Más de 100 días en huelga de hambre llevan los hermanos Pablo, Benito y Ariel Trangol, además del lonko Alfredo Tralcal, en el Centro de Cumplimiento Penitenciario de Temuco. Estar en prisión preventiva por más de un año, acusados de quemar una iglesia evangélica en Padre Las Casas, agotó la paciencia de los comuneros mapuche, quienes decidieron poner en riesgo su vida en protesta por la aplicación de la Ley Antiterrorista.
Cada uno de los huelguistas ha perdido cerca de 20 kilos desde que iniciaron la huelga de hambre, durante la primera quincena de junio. Esta condición representa apenas una muestra de los efectos adversos que está teniendo la huelga para el cuerpo de los comuneros.
“Psicológicamente, ellos están tal vez con una postura de mayor endurecimiento, en el sentido de que su actitud inicial, cuando conversamos, era un poco más de apertura. Hoy están muy decididos a continuar y a negarse a recibir todo tipo de suplementación”, describe el doctor Enrique Morales, presidente del Departamento de Derechos Humanos del Colegio Médico, en conversación con El Ciudadano.
La agrupación gremial ha monitoreado la situación desde su primera visita, efectuada el pasado 29 de julio. La rutina se repitió el 8 y 18 de septiembre. En esta última fecha se sumó el sacerdote jesuita Felipe Berríos, quien oficia de mediador en el conflicto.
La salud de los comuneros
De acuerdo a la evaluación médica realizada por el Departamento de DDHH el 18 de septiembre, los comuneros “presentan un deterioro rápido y progresivo de las funciones cognitivas, resaltando pensamientos reverberantes con ideas fijas, bradipsiquia con ideación de muerte pasiva afirmando dos de ellos, espontáneamente ‘para mi familia valgo más muerto que vivo’”.
En el caso de Benito Trangol (34 años), el informe del Colegio Médico indica que sufre de dolor intenso en ambas piernas, vómitos al tomar agua, dolor de cabeza, mareos, náuseas, dolor abdominal y muscular, temblores de rodilla, cansancio, ánimo bajo, entre otros padecimientos. Además, ha perdido más de 18 kilos, pasando de 70,9 kilogramos a 52,8 kg.
La revisión de los facultativos permitió establecer que Benito enfrenta un “deterioro neurológico agudo objetivado”. Según explica el doctor Morales, “esa condición se expresa porque él tiene un gran enlentecimiento de su pensamiento. Como el cerebro funciona más lentamente, hay pérdidas de memoria e ideas reiterativas. Es como si el cerebro se fuera cerrando y uno va teniendo una visión como en un túnel, muy cerrada y eso hace mucho más difícil la negociación, la conversación, incluso en un espacio de apertura, como el que tuvimos al momento de hablar con ellos”.
“Él tuvo en algunos momentos una pérdida de conciencia y también ha tenido algunos problemas motores. Todo esto debido a que él, en algún momento, hizo más intensa su huelga de hambre y durante dos días dejó de beber líquido. Eso lo hizo avanzar mucho mas rápido en el deterioro que los demás huelguistas”, agregó el médico.
El diagnóstico para Ariel Trangol (30) señala que presenta dolor recurrente en la región lumbar, dolor de cabeza difuso, pérdida de memoria temporal, pensamientos reiterativos, temblores en las piernas, orinas oscuras, mareos al levantarse, vómitos esporádicos, calambres en ambas piernas y dificultad para conciliar el sueño, además de otros malestares. Su peso corporal pasó de 92,9 kg a 77,3 kg.
Pablo Trangol (23) padece dolor en la región dorsal alta y lumbo sacra recurrentes, dolor de cabeza repetitivo en la región temporal, molestias urinarias, visión borrosa, sensación de de palpitaciones en el pecho asociado a dolor torácico, mareos, sensación de que se va a desmayar en cualquier momento, vómitos esporádicos y calambres en ambas piernas. Su peso actual es de 54,7 kg, casi 20 kilos menos de los 74,3 kg registrados por el personal del centro penitenciario.
Mientras que el lonko Alfredo Tralcal (46) presenta sangriento en la deposición, dolor en el flanco izquierdo y fosa iliaca, mareos, pirosis y regurgitación gástrica, dolor de espalda, calambre en los pies y dificultad para conciliar el sueño y mantenerlo. La autoridad mapuche pesaba 90,8 kg, sin embargo, ha perdido más de 20 kilogramos, llegando a los actuales 68,8 kg.
El doctor Enrique Morales precisa en algunos daños que pueden proyectarse para los comuneros. “Tienen problemas de baja de la musculatura (sarcopenia) y uno de ellos tiene un problema especifico que puede ser complejo, que es que tiene un problemas de los electrolitos, generalmente, por una baja de potasio. Eso da calambres, pero también puede dar problemas de arritmia cardiaca. Eso es grave, es una causa que puede ser incluso de muerte en un huelguista de hambre”, explica.
La necesaria mediación intercultural
Según observó el Colegio Médico, la postura de los cuatro comuneros ha evolucionado hacia la radicalización de la protesta, negándose a recibir cualquier tipo de suplementación, como sueros, vitaminas u oligoelementos.
A partir de esta situación, el Depto. de DDHH de la agrupación, sugiere “incorporar mediadores válidos para las personas en huelga de hambre, con clara visión de interculturalidad y derechos humanos” y su “derivación inmediata y de carácter urgente a un servicio de atención de salud, con pertenencia intercultural”, como el Hospital de Nueva Imperial.
El doctor Enrique Morales destaca la importancia de la mediación intercultural. El facultativo explica que “no es posible entrar en un diálogo de obligación de la realimentación, por ejemplo. Tiene que haber un proceso de convencimiento, que incorpore lo intercultural. Estamos frente a un lenguaje distinto. Quienes nos manejamos en la salud con lenguajes técnicos y con una cosmovisión más de lo establecido en salud alopática, tenemos que incorporar elementos propios de la cultura de los pacientes”.
El traslado parece más urgente, considerando que los comuneros han manifestado su desconfianza con el personal médico del centro penitenciario. “Yo creo que es una desconfianza global con el sistema. Nosotros relevamos que siempre estamos de lado del paciente, nos guían principios éticos que están por sobre las normativas de las instituciones. Pero ellos ven en este contexto todo como si fuera una única unidad que los encarcela, que los tiene allí y no da respuesta”, sostiene el doctor Morales.
Sin embargo, el médico asegura que Gendarmería ha colaborado con las labores del Depto. de DDHH, por lo que considera importante “recomponer esa relación, porque ellos tienen una relación diaria. Nosotros hacemos visitas puntuales, pero ellos tienen una relación diaria y debiera ser de mayor confianza”.
A este cuadro de urgencia se suma el recurso de protección presentado por el Gobierno, con el fin de “asistir médicamente a las personas afectadas y Gendarmería tiene los protocolos en este caso, que se deben llevar adelante, por lo tanto reiteramos el llamado a deponer este tipo de situaciones”, según comentó la vocera Paula Narváez a la prensa.