuo que otras personas. Creo que debido a mi trabajo, podría haber desarrollado ciertos sentidos que desencadenaron alarmas en mi mente. Yo no dejaría que mis hijos tomaran el transporte público por la noche por su cuenta –en lugar de eso iría yo mismo a recogerlos.
¿Existe algún crimen que no podrías defender?
Esa es una pregunta difícil y dependería del caso. Hasta ahora, no me he encontrado un caso que no sea capaz de tomar. No me gustaría tratar con alguien que asesinó a un niño pero hasta ahora no me ha tocado.
Si en algún punto te hartaras de ser un abogado defensor penal, ¿qué harías?
Honestamente, creo que me involucraría en el negocio de bienes raíces. Es muy diferente pero es una de mis pasiones.
Publicado originalmente en VICE.com