Ocho años y medio de invasión, con una estela de más de cien mil iraquíes muertos, otros 4.487 soldados norteamericanos muertos y 32.226 heridos, culminan Estados Unidos declaró el fin de la guerra de Irak, iniciada falso pretexto y que convirtió a un próspero país árabe en un caos. Investigaciones independientes acusan que más de 1,2 millones de iraquíes han tenido una muerte violenta como resultado de ocupación.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, anunció este miércoles el fin de la misión militar estadounidense en Irak en una ceremonia en Bagdad ultra protegida. La desocupación ocurre luego de casi nueve años después que soldados de Estados Unidos invadieran dicho país.
Panetta aclamó lo que calificó como un «Irak independiente, libre y soberano… luego de toda la sangre derramada por los iraquíes y estadounidenses». La declaración de Panetta pone fin en los hechos a la guerra de Irak dos semanas antes de lo previsto por el plazo para el retiro de las tropas, que vencía a fin de año.
En una ceremonia en Fort Bragg, Carolina del Norte, el Presidente Barack Obama rindió homenaje a un contingente de tropas que regresaron. Obama les dijo a los soldados: “como su comandante en jefe y en nombre de una nación agradecida, estoy orgulloso de decir finalmente estas palabras, y sé que sus familias están de acuerdo: bienvenidos a casa, bienvenidos a casa, bienvenidos a casa”.
La guerra se dará por concluida el 31 de diciembre cuando se complete la salida de los últimos 4.000 soldados y el cierre de dos bases.
UNA MISION DIPLOMÁTICA DE 16 MIL PERSONAS
Estados Unidos deja en el país una embajada y estructura diplomática de seis mil millones de dólares, que serán dirigidas por el Departamento de Estado y cuyo personal estará integrado por miles de contratistas privados.
La misión estadounidense incluirá a más de 16.000 personas a través del país, entre ellas, miles de mercenarios privados.
El lunes el Primer Ministro de Irak, Nuri al-Maliki, se reunió con el Presidente Obama en la Casa Blanca, ocasión en que Obama aprovechó para notificar al Congreso de que pretende vender a Irak dieciocho aviones caza F-16.
Nuri al-Maliki dijo que “cualquiera que observe la naturaleza de la relación entre los dos países dirá que el vínculo no llegará a su fin con la partida de los soldados estadounidenses”.
Estados Unidos cierra con su salida de Irak una guerra impopular, cara y que ha causado más de 100.000 muertos en casi nueve años y una situación de ingobernabilidad en todo el territorio iraquí.
SANGRIENTA INVASIÓN
La invasión a Irak fue promovida e iniciada en marzo del 2003 por George W. Bush con el falso argumento de que el gobierno de Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva y nexos con los extremistas de la red terrorista Al Qaeda.
Luego de no hallarse armas de destrucción masiva el gobierno de Bush reformuló su estrategia y empezó a vender la guerra como necesaria para «llevar la democracia a Oriente Medio», como recuerda hoy el diario The New York Times.
En el apogeo del conflicto, en 2007, EE.UU. llegó a tener en Irak más de 500 bases y 150.000 militares.
Las informaciones oficiales acusan que en el conflicto han muerto más de 100.000 iraquíes, muchos de ellos civiles. En tanto, del lado estadounidense habían fallecido 4.487 soldados hasta el pasado viernes y otros 32.226 habían resultado heridos, según estadísticas del Pentágono.
Claro que investigaciones independientes calculan que más de 1,2 millones de iraquíes han tenido una muerte violenta como resultado de la invasión. Así lo señala un estudio del prestigioso grupo británico de investigación Opinion Research Business (ORB).
Dichas cifras evidencian que la ocupación de Irak rivalizan con las matanzas masivas del siglo XX -el número de víctimas mortales sobrepasa las 800.000 a 900.000 que se estima murieron durante el genocidio de Ruanda en 1994, y ya se aproxima a la cantidad (1,7 millones) de los que fallecieron en los tristemente famosos «Campos de la Muerte» en Camboya, durante la era del Khmer Rojo en la década de los 70 del siglo pasado.
UNA PUERTA ABIERTA PARA ENVIAR MÁS SOLDADOS
El costo económico para Estados Unidos para mantener las tropas en Irak alcanza la cifra de cerca de 800.000 millones de dólares.
El convenio firmado entre las autoridades de EE.UU. e Irak sobre la retirada establece que unos pocos cientos de militares y civiles del Pentágono seguirán trabajando asociados a la embajada en Bagdad más allá del 31 de diciembre para entrenar y formar a las fuerzas armadas locales.
Sigue también abierta la puerta para negociar el próximo año una fórmula para permitir que contingentes militares de EE.UU. vuelvan al país árabe para colaborar con sus homólogos iraquíes en distintas tareas.
Algunos analistas ven vacíos en la capacidad de Irak para defender su territorio soberano y proteger las plataformas petrolíferas en el Golfo Pérsico.
Además, persiste el temor a que resurja la violencia, alentado por informes militares que señalan que las tropas de EE.UU. aún sufren ataques casi a diario, y a que Irán, uno de los eternos enemigos de Washington, pueda intentar aumentar su influencia entre la mayoría de población chií.
El Ciudadano