El Dr. Claudio Sáez Avaria, de la Universidad de Playa Ancha, está investigando el alga marina conocida popularmente como «lechuga de mar» (Ulva lactuca) y su capacidad para acumular metales y ser biomonitora de contaminación ambiental. Su trabajo fue recientemente publicado en la prestigiosa revista Journal of Applied Phycology.
El paper del científico se titula «Metal assessment and cellular accumulation dynamics in the green macroalga Ulva lactuca».
El académico del Laboratorio de Investigación Ambiental Costera (LACER) del Centro de Estudios Avanzados de la UPLA, comenta que esta alga se encuentra en la zona intermareal (rocas costeras) de la mayoría de los océanos del mundo, lo que hace que este estudio sea aun más relevante.
«De esta manera nos vamos poniendo a la vanguardia como grupo que no solamente estudia los potenciales efectos contaminantes sobre el medioambiente, sino que también apoyamos, a través de proyectos, herramientas de biotecnología ambiental para poder ser el diagnóstico de la calidad ambiental, teniendo no sólo una aplicabilidad local, sino que también extrapolable a otras zonas del mundo», dice el profesor Sáez en un comunicado de la Universidad.
Para el trabajo se estudió cuatro sitios de la región: dos en la comuna de Valparaíso, otro en Quintay y uno en Las Ventanas (comuna de Puchuncaví), donde se midió la presencia de metales en dos matrices: el alga Ulva lactuca y el sedimento asociado. Las evaluaciones permitieron comprobar que la especie efectivamente «es un organismo que a través de la acumulación de metales en su biomasa, sirve para proporcionar un diagnóstico del aporte de metales al ambiente en el mediano-largo plazo», explica el académico.
La recolección de datos estuvo a cargo de Felipe Váldes Rivas, ex-alumno de la carrera de Ingeniería Civil Ambiental de la UPLA, quien realizaba su tesis de pregrado, titulada «Bioacumulación y monitoreo ambiental de metales en la macroalga Ulva lactuca» (2017); investigación que fue guiada por el académico.
Borde costero de Playa Ancha
La ejecución de este proyecto fue posible gracias a recursos provenientes de Fondecyt, Fondequip y del Convenio de Desempeño «Innovación Social para el desarrollo territorial de Playa Ancha»- implementado por la UPLA y financiado por el Ministerio de Educación, puesto que una de las zonas de estudio fue la Playa Carvallo, ubicada en dicho cerro.
El Dr. Sáez explica que «la zona de Carvallo está medianamente impactada. No se la puede considerar como una zona contaminada, puesto que los niveles de metales no representarían un riesgo directo para el equilibrio ecológico y/o salud de las personas». Sin embargo, el investigador explica que las concentraciones de metales en el alga y el sedimento fueron mayores en comparación con Quintay, que fue sitio de control. Por esta razón recomienda mantener el sitio en observación.
Parte de los análisis fueron desarrollados en el Laboratorio de Química Analítica y Ambiental del Instituto de Química y Bioquímica de la Universidad de Valparaíso, dirigido por la Dra. María Gabriela Lobos, y por su asistente técnica, Patricia Díaz. Las investigadoras también participaron en el estudio.