Durante la jornada del jueves, la presidenta Michelle Bachelet promulgó la ley que despenaliza el aborto en tres causales, en una vistosa ceremonia en La Moneda. La ocasión se transformó en una celebración a la que concurrieron personalidades del mundo político, de organizaciones sociales y del mundo de la ciencia y la cultura.
Del otro lado de la vereda, tres estaciones de metro hacia la cordillera, está la oficina de quien ha ejercido la principal vocería en rechazo de esta iniciativa. El rector de la Pontificia Universidad Católica, Ignacio Sánchez, ha representado la voz del Vaticano en el debate público chileno.
Para los opositores del aborto, la de ayer parecía una jornada de derrota. En especial en la Universidad Católica. Ya el 30 de agosto El Ciudadano publicaba que el 80% de trabajadores UC respalda realización de aborto en 3 causales. Por otra parte, la Federación de Estudiantes de la UC (Feuc), realizó un plebiscito para determinar la posición de su estamento. Votaron 11 mil 705 personas. Resultado: 54% rechaza la objeción de conciencia institucional; el 70% aprueba el aborto en las tres causales; y el 75% rechaza que profesionales de la UC no puedan practicar abortos en otras instituciones.
Pero el rector Sánchez sabe que la guerra no ha concluido. El Tribunal Constitucional aseguró una especial trinchera para que en instituciones como la Universidad Católica, las cúpulas pudieran declararse legítimamente en rebeldía ante la ley, a nombre de sus trabajadores. Se trata de la «objeción de conciencia institucional».
Por este motivo hizo un gesto de guerra: decidió, ad portas de las celebraciones de fiestas patrias, izar la bandera de la institución. Pero a media hasta. Como se hace cuando la institución está de duelo.