Cuando a Emily comenzó a crecerle el busto, también comenzó a transpirar con olor y a tener desarrollar acné, como si fuera una adolescente. Ahora, su cuerpo pasa por los mismos procesos por los que pasa una mujer de 50 años.
Su madre se lamenta «No ha tenido la oportunidad de ser una niña». Sus padres hacen todo lo posible porque ella pueda llevar bien su enfermedad, aunque Emily sabe que su cuerpo es diferente al de sus amigos de su edad, aunque no comprende por qué.
A Emily le diagnosticaron la enfermedad de Addison tras un análisis de sangre que arrojó que la niña tenía el mismo nivel de hormonas que una mujer embarazada. Además, el desarrollo de pubertad precoz trae consigo ahiperplasia suprarrenal congénita, autismo, trastorno de procesamiento sensorial y ansiedad. Emily debe iniciar la terapia de reemplazo hormonal, lo que le obliga a recibir una inyección cada tres meses.
La enfermedad de Addison es un trastorno raro de las glándulas suprarrenales, que se ubican en la parte superior de los riñones. Cuando una glándula suprarrenal está dañada significa que no se producen suficientes hormonas esteroides (cortisol y aldosterona). El trastorno afecta a más de 8.000 personas en el Reino Unido, y es más común en las mujeres que en los hombres. Los síntomas principales incluyen fatiga, estado de ánimo bajo, aumento primero y pérdida de apetito. En el tiempo, los pacientes pueden desarrollar pequeñas áreas de piel, labios o encías oscurecidas. El sistema inmune causa la enfermedad, pero es responsable del 70-90 por ciento de los casos en el Reino Unido.