Una calavera encontrada en 1929 en Aitape, en el norte de Papúa Nueva Guinea, ha sido identificada como proveniente de la víctima más antigua conocida de un tsunami.
Cuando el geólogo Paul Hossfeld encontró el cráneo de Aitape, al principio se interesó porque pensó que pertenecía al Homo erectus, pero más tarde se lo identificó como un ser humano moderno que vivió hace aproximadamente 6.000 años. Los paleontólogos han seguido estudiándolo como uno de los primeros ejemplos de restos humanos de la región.
El Dr. Mark Golitko, de la Universidad de Notre Dame, Francia, consideró que el cráneo era lo suficientemente interesante como para ir hasta Aitape a examinar el lugar donde fue encontrado, buscando pruebas de lo que mató a este ser humano. «No sabemos exactamente dónde encontró Hossfeld el cráneo, pero creo que estábamos a 100 metros de la ubicación original según su descripción», dijo Golitko en un comunicado.
La tecnología para los análisis ha mejorado mucho en 88 años, lo que permitió a Golitko y sus colaboradores estudiar la arena en la playa y las conchas depositadas allí. Los sedimentos en los que fue hallado el cráneo eran ricos en diatomeas, organismos marinos unicelulares cuyas conchas proporcionan una gran cantidad de información sobre la temperatura y la salinidad donde crecieron. Estas conchas se han roto de una manera que solo puede suceder en aguas de muy alta energía.
El tamaño de los granos del sedimento junto a la química local, apuntaban a un tsunami que habría arrastrado las diatomeas por tierra , pulverizándolas en el proceso. Papua Nueva Guinea ha sufrido varios tsunamis devastadores en las últimas décadas, incluido uno en Aitape que mató a 2.000 personas en 1998, lo que indica que el área también era sísmicamente inestable en ese momento.
De hecho, la similitud entre los diversos sedimentos en que estaba el cráneo y los depositados en 1998 aumentaron la evidencia de que el hallazgo pertenecía a una víctima de un antiguo tsunami en la región. En la revista PLOS ONE, los autores argumentan que el cráneo era de alguien que fue asesinado y arrastrado en el tsunami, o que había muerto anteriormente y había sido enterrado cerca, donde el tsunami habría removido el sitio de la tumba, haciendo que el cráneo se mezclara con sedimentos.
El cráneo pertenece a uno de los pocos períodos en los últimos millones de años en que los niveles del mar eran más altos que hoy. Esto significa que a pesar de que el cráneo se encontró bastante lejos del océano, el tsunami ocurrió en un momento en que la ubicación habría sido más vulnerable a las amenazas de las grandes olas.
Por IFLScience
El Ciudadano