A Omo le pusieron el nombre de un popular detergente de Tanzania. Lo eligió para ella un guía del Parque Nacional de Tarangire por su peculiar pelaje blanco. Esta jirafa blanca, de poco más de un año de edad, no es albina, sino que tiene una modificación genética llamada leucismo. Esta alteración se caracteriza por la pérdida general o parcial de pigmentación: las células de la piel no producen pigmentos, pero sí lo hacen los tejidos blandos, lo que permite los ojos oscuros del animal.
Este trastorno no es lo mismo que el albinismo, que se debe a la falta de producción de melanina. El ecologista estadounidense Derek Lee fue quien descubrió en enero de 2015 a esta particular jirafa. La semana pasada volvió a encontrarla en el mismo parque nacional, situado al noreste de Tanzania. «Hemos tenido mucha suerte de volver a verla este enero, justo un año después. Estamos alucinados de que siga sana y salva», Más de la mitad de las jirafas jóvenes no supera el medio año de edad y son el objetivo de leones, hienas y perros salvajes, según la Fundación para la Conservación de la Jirafa.
La supervivencia de Omo es todavía más sorprendente: el color de su pelaje la hace más visible y atractiva para los depredadores. «Es un inconveniente evolutivo para ella porque ha perdido parte del camuflaje que tiene como especie», ha explicado el experto en biología evolutiva, Tomás Marqués. El Parque Nacional de Tarangire está tomando medidas especiales para su protección, especialmente para alejarla del punto de mira de cazadores furtivos que se interesen por su pelaje.
La frecuencia de animales con leucismo no está comprobada por los expertos. «No es que sea común, pero hay muchos casos descritos», ha razonado Marqués. El catedrático en Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra y genetista de poblaciones, Jaume Bertranpetit, lo considera una modificación inusual: «En general son caracteres que asociamos con enfermedad o anomalía, lo que significa que los animales que lo presenten raramente se reproducirán. Esto mantiene muy baja la frecuencia del gen en la población y hace que sean caracteres muy raros, uno entre decenas de miles».
La escena sorprendió a los visitantes por su belleza. Una extraña jirafa de un blanco inmaculado paseaba con su cría, igual de blanca a su madre.
Las jirafas sufren de una extraña condición genética conocida como luecismo, que da el color blanco al pelaje o, en el caso de aves, al plumaje.
A diferencia del albinismo, los animales con esta condición no son más sensibles al sol; todo lo contrario, podrían ser más resistentes a condiciones extremas de calor.
Las jirafas fueron vistas en el centro de conservación Ishaqbini Hirola, en Kenya, África. El lugar es administrado por Hirola Conservation Programme (HCP), una ong que se encarga de preservar a una de las especias más raras del mundo: el antílope hirola.
«Estaban muy cerca y extremadamente calmadas, y no parecían molestarse con un nuestra presencia. La madre se movía de un lado a otro a tan solo unos metros en frente de nosotros, mientras le hacía señas a su cría para que se escondiera detrás de los arbustos», escribió HCP en su blog.
Según HCP, esta es la tercera vez que queda registrada en video una jirafa blanca. Se sabe de otro caso en el parque nacional Tarangire en Tanzania.
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https://youtu.be/GSciBzfOATE