La disonancia entre las proyecciones realizadas por las principales encuestadoras del país -reproducidas hasta la fatiga por los medios de comunicación- y los resultados de la elección de este domingo, obligan a preguntarse qué pasó, cómo se produce tal distancia, y cuál es el país que se esconde tras la asfixia del espacio público bajo sus preceptos.
Un analista que ha mirado largamente la historia de Chile, Rafael Gumucio, padre del escritor del mismo nombre y tío de Marco Enríquez-Ominami, conversó con El Ciudadano al respecto. El historiador y columnista afirma que los resultados de las presidenciales y las parlamentarias, sumado a la distancia de tales resultados respecto de las proyecciones, zanjarían “la destrucción de la Concertación”. Pero advierte al Frente Amplio: “el camino a la derrota puede ser muy rápido”.
Las principales encuestadoras en Chile no solo hacen proyecciones, sino que además copan la tinta que se gasta en los medios de comunicación impresos, los minutos de la televisión. Toda esa imagen construida se desarmó con los resultados de las votaciones. ¿Qué pasa?
Considero que las encuestadoras son las más derrotadas en estas elecciones y en todo el mundo. Con voto voluntario es imposible realizar proyecciones, siempre se equivocan. A las encuestas no se les puede creer nada, pues se demuestra que manipulan a la opinión pública. La encuesta CEP, que era de las más serias, se equivoca completamente. Y finalmente trabajaron para Piñera; Cadem también.
Cabe decir, eso sí, que todos nos equivocamos con el resultado del Frente Amplio. La mejor encuesta decía que alcanzarían 10 diputados, y fue totalmente inesperado su resultado. A Beatriz se le daba máximo 17% en el mejor de los casos. Marco Enríquez le iba a restar votos. No lo hizo. En cambio, Beatriz se los quitó a Guillier. Este panorama nos permite afirmar que es la Concertación lo que se destruyó.
Sin embargo, siempre habrá encuestas para hacer bailar a los opinólogos y a los medios de comunicación. Estos últimos repiten ideas y repiten las encuestas. Eso está claro. En la mañana en que fuimos a votar, suponíamos que Piñera ganaría por lejos. Se decía que mínimo sacaba un 40% y algún audaz indicó que sería 47%. Ese ambiente lo crean los medios de comunicación que parecen ser propios de una república que se llama Tontilandia.
Entonces, ¿a quiénes representan las encuestas y los medios de comunicación?
Representan a la Derecha. No tienen necesariamente mala intención, pero tienen su corazoncito. Y sus metodologías son inaplicables con el voto voluntario. El cálculo del voto probable es una estupidez. Están condenadas a ser vapuleadas. Hay que ser muy tonto o tener mucha plata para contratar una encuestadora. Ahí los periodistas también son responsables, porque terminan cubriendo siempre quién se come a quién.
A lo que apuntamos bien todos es a la destrucción de la Democracia Cristiana. Tampoco estuvimos lejos sobre Kast y su buena votación. Por otra parte, la votación de Guillier es mala. Sacar un 23% es muy malo. Si hasta Eduardito Frei tuvo 29% (en 2009). Alejandro Guillier es un candidato de puras dudas.
Esos son los números, ¿cuál es su balance político?
El 20% de Marco en 2009 es igual solo en la cifra con el resultado del Frente Amplio. Lo que me parece interesante es: Arrate y Marco sumaban 29% ese año. Ahora, la suma de Beatriz, Marco, Artés y Navarro, suman 27%. Es decir, habría un mundo de izquierda de un tercio. Eso es acaso lo más interesante. Son épocas distintas. Para usar una imagen bíblica, ME-O es como Juan Bautista con su cabeza degollada sobre la bandeja de plata. Beatriz sería como un Jesuscristo. Dios, con su mano izquierda la tocó y dijo: bienaventurada Beatriz.
Pero el camino a la derrota puede ser muy rápido. Los adherentes de Beatriz no ocupan lógicas partidarias.
La situación también es terrible para el Frente Amplio, no quisiera estar en sus zapatos. Comparemos con el caso de Podemos, en España. Ellos quedaron aislados, porque no han podido aspirar a ser Gobierno, dado su quiebre con el Partido Socialista Obrero (el partido de la socialdemocracia española, análogo con la Concertación). Entonces, imaginemos que gana Piñera. De nuevo tendríamos una izquierda desperdigada. Me carga la Concertación, pero si se piensa la historia, solo se avanza con unidad.
Beatriz recuperó liderazgo sobre el Frente Amplio. En su último discurso estuvo brillante. Éste es el momento de los conductores políticos.
¿Y qué pasa con los otros actores políticos? Señalaste la destrucción de la Concertación
Sí, por un lado está la muy mala votación de Guillier, que es un candidato lleno de dudas. Por otro lado, perdieron candidatos emblemáticos de un alma de la DC, además de la baja votación de su candidata. En cambio, se rearticula la otra alma histórica de la DC, su alma más popular.
En la Concertación el Partido Comunista es lo único que queda leal.
Por el lado de la Derecha, días antes de la votación dijeron que a José Antonio Kast le iría muy bien. Y así se condujo la votación. Eso implica que el triunfo de Piñera puede ser muy difícil para la izquierda y dibujar otro panorama muy distinto a 2009. Este no es el Piñera-DC del primer Gobierno. Es uno mucho más conservador e integrista.
Por Javier Paredes Godoy/ @jparedesgodoy