El consumo de alcohol puede inspirar un comportamiento alegre y optimista en algunas personas, pero también puede llevar a estados de tristeza o amargura. Ahora un grupo de investigadores ha encontrado algo que muchas personas con cultura etílica habían intuido: las emociones provocadas por el alcohol dependen en alguna medida de cuál es la bebida que estemos tomando.
Un sondeo internacional reveló que los destilados (o bebidas espirituosas) con frecuencia se asocian con sentimientos enérgicos, autoconfianza y sensualidad, los que por otro lado también pueden incluir rabia o ganas de llorar. En cambio el vino tinto ayuda a la relajación, pero también al agotamiento.
Mientras los investigadores dicen que las razones de estas relaciones pueden ser complejas, esperan que el estudio ayude a los consumidores a pensar qué tipo de alcohol les conviene más tomar.
«Desde la perspectiva de la salud pública, muchas veces nos concentramos en temas relacionados con el cáncer, las enfermedades cardíacas y el hígado, pero un aspecto importante es el equilibrio de las emociones facilitadas por el acohol», dice el coautor del estudio, Mark Bellis, de Public Health Wales NHS Trust, Reino Unido.
El estdudio, publicado en la revista BMJ Open, se basa en cuestionarios anónimos en línea, completados por individuos entre los 18 y 34 años, que habían tomado alcohol en el último año. Como parte de un sondeo internacional sobre alcohol y uso de drogas, las preguntas indagaron en el tipo de alcohol que se toma y las emociones asociadas. el cuestionario se aplicó en 11 leguas diferentes, con participantes de 21 países.
Los resultados se basaron en los informes de casi 30.000 participantes, quienes reportaron haber bebido vino (tinto y blanco), cerveza y destilados en el último año. Las respuestas revelaron que ciertos tipos de bebidas alcohólicas parecen estar ligadas a ciertas emociones particulares.
Casi un 53% de los participantes dijo que tomar vino tinto los hacía sentir relajados, una emoción que también se asoció con la cerveza en casi un 50% de los participantes y con el vino blanco en casi un 33%. En contraste con esto, los destilados se relacionaron más con la confianza, en poco más de 59%, la energía, en más de un 58%, y la sensualidad, en poco más de un 42%.
Sin embargo los destilados se suelen asociar mayormente con sentimientos negativos, como las ganas de llorar, en casi un 48% de los participantes, y con la agresividad, en casi un 30%. Sobre un 60% de las personas encuestadas dijeron asociar el vino tinto con sentimientos de cansancio, mientras el vino blanco fue la bebida menos asociada a las ganas de llorar, con solo un 10% de las respuestas.
«En general, los destilados muestran una relación más fuerte en todos los resultados, además de los asociados con el vino tinto, la relajación y el cansancio», dijo Bellis, citado en The Guardian.
Un análisis posterior, que tuvo en cuenta factores como la edad, reveló que generalmente las mujeres eran más propensas a reportar que sentían una diversidad de emociones al beber alcohol, y que los hombres tendían a reportar sentimientos de agresión con más frecuencia.
Las diversas emociones reportadas por los participantes, positivas o negativas, generalmente aumentaban con la pesadez del alcohol, y cuando se consideraron la edad, el origen educativo y el sexo de los participantes, se encontraron diferencias adicionales con respecto a las diversas bebidas y sus influencias.
Se encontró que era más probable que el alcohol estuviera relacionado con sentimientos de relajación y cansancio cuando se bebía en casa, mientras la confianza, la sensualidad, la energía (y sentirse enfermo o agresivo) eran más probables cuando se bebía en lugares públicos.
Sin embargo el estudio tiene limitaciones, sobre todo porque se basó en un grupo de participantes auto-seleccionados, lo que significa que podría haber concentrado a aquellos con más probabilidades de tomar drogas y beber. Tampoco se tomó en cuenta cuánto bebían los participantes en una sola ocasión o si mezclaban bebidas, y confió en que los participantes recordaran cómo se sentían en el momento aludido.
Además no está totalmente claro si el alcohol en sí provocó las emociones o si la situación social también desempeñó un papel. La concentración del alcohol, la presencia de otros ingredientes y las expectativas de las personas de las bebidas también podrían ser factores importantes.
El Ciudadano, vía The Guardian