El Gobierno surcoreano considera que la instalación del controvertido escudo antimisiles THAAD en su territorio es necesaria para conducir a Corea del Norte a la mesa de las negociaciones.
Corea del Sur completó en la víspera el despliegue de la batería completa del sistema antimisiles de las Fuerzas de Estados Unidos, una medida destinada a «proteger la vida y la seguridad de la gente de las cada vez más intensas amenazas nuclear y de misiles de Corea del Norte», según el Ministerio de Defensa.
Seúl también cree que esta medida disuasoria combinada con la aplicación de «presión máxima» por parte de la comunidad internacional terminará por llevar a Pyongyang a iniciar conversaciones para el desarme nuclear, según dijo hoy una fuente gubernamental a la agencia local Yonhap.
Asimismo, el Ejecutivo surcoreano confía en alcanzar un punto de entendimiento con China sobre la instalación del THAAD después de que Pekín presentara una queja formal, al considerar que el radar incluido en el sistema podría servir para espiar sus instalaciones militares.
El escudo antimisiles también ha suscitado un fuerte rechazo de la población de la zona donde se ubica (a unos 300 kilómetros al sur de Seúl), ante la posibilidad de que este área pueda convertirse en objetivo prioritario para ataques de Pyongyang y por los efectos que sus radares puedan tener en la salud y sus cultivos.
Los detractores del escudo han organizado sucesivas protestas que culminaron en la víspera con enfrentamientos violentos entre centenares de residentes y las fuerzas de seguridad, que han dejado docenas de heridos, y hoy mismo volvieron a convocar nuevas movilizaciones.
El Ministerio de Defensa señaló que la instalación es provisional y que se tomará una decisión sobre su despliegue permanente al completarse los estudios de impacto medioambiental pertinentes, que ya llevaron al Gobierno del presidente, Moon Jae-in, a paralizar el pasado junio el emplazamiento de los cuatro dispositivos.
El despliegue completo de la batería del THAAD, que consta de al menos seis lanzaderas, llega 14 meses después de que Washington y Seúl acordaran su instalación en territorio surcoreano en julio de 2016 para contrarrestar la pujanza armamentística de Pyongyang.