Alexis Zárate, ex jugador de Independiente y actualmente en Temperley, fue condenado a seis años y seis meses de prisión por abuso sexual. El hecho ocurrió en 2014.
El jugador no quedará detenido hasta que la sentencia quede firme. Ese fue el veredicto del Tribunal de Lomas de Zamora.
Antes del veredicto, la abogada de la víctima había reclamado que el futbolista fuera condendo porque «hay pruebas contundentes» en su contra.
Raquel Hermida Leyenda reiteró su pedido para que el acusado reciba una pena de 12 años de prisión por el abuso sexual de quien era la novia de su compañero en Independiente, Martín Benítez.
«Una condena termina con la carrera de Zárate», expresó la abogada al referirse a Zárate, que se desempeñaba en el club de Avellaneda cuando ocurrieron los hechos, en un departamento de la localidad bonaerense de Wilde.
La pesadilla acababa de comenzar. Mientras el teléfono celular de Giuliana no paraba de sonar entre mensajes y llamados, ella se las rebuscaba para evitar ir a su casa. Le daba vergüenza que su madre la viera en tal estado.
«No me quería ir a mi casa porque me daba vergüenza de que me viera mi mamá. No quería hacerle daño porque estaba en un estado desastroso. Llamé a una amiga, no me contestó y me fui a mi casa». Cuando llegó, no había nadie. Se encerró en su cuarto.
«Cuando volvió, mi mamá me llamó para comer y ahí aproveché para ir a bañarme. Me metí en la ducha con ropa interior porque me quería sacar todo, me sentía muy sucia. Cuando salgo de la ducha, me encuentro en la puerta con mi mamá, me ve la cara, que la tenía toda deformada. Me pregunta qué me había pasado y le tuve que contar».
Peralta explicó que se pusieron en contacto con su padre (están separados), quien acudió a su hogar de manera inmediata. En medio de un clima de dolor profundo y un cuadro de ira desmedida, los padres le exigieron a Peralta que les diera la dirección de Zárate para ir a buscarlo.
«Querían ir al departamento a buscarlos, pero yo ni me acordaba de la dirección. Ahí se la pedí a Pérez, que encima no me la quería decir.
Finalmente, se la pidió mi mama de mala manera y al final se la dio. Fuimos, le empezaron a gritar desde la calle, pero ya se habían ido todos», relató.
Hasta que llegó el momento clave en la mañana. El padre le consultó a su hija qué quería hacer: «Dije que sí, que quería hacer la denuncia para que no se lo haga nunca más a ninguna chica».
Las semanas siguientes fueron tormentosas. Después de someterse a los hisopados, los protocolos de un caso de abuso sexual, recibir inyecciones, pastillas y hacerse los estudios ginecológicos, el caso se hizo público. Así, el asunto no hizo más que empeorar.
«Fue un gran golpe ver en la tele mis fotos y que se hable tan despectivamente de todo. Me decían que buscaba fama o plata. Yo no busco fama, estoy contenta con mis trabajos y mis estudios y si hubiera querido plata, ya habría arreglado algo», dijo Peralta.
Con el pasar el tiempo, llegaría el juicio y la dificultad de tener que rememorar todo lo sufrido delante de un jurado. «Ventilar tantas cosas delante del juez, de tantos abogados… fue muy duro el proceso. Fueron tres años, pero se puede», aseguró.
Hoy, más de tres años después, Zárate fue finalmente condenado por el ataque sexual. No quedó detenido de manera inmediata y hasta hoy podrá pisar un campo de fútbol como si nada hubiera ocurrido. Pero así y todo, Peralta sintió que su lucha encontró su cuota de justicia.
«Yo quiero justicia por mí y por todas las chicas que pasaron por una situación similar. Para que se animen. Nosotras no nos callamos más».