Los independientes y el binominal

Romper el “duopolio binominal” es casi imposible

Los independientes y el binominal

Autor: LLaguno

Romper el “duopolio binominal” es casi imposible. A nivel de los diputados ha ocurrido en 14 ocasiones y a nivel del Senado en una oportunidad. Son cifras que representan el 1,9% de los 720 cargos en disputa en seis elecciones de diputados y el 0,8% a nivel de los senadores de un total de 132 escaños en disputa.

Si consideramos ambas cámaras los “15 de la fama” sólo representan el 1,8% de los escaños en disputa que alcanza un total de 852 escaños.

De hecho, los que han logrado romper la “camisa de fuerza” que sostiene el binominal han estado vinculados de una u otra manera a los partidos del “duopolio” Concertación-Alianza. No hay opciones ni otras alternativas.

Es más, junto a esa situación se han dado otras dos situaciones; a) que se trata de liderazgos de rasgos cacicales que tienen la cualidad de manejar votos y clientela política de manera independiente a los partidos y b) las listas duopolicas que se conforman es esos distritos o circunscripciones en la mayoría de los casos son débiles.

En este artículo voy a analizar a los Independientes y los efectos que el “mayoritario binominal” genera sobre las esperanzas de pluralismo y competitividad política. Las posibilidades de competir como independiente son dos; formando parte de un pacto o compitiendo sin pacto (independiente fuera de pacto). Si bien los electos como “independientes en pacto” (IP) ha sido algo más frecuente, a nivel de los independientes fuera de pacto (IPF) se trata de un hecho menos común; casi inexistente. De hecho, la figura del independiente en pacto es ilusoria porque en rigor va a la competencia con el respaldo político-electoral de un partido en particular y un pacto en general.

LOS DIPUTADOS

Las cifras muestran que en 20 años de democracia a nivel de los Diputados se ha presentado un total de 2.441 postulantes. De ese total, 404 corresponden a independientes en pacto y 67 a IFP. Estos datos muestran que a) el 19,3% de los postulantes a Diputado han sido independientes (471) y b) los IP (404) representan el 16,6% de los postulantes y los IFP (67) el 2,7%.

De esos totales han sido electos diputados 53 independientes; 47 en pacto y seis fuera de pacto. Esas cifras muestran que del total de postulantes a Diputados (2.441)  sólo el 2,1% ha sido electo; de ellos, el 1,9% han sido independientes en pactos (47) y el 0,2% han sido IFP (6). En relación al total de los postulantes independientes (471) las cifras muestran que han sido electos el 11,2% (53); de ellos el 9,9% (47) corresponde a IP y 1,3% (6) a IFP.

Si el análisis los hacemos por partidos y pactos veremos cómo es el “pacto duopolico” el que más usa el mecanismo de los independientes. La voracidad de la “oligarquía electoral” inventa y legitima la figura “del independiente” para dar la imagen de que se trata de un sistema participativo, abierto  y competitivo.

Los hechos y las evidencias van en otra dirección. Dentro del duopolio es la derecha la que más ha abusado del mecanismo.

¿Qué ocurre con los Diputados Independientes? En las parlamentarias de 1989 se presentan 158 candidaturas independientes; 139 IP y 19 IFP. De los 139 postulantes en pacto, el “duopolio binominal” presenta 48 candidaturas (34,5%); 23 la derecha y 25 la Concertación. De ese total, son electos 17 Diputados. Ocho la derecha y nueve la Concertación. Y sale electo un IFP (Sabag) que está fuertemente ligado a la DC.

En las parlamentarias del ’93 hay una baja considerable de las candidaturas independientes (lo mismo ocurre en el Senado). Se presentan 68 candidaturas; 64 IP y 4 IFP. De los 64 postulantes en pacto, el “duopolio binominal” presenta 28 candidaturas (43,8%); 24 la derecha y 4 la Concertación. De ese total, son electos cinco Diputados. Cuatro la derecha y uno la Concertación. No es electo ningún IFP.

En las parlamentarias de 1997 la baja de los independientes en el proceso electoral sigue aumentando. En esta ocasión se presentaron 48 candidaturas independientes; 46 IP y 2 IFP. El “pacto duopolico” presenta 21 postulantes (45,6%); 19 la derecha (91%) y dos la Concertación. Se eligen seis IP y todos de la derecha. En esta elección salen electos dos IFP; que, son las figuras que en rigor son las que logran romper la lógica binominal.

En las parlamentarias del 2001 sigue la baja de la “esperanza independiente” y la ilusión de que tenemos una democracia “abierta y participativa”. En esta elección se presentaron 43 candidaturas independientes; 27 IP y 16 IFP. El “pacto duopolico” presenta el 100% de los IP (27); 20 la derecha (74,1%) y siete la Concertación. De ese total, se eligen 11 IP; ocho la derecha y tres la Concertación. De las 16 candidaturas fuera de pacto, se elige sólo uno (2,3%).

En las parlamentarias del 2005 hay una ruptura con lo que se venía observando con las candidaturas independientes al observarse un total de 59 postulantes. 51 IP y 8 fuera de pacto. En esta elección no sale electo ningún IFP. De los 51 postulantes en pacto, 11 pertenecen a la derecha y siete a la Concertación. Finalmente, los electos son cuatro; dos para cada pacto del “duopolio”

En las parlamentarias del 2009 sigue el aumento de los independientes llegando a 95 postulaciones; 77 IP y 18 IFP. De los independientes en pacto el contubernio duopolico presenta 16 candidatos (21%); nueve la derecha y siete la Concertación. Logran elegir cuatro diputados; tres la derecha y uno la Concertación. De los 18 IFP, salen electos dos.

Al ver las cifras de los independientes constatamos que es sólo una ilusión que construye la imagen de “participación e inclusión democrática”.

Las cifras son evidentes. De los 404 candidatos IP en las seis elecciones realizadas observamos que a) el 39,1% corresponde a postulantes del “consenso duopolico” (158), b) el 26,2% corresponde a candidatos de la derecha (106) y el 12,9% a la Concertación (16), c) de los 404 postulantes como IP han sido electos sólo 47 (11,6%), d) de los 47 electos, 31 son de la derecha (66%) y 16 de la Concertación (34%), e) De los 67 IFP, sólo ha sido elegido seis (9%).

LOS SENADORES

¿Qué ocurre con los senadores independientes? En las parlamentarias de 1989 se presentan 46 candidaturas independientes; 43 IP y tres IFP. De los 43 postulantes en pacto, el “duopolio binominal” presenta 28 candidaturas (65%); 20 la derecha y 8 la Concertación. De ese total, son electos doce senadores. Nueve para la derecha y tres para la Concertación.

En las parlamentarias del ‘93 se presentan 10 candidaturas independientes; es decir, una baja considerable. 8 IP y dos IFP. De los 8 postulantes en pacto, el “duopolio” presenta 5 candidaturas (62,5%). Nuevamente, una baja considerable. 4 la derecha y uno la Concertación. De ese total, son electos dos senadores. Ambos de la derecha.

En las parlamentarias del ’97 se presentan 9 candidaturas independientes. En esta ocasión todas son IP. El “pacto duopolico” presenta 6 candidaturas (62,7%). Todas son postulaciones de la derecha. Sin embargo, logran elegir cuatro senadores.

En las parlamentarias del 2001, sigue la baja de los independientes. El des-incentivo a competir fuera de los partidos de la “oligarquía duopolica” se hace cada vez más evidente. En esta ocasión se presentaron seis candidaturas independientes. Cuatro en pacto y dos fuera de pacto. El duopolio presenta 4 (66,6%). De ellas, todas son de la derecha y dos son los senadores electos.

En las parlamentarias del 2005 se observa una importante alza en las candidaturas independientes, llegando a 17. De ese total, 16 son IP y un IFP. Ocurre, en esta elección, dos hechos importante y novedoso; el primero, es que el “pacto duopolico” sólo presenta 5 postulantes (29,4%) y no logra elegir a ninguno. Cuatro la derecha y uno la Concertación. Y el segundo hecho, relevante es que por primera vez se rompe la lógica binominal en el Senado al ser electo un IFP (Bianchi en la 19° Circunscripción).

En las parlamentarias del 2009 vuelve a bajar la cifra de independientes en competencia llegando a 11 postulantes. 10 IP y un IFP. De ese total, el “duopolio dominante” presenta 3 candidatos (27,3%). Los tres de la derecha y ninguno electo.

A nivel de los senadores (sin considerar los designados), se han presentado un total de 396 “aspirantes a Senador”. De ese total, 90 corresponden a independientes en pacto y 9 a IFP; es decir, 99 independientes. En efecto, el 25% de los postulantes han sido independientes; de ellos, el 22,7% son IP (90) y el 2,3% a IFP (9).

Del total de aspirantes (396) han sido electos senador 19 postulantes; es decir, el 4,8%. De ellos, 18 como IP (4,5%) y uno como IFP (0,3%). En relación al total de postulantes independientes (99) han sido electos el 19,2% de los candidatos; 18 como IP (18,2%) y uno como IFP (1%).

Vemos, nuevamente, como la figura de los independientes es usada de modo estratégico por cada uno de los pactos del “duopolio dominante” y con resignación por los otros pactos. Las cifras son evidentes. De los 90 candidatos IP en las seis elecciones realizadas observamos que a) el 57% corresponde a postulantes del “consenso duopolico” (51), b) el 45,6% corresponde a candidatos de la derecha (41) y el 11% a la Concertación (10), c) de los noventa postulantes como IP han sido electos sólo 20 (22,2%), d) de los 20 electos, 17 son de la derecha (85%) y tres de la Concertación, e) De los nueve IFP, sólo ha sido elegido uno (1%).

EL PARLAMENTO Y LOS INDEPENDIENTES

Si el análisis lo hacemos nivel del parlamento en su conjunto tenemos que en 20 años se han presentado 2.837 postulantes. De ellos, 494 (17,4%) en pacto y 76 (2,7%) fuera de pacto.

Un total de 570 candidatos, que equivale al 20.1% de los postulantes. Sin embargo, ha sido electos sólo 72; es decir, el 2,5% del total de los postulantes (2.837) y el 12,6% del total de los postulantes independientes (570).

Sin embargo, la brutalidad de la “camisa de fuerza” que genera el binominal se observa cuando se distingue el independiente en pacto (IP) del que va sin pacto (IFP). De hecho, de los 570 candidatos independientes, el 86,7% (494) forman parte de algún pacto (en la mayoría de los casos del “duopolio binominal”). Los IFP representan el 13,3% de las postulaciones (76).

De los 72 independientes electos, el 90,3% (65) corresponden a figuras en pacto y el 9,7% a IFP (7). Los 65 electos en pacto representan el 2,3% del total de postulantes (2.837), el 13,2% del total de los candidatos independientes en pacto (494) y el 11,4% del total de las candidaturas independientes (570). Los 65 independientes electos en pacto han formado parte de algún partido de la “oligarquía electoral”.

Por otro lado, los 7 electos fuera de pacto (IFP) representan el 0,3% del total de postulantes (2.837), el  9,2% del total de los IFP y el 1,2% de las candidaturas independientes (570).

CONCLUSIONES

Los datos muestran, por tanto, que las candidaturas independientes son inviables política y electoralmente. No obstante, tienen algunas probabilidades de éxito cuando forman parte de un cupo cedido por algún partido del “pacto duopolico”.

Es, de algún modo, un cupo prestado que debe ser devuelto si el postulante no cumple los requisitos básicos que esa transacción implica. Pero, antes debe existir un “test de blancura” que de cómo resultado que el independiente es merecedor del préstamo. Los bancos, hacen lo mismo con los clientes cuando le aplican los “factores de riesgo”.

Sin embargo, lo que ocurre, por tanto, es que el candidato en pacto (y también cuando es un IFP) termina convertido en militante del partido que le “pasa el cupo”. Competir por fuera cada día tiene menos sentido. Es una aventura, con altas probabilidad de derrota. ¿Para qué competir?

En esta democracia no compite nada que este fuera de los pactos. La competencia tiene, por tanto, dos caras; una blanda y una dura. La blanda es la que se da entre los pactos del “duopolio binominal”, es decir, Alianza-derecha v/s Concertación. Y la dura (y brutal) la que se da al interior de cada uno de esos pactos y no sólo en la fase de campaña propiamente tal, sino también en la fase previa, en la que se definen las candidaturas en términos de partido y de postulante. Es decir, qué partido se queda con uno de los dos cupos y quien asume la candidatura.

Las consecuencias ya se conocen. En definitiva, una democracia que al distorsionar la voluntad del Soberano (no sólo porque con el 30% de los votos se puede tener la mitad del parlamento, sino también porque los votos de cada ciudadano no valen lo mismo (que rompe el principio de un voto por ciudadano), va des-incentivando la participación y la competencia. En ese escenario, la competencia y la lucha se traslada del parlamento a la calle.

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