Gran revuelo en la ciudadanía ha causado la cifra de $11 mil millones que se requieren para la visita del Papa Francisco en enero próximo, lo que se ha traducido en una serie de críticas al gobierno por financiar una parte de ese monto y por la campaña de recaudación que ha llevado adelante la comisión organizadora.
Al mismo tiempo, las criticas se refuerzan tras la aprobación en la Cámara de Diputados del proyecto de ley que autoriza exenciones tributarias a los empresarios que realicen aportes a la visita.
Entrevistado por La Tercera, el padre Felipe Berríos, que realiza su trabajo apostólico en el campamento La Chimba de Antofagasta, sostuvo respecto de esta polémica que “la verdad, no me duele, solo me confirma el país en el que vivo, donde todo se ve y se cuenta por monedas, con una lógica mezquina», y al mismo tiempo respalda que el gobierno provea la seguridad y logística a la, visita de Francisco, en su calidad de Jefe de Estado, aunque hace una observación respecto de los montos: «La mayoría de las personas está llegando a fin de mes al justo con su sueldo, muchas familias terminan viviendo con lo mínimo, y escuchar una cifra de esos volúmenes, sin dar explicaciones completas de en qué se gastará, claro que genera algún grado de escozor».
«La gente ve que no hay plata para cubrir la gratuidad de la educación, para los jardines infantiles, para el Sename, y escucha esa cifra; entonces, hay una reacción comprensible de preguntar: ¿Cómo se puede gastar eso?», recalcó Berríos.
Junto con esto, el cura discute que todo se reduzca a lo monetario y que «no pensamos en otra clase de valores ni en lo que puede aportar una visita como la del Papa». Del mismo modo, Berríos establece que las críticas se sustentan en el actual estado de la relación de la Iglesia con la ciudadanía: «La gente está choreada con la Iglesia y empieza a buscarle la quinta pata al gato, porque no la siente cercana. Producto de los temas de abusos sexuales y de otras cosas, muchos ya no ven algunas acciones de la Iglesia con buena voluntad, sino que empiezan a criticarlo todo y a preguntar para qué se hace esto o lo otro».
Finalmente, Berríos sostiene que plantear a medias los costos de la visita papal pudo «haber sido un error, como también que la comisión no haya integrado más a las comunidades de base desde un comienzo», y recalcó que la verticalidad en la organización aumenta el descontento ya que «yo sé que hay mucho trabajo con cariño y esfuerzo, y a mucha presión de tiempo, pero la visita del Papa cae como de arriba y mucha gente tal vez no se siente partícipe. Sin embargo, te subrayo que la gente debe saber que muchas cosas generan gastos».