Michael Schumacher ha vivido un infierno desde que en diciembre de 2013sufrió un accidente en una pista de esquí que prácticamente acabó con su vida. Enclaustrado en su casa de Ginebra, Suiza, se ha sometido a todo tipo de tratamiento médico y su familia pelea hasta el último momento por conseguir su recuperación.
Su mujer, Corina, ha sido el baluarte en la lucha que el piloto mantiene por seguir con vida y volver a caminar por su propio pie. También ha sido la encargada de decretar el absoluto secreto de sumario en todo lo que rodea a la evolución del Kaiser.
El hijo de Schumacher, Mick, ya apunta a la Formula 1 y está viendo crecer su imagen personal a un nivel estratosférico en los últimos años, pero tiene un tema tabú en cualquier entrevista. No habla de la situación de su padre.
Los informes revelados por el entorno cercano a la familia Schumacher y la información de la prensa alemana más próxima al piloto apuntan a una batalla perdida, pero en la última semana se ha abierto una puerta a la esperanza.
De acuerdo a la revista alemana Bravo, Michael Schumacher será trasladado a Dallas, Texas, para someterse a tratamiento con el revolucionario doctor Mark Weeks. El plan de Corina Schumacher es desplazar a su marido al rancho que poseen en la ciudad americana para poder recibir cuidados en la clínica estadounidense.
El doctor Weeks declaró que “tienen una gran experiencia atendiendo a pacientes con traumatismos” y que “probablemente ninguna clínica en Europamaneja tantos casos como hacenos nosotros”.
La experiencia y los métodos únicos empleados en Dallas son una de las últimas esperanzas para que el estado de Michael Schumacher mejore. Pese al pesimismo que rodea su salud, el traslado a Estados Unidos puede marcar el inicio de su mejora.