Confesión

Víctima de los dados, del juego en eterno girar del azar político, colgante de hilos no cortados, de ideologías añejas e inamovibles, aceptando y viviendo de propuestas intrusas cargadas de hegemonía, La Unión y Río Bueno siguen siendo víctima de políticas globalizantes, de dictámenes que tienden a la uniformidad, soluciones parches, una ciudadanía que se […]


Autor: Director

Víctima de los dados, del juego en eterno girar del azar político, colgante de hilos no cortados, de ideologías añejas e inamovibles, aceptando y viviendo de propuestas intrusas cargadas de hegemonía, La Unión y Río Bueno siguen siendo víctima de políticas globalizantes, de dictámenes que tienden a la uniformidad, soluciones parches, una ciudadanía que se contenta en la resignación diaria.

El Ciudadano alcanza su número 5 y nos aprestamos a poner en debate importantes diálogos que versan sobre nuestro futuro, avanzaremos poco a poco y esperamos sean ustedes mismos, la ciudadanía activa, quien también construya y aporte en pos de nuestro engrandecimiento.

Revelaré a ustedes una infidencia y que versa sobre el pensamiento que alguna vez rondó mi mente , por presentar una candidatura a Diputado. Creía ingenuamente que sería la única forma de generar cambios profundos en el sistema legislativo nacional, me lo había tomado en serio, pero dime cuenta a tiempo de que aquella personal decisión , me haría caer en una piscina de corrientes que tratarían de asfixiar mi voz, un sitial donde, tras ser considerado un idealista y joven para ellos “sin experiencia “ política , sería arrebatado, por las fuerzas gobernantes, el poder de los partidos.

Así finalmente, tras charlas con mi familia, mi señora, y mi pequeño hijo, llegué a la conclusión de que entrar en el viciado sistema de las coaliciones políticas nacionales, sería simplemente legitimar el modelo de Gobierno existente, por lo cual decidí levantar este Medio de Comunicación. Tomé conciencia de que también se puede luchar desde afuera, que para construir sociedad no es necesario votar por nadie, que el mundo es de nosotros, y que la ciudadanía simplemente necesitaba de un lugar físico donde poder expresar sus demandas y poder tomar acuerdos. Hoy aquella fantasía se aleja del campo de mis largas meditaciones y sueños de una real democracia, hoy lo inmaterial comienza tomar forma.
El Ciudadano recién comienza.

Bruno Sommer


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