Miles de personas tuvieron que huir hoy de sus casas en el norte del estado de California (EE.UU.), donde unos devastadores incendios han dejado ya 35 muertos y 100.000 personas evacuadas, según los últimos datos del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios del estado.
Ese departamento subió a 35 el número de víctimas mortales, pero advirtió de que la cifra puede incrementarse durante los próximos días porque los servicios de emergencia todavía no han podido acceder a algunas de las zonas calcinadas, donde temen encontrar más cuerpos entre las ruinas.
En su cuenta de Twitter, el Departamento Forestal y de Protección contra Incendios avisó de nuevas ordenes de evacuación para los barrios del noreste de Santa Rosa, una ciudad de 175.000 habitantes que se encuentra a unos 80 kilómetros de San Francisco. Buena parte de Santa Rosa, en el condado de Sonoma, ya había sido evacuada el domingo por la noche, cuando comenzaron los fuegos.
Dos de los condados más dañados son los de Napa y Sonoma, el corazón del vino que hace famosa a California y donde el fuego ha convertido en cenizas restaurantes, viñedos, bodegas, albergues y hasta hoteles de lujo donde los turistas se alojaban en sus recorridos por la zona.
Además, unas 5.700 casas y negocios han sido destruidos por los fuegos que, desde el pasado domingo, han arrasado 86.000 hectáreas, un área más grande en superficie que la ciudad de Nueva York. Según el Departamento Forestal y de Protección contra Incendios del estado, continúan activos 15 focos, una cifra menor que la de los últimos días debido a que los fuegos han ido uniéndose y ahora se combaten como un único incidente.
El gobernador de California, Jerry Brown, los incendios de los últimos días son de los «peores» que ha sufrido el estado tanto en términos de víctimas mortales como de daños materiales.
En los últimos años, California ha sufrido varios incendios con consecuencias graves, como el ocurrido en 2003 en Cedar, en el condado de San Diego en 2003, que destruyó más de 2.800 hogares. En 2007, otro fuego, también en el condado de San Diego, destruyó 1.600 hogares. Los dos ocurrieron en octubre, mes que suele concentrar los incendios en California debido a los conocidos como «vientos del diablo», unas ráfagas de aire que, junto a las altas temperaturas y la sequedad de la maleza, permiten la expansión rápida del fuego.