Se ha señalado que América Latina no sería prioritaria para el gobierno de Obama. No obstante, en la última década ha continuado la instalación de bases militares de Estados Unidos al sur del río Bravo y se utilizan puertos en Panamá y Costa Rica para las operaciones de los barcos de guerra, puesto se ha reactivado la Cuarta Flota para patrullar nuestros mares.
Además de la vigilancia desde el mar, se mantiene la vigilancia desde el aire, mediante aviones espías y satélites, a lo que se suma la habitual actividad de inteligencia y de ingerencia de las embajadas norteamericanas en los distintos países del mundo y, en particular, en nuestro continente.
En El Salvador y en Perú, Estados Unidos ha instalado la Academia Internacional de Aplicación de la Ley (Ilea), para adiestrar a los policías del sur en la resolución de conflictos internos de sus respectivos países, de lo cual en Chile se ha tenido demostraciones, a través de la represión ejercida por Carabineros hacia el pueblo mapuche y hacia las manifestaciones de defensa de la naturaleza y el movimiento estudiantil.
A la institución de Ilea se ha agregado la Academia Nacional de Formación y Desarrollo Policial, establecida en Puebla, México, el reciente 10 de mayo, como parte del Plan Mérida y con un costo de veintidós millones de dólares. La primera piedra la puso Keith W. Mines, director general de la Iniciativa Mérida y miembro del Departamento de Estado de Estados Unidos.
Por su parte, la Escuela de las Américas ha seguido operando. Su nombre actual es Instituto de Cooperación y Seguridad del Hemisferio Occidental (Whinsec). Esta Academia fue fundada en 1946 en Panamá, bajo la dirección del ejército de Estados Unidos, destinada a preparar soldados latinoamericanos en materias militares. En 1984 fue expulsada de Panamá y, desde entonces, opera en Fort Benning, Georgia, Estados Unidos. En 1996, en este recinto se descubrieron manuales de entrenamiento que aconsejaban ejecuciones y torturas para el “enemigo interno”, concepto inferido de la Ideología de la Seguridad Nacional.
El Pentágono se niega a entregar los nombres de los graduados desde el 2005. Luego, no es sorprendente que en 2009, dos graduados de la Escuela de las Américas, Romeo Vásquez, ex Jefe del Estado Mayor Conjunto y el general Luis Prince Suazo, Jefe de la Fuerza Aérea, hayan encabezado el golpe de Estado en Honduras, a fines de 2009.
Un Informe de Medicina Legal de Colombia, señala que en dicho país se han registrado 38 mil 255 personas desaparecidas en los últimos tres años. Colombia es el país que envía el mayor número de soldados a la Escuela de las Américas.
Tras las campañas del Observatorio por el cierre de la Escuela de las Américas, los gobiernos de Argentina, Uruguay, Bolivia y Venezuela no han continuado enviando soldados a ese lugar. Sí han continuado preparando soldados y policías Colombia, Ecuador, Chile, Paraguay, Brasil, Guatemala, México, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Panamá y Costa Rica.
La Escuela de las Américas debe terminarse definitivamente y sus responsables deben rendir cuentas por los cientos de graduados que han sido violadores de derechos humanos.
Violadores de derechos humanos que se instalaron y diseñaron el paisaje que se dibujó en el patio trasero de los Estados Unidos de América.
Por Hervi Lara
Comité Ético Contra la Tortura (CECT)