Paul Gaylord, que vive en una parte remota de Oregon, habló sobre los horribles síntomas que sufrió cuando la Muerte Negra amenazó su vida e incluso lo volvió literalmente «negro».
Paul, de 60 años, fue infectado por su gato, que le mordió el dedo luego de que había atrapado a un ratón. Su peligrosa condición lo llevó a quedar postrado en una máquina de soporte vital durante 27 días, pues la Peste Negra consumió lentamente sus órganos y provocó que su corazón dejara de latir y que sus pulmones colapsaran.
La familia del hombre, que trabaja como soldador, liberó imágenes impactantes de las manos de Paul que se descomponían a causa de la mortal infección que comenzó a hacer morir sus células. Incluso llegó al hospital el capellán de la ciudad para bendecirlo, pues se pensaba que moriría, y su hijo voló desde Texas para despedirse.
Milagrosamente, un día antes del día previsto para que desconectaran la máquina que lo mantenía vivo, Paul escapó de la muerte y se despertó de su coma.
Los primeros síntomas que comenzó a experimentar eran parecidos a los de la gripe: fiebre, piel gris, dolores en todo el cuerpo y glándulas hinchadas bajo los brazos. Los aterradores cambios en su cuerpo comenzaron dos días después de que intentó quitar parte de un ratón que quedó atrapado en la parte posterior de la garganta de su gato, infectándolo con la plaga. Por más que lo intentaron, Paul no pudo quitar al roedor y el gato, angustiado, lo mordió en proceso.
Al no poder salvar a su gato tuvo que sacrificarlo para sacarlo de su agonía y lo enterró en el jardín trasero de su hogar. Unos días después comenzó todo: un día despertó infectado. El hombre vivió las tres etapas de la peste negra: bubónica (afecta al sistema linfático), neumónica (infecta los pulmones) y septémica (afecta el torrente sanguíneo).
El hombre cuenta que cuando el médico le dijo que probablemente perdería los pies y las manos, en lo único que podía pensar era en la gran sed que sentía. Enventualmente comprendió la gravedad de lo que le había sucedido: «el día antes de despertarme del coma, los doctores habían estado hablando de desconectar mi soporte vital. Mi recuperación sorprendió a todos», dijo.
Después de pasar un mes en el hospital, Paul finalmente pudo irse a casa, pero tuvo que vivir durante seis semanas con los dedos de manos y pies muertos antes de que los médicos pudieran determinar qué partes debían amputar. Todos los dedos de su pie izquierdo fueron removidos más tarde, junto con un tercio de su pie derecho. Los médicos también le quitaron los dedos, dejando la parte principal de sus manos y parte de sus pulgares.
Paul contó cómo los Centros para el Control de Enfermedades se acercaron a su casa para averiguar cómo la plaga lo había infectado, y luego desenterraron a su gato muerto y lo enviaron a un laboratorio para examinarlo.
Las pruebas dieron positivo para la peste bubónica. La enfermedad generalmente es portada por una pulga que reside en roedores madrigueras como las ardillas o los ratones. Después de su recuperación, el soldador se retiró del trabajo, pero se mantiene ocupado haciendo cuchillos de caza como hobby.
La devastadora peste bubónica fue generalizada en la Edad Media, y la pandemia más famosa fue la Peste Negra, donde un brote afectó a civilizaciones enteras y diezmó a la población mundial. Fue una de las pandemias más devastadoras en la historia de la humanidad, dejando un estimado de 75 – 200 millones de personas muertas en Eurasia.
La Organización Mundial de la Salud describe los síntomas de la peste como «similares a la gripe», con uno a siete días entre la incubación y los síntomas emergentes. Es probable que los pacientes tengan ganglios linfáticos dolorosos, escalofríos, fiebre, dolores de cabeza, debilidad y fatiga. Si los humanos infectados no reciben tratamiento para la peste bubónica, mata a alrededor de dos tercios de los pacientes dentro de los cuatro días. A principios de este año se confirmó que la peste ha afectado a Estados Unidos, y un brote en curso en Madagascar ha dejado 100 muertos.