Sophía ya no quería seguirse preguntando por qué era hombre cuando se sentía mujer.
Sophía, niño de nacimiento, tenía un año y medio cuando se dio cuenta por primera vez que le gustaría más ser niña. Estaba en un hospital, le cambiaron los pantalones por una bata y se emocionó mucho, le dijo a su mamá «Mami, me pusieron vestido». Y desde entonces, siempre se ha sentido mujer. Cuando jugaba a las muñecas se preguntaba por qué había nacido hombre.
Así que antes de seguir creciendo con esa confusión, con una frustración por identificarse más con el género opuesto y no saber qué hacer, sus padres decidieron cambiarle el nombre y género en su acta de nacimiento. Con seis años de edad, Sophía pasó a la historia como la primer niña trans en México en lograr esa modificación por la vía administrativa –en el Registro Civil de la Ciudad de México— y sin tener que someterse a interrogatorios con jueces, psicólogos y doctores para corroborar su identidad de género.
De acuerdo con una entrevista que dio su madre para la agencia de noticias EFE, ahora a su hija, quien siempre demostró una «clara preferencia por ser y actuar como una niña», ya no la persiguen más preguntas respecto al género con el que nació.
Los niños trans sufren depresión y abandono. *Foto: Tiziana Fabi/AFP.
Desde los cuatro años, iniciaron los conflictos para Sophía. Cuando apenas iba en preescolar, dijo que haría una fiesta y que quería ir disfrazada de Elsa, protagonista de la película animada Frozen y para muchos niños, «fue el hazmerreír», cuenta su madre.
Entonces iniciaron los problemas. David Barrios, expresidente de la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología y que tuvo como paciente a Sophía, dice que durante los primeros años de su infancia ella sufrió melancolía, tristeza, abandono, depresión, aislamiento, como muchos menores que viven una «infancia trans». Una tormenta porque «no sienten pertenecer ni al mundo de los niños ni de las niñas».
Hasta que de pronto, un buen día, le dijo a su mamá que ya no quería ser niño, que quería ser niña y nada más. Para los padres fue muy difícil, sobretodo porque en la escuela no permitieron que Sophía se comportara como niña y porque viven en un país donde todavía siguen matando a transgéneros y transexuales (entre 2014 y 2016, fueron asesinadas 202 personas LGBT, de los cuales, 108 eran mujeres trans, según un reporte de la ONG Letra S).
Pero poco a poco, con la ayuda de la organización Litigio Estratégico en Derechos Sexuales y Reproductivos (Ledeser) y Ser Gay, un colectivo que lucha por los derechos de la comunidad LGBT, iniciaron los trámites para cambiar el género y nombre en su acta de nacimiento, en el Registro Civil de la Ciudad de México, donde no se prohíbe esa transformación.
Campañas contra niños trans. *Foto: Twitter @Moicamacho.
Cuando se hizo oficial, Sophía hizo historia, pues su caso se convirtió en un parteaguas para la comunidad trans infantil en México, quienes antes de ese momento, si querían cambiar su género y nombre en el acta de nacimiento debían ser interrogados por un juez, médicos y psicólogos para acreditar su identidad transgénero. Pero ella sólo necesitó una opinión especializada y el apoyo del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred).
Su caso también es un ejemplo para todos los padres de niños trans que están confundidos y temerosos de que sus hijos crezcan como verdaderamente quieran hacerlo. Al menos que sean felices en sus casas, con sus familias, aunque en el país todavía sigan asesinando a miembros de la comunidad LGBT.