Sergey Anatolyevitch, el ex policía ruso que asegura ser la reencarnación de Jesús

Hace más de dos mil años, en una pequeña aldea de Judea, nació Jesús de Nazaret, el luminoso y divino personaje que -según todas las profecías bíblicas- era el esperado Mesías o el Hijo de Dios, y que falleció crucificado a los 33 años para, antes de resucitar, redimir con su muerte los pecados de […]

Sergey Anatolyevitch, el ex policía ruso que asegura ser la reencarnación de Jesús

Autor: CVN
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Hace más de dos mil años, en una pequeña aldea de Judea, nació Jesús de Nazaret, el luminoso y divino personaje que -según todas las profecías bíblicas- era el esperado Mesías o el Hijo de Dios, y que falleció crucificado a los 33 años para, antes de resucitar, redimir con su muerte los pecados de toda la Humanidad.

Hoy, 2 mil años después, a fines del 2017, un ex policía de tránsito de Rusia llamado Sergey Anatolyevitch Torop afirma ser una reencarnación de Jesucristo. Bautizado por los medios como el “Jesús de Siberia”, Sergei, para asemejarse todavía más con la imagen tradicional que tenemos de Jesús, no sólo usa el pelo largo y una generosa barba, sino que también viste largas túnicas.

Sergei, tras ser miembro del ejército de la Unión Soviética, después de la desintegración política de ese país, se transformó en agente de tránsito en la pequeña urbe de Minusinsk. Trabajó como policía hasta 1989, año en que perdió su trabajo. Pero en mayo de 1990, cuando tenía 29 años, aseguró haber tenido una supuesta revelación mística: algo despertó dentro de él, y entonces supo que se había producido “la segunda venida de Cristo”. En 1991 Sergei “renació” como Vissarion o Jesucristo que volvió. De acuerdo a su credo, esto no lo convierte en Dios, pero sí en la Palabra de Dios encarnado en él mismo.

La primera vez que Sergei –o Vissarion- habló en público fue en Minusinsk, el 18 de agosto de 1991. En ese momento decidió establecer su comunidad espiritual en Tiberkul, un pequeño poblado ubicado a más de 3 mil kilómetros de la ciudad de Moscú. Allí fundó la “Iglesia del Último Testamento”, también conocida como “La Comunidad de Fe Unificada”.

Este Jesús Siberiano tiene 56 años, y cerca de 5 mil seguidores, entre los cuales se incluyen intelectuales, artistas y profesionales que ayudan a sostener la villa en la que conviven en Tiberkul, en un asentamiento que fue establecido en 1994 en un área de 2.5 kilómetros cuadrados, donde sus habitantes intentan vivir de manera autóctona y con sustentabilidad ecológica.

Su círculo más íntimo – unos 300 de sus seguidores- abandonaron la comodidad de sus vidas cotidianas, y se dedican a estar con él; son veganos y tienen prohibido fumar, tomar alcohol y manejar dinero; y todos viven en torno a la iglesia que le edificaron a este supuesto profeta. En una montaña próxima a la villa, en tanto, se encuentra emplazada una campana que repica tres veces al día y, cuando esto sucede, los devotos deben arrodillarse y orar. Sergei, en tanto, vive en un chalet en Tiberkul, con su esposa y seis hijos, aunque en realidad tiene 2 esposas, una de las cuales es integrante de la comunidad desde pequeña (El “Jesús de Siberia” la conoció cuando tenía 7 años y la hizo su esposa cuando cumplió 19).

Sergei ha afirmado que se percató de que Dios lo había mandado a la Tierra para instruir a la humanidad sobre los males y peligros de la guerra y los estragos que estábamos ocasionando en el medio ambiente. Sus seguidores, por su parte, dejaron de festejar la Navidad, y ahora celebran el 18 de agosto, el mismo día en que dio su primer sermón. De igual forma, ahora cuentan el tiempo desde el momento en que nació Sergei (14 de enero de 1961); de ese modo, según ellos, no estaríamos en el año 2017 sino en el año 56.

En los últimos tiempos este supuesto líder religioso ha viajado fuera de Rusia con la meta de “convertir” a más gente, visitando países como Italia, Holanda y Francia. El supuesto profeta, por cierto, ha aclarado en todo momento que esos viajes han sido financiados por las personas que lo invitan, pues su iglesia no produce dinero. Si bien este “Jesús de Siberia” ha sido acusado por algunos de usar a sus seguidores como esclavos y utilizar su particular credo para conseguir ganancias económicas, el gobierno ruso lo ha catalogado como “un líder extraño, pero no peligroso”.

La Guioteca


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