A un mes y medio del derrame de ácido sulfúrico en la caleta Michilla, provocado por la empresa minera Centinela, pescadores artesanales y organizaciones medioambientales expresaron su preocupación por la muerte de diversas especies de animales, por la contaminación del ecosistema.
Junto con eso, acusan desamparo de parte de las autoridades de la región de Antofagasta.
Según la versión de la empresa, fueron 2.400 litros de ácido sulfúrico los que se derramaron el 25 de septiembre pasado, por la empresa minera Centinela, hecho que generó que las embarcaciones no pudieran utilizar el puerto de Mejillones durante al menos dos días.
La explicación de la minera es refutada por los afectados, ya que pescadores artesanales y grupos ambientalistas indican que la emergencia se extendió más de lo que asegura la empresa perteneciente a Antofagasta Minerals, parte del grupo Luksic, y que el daño hoy se expresa en la muerte de aves, animales y pérdida de importantes recursos marinos.
Según el sindicato de pescadores artesanales de la Caleta Cobijas, de Mejillones, que indica que el derrame duró cerca de 14 horas. Su presidenta, Aurora Pinto, aseguró a radio Bío Bío que la empresa junto con la compensación por los días en que el puerto estuvo inutilizado, paga por el silencio de los pescadores «para que no denuncien la grave contaminación que los mantiene en riesgo de perder todo el recurso marino de la zona: loco, lapa, erizo, pulpo y huiro».
Mientras que el vocero de Greenpeace en Chile, Mauricio Ceballos, criticó el silencio que ha mantenido hasta ahora la autoridad sanitaria, pese a que «existen registros que comprueban la muerte de aves y especies marinas del territorio».
En esta línea, el vocero de la agrupación ambientalista Mejiambiente, Luis Díaz, indicó que «no hay certeza de que efectivamente se hayan tomado muestras para cuantificar el daño provocado por este derrame».
A través de una declaración pública, la empresa Michilla Costa SpA, aseguró que no presta servicios a la Minera Centinela y que esta última no tiene nada que ver con el incidente. Además, argumentan que las muertes de tortugas marinas y aves son absolutamente falsas, pues las conclusiones de los estudios indican que los efectos del incidente fueron acotados, en lo que respecta a área y en duración.