Este sábado 25 y domingo 26 de noviembre se realizará en la quinta región el Festival por la Diversidad de Valparaíso, un certamen artístico inclusivo organizado por el Centro Cultural La Casa de los Peces, que ofrecerá talleres abiertos a la comunidad, un concierto de Pascuala Ilabaca y un emotivo homenaje a Violeta Parra, entre otras actividades.
Sobre esta experiencia, sus objetivos, la importancia de la integración en el arte y también respecto de la Teletón, conversamos con Nicky González, directora del evento.
¿Cómo surge la idea de hacer este festival?
Nace como una instancia para superar ciertas barreras del entorno que impiden la participación en actividades e iniciativas culturales. Hace dos años Senadis (Servicio Nacional de la Discapacidad) hizo un estudio nacional sobre discapacidad, en donde dejaron ver que un 40% de las personas con diversidad funcional o en situación de discapacidad, tiene dificultades de acceso a la cultura y las artes, entonces por lo mismo nosotros quisimos hacer una instancia más bien integral, en donde se mezclaran varias cosas, como talleres formativos, actividades de sonoterapia y mesas de asociatividad con organizaciones inclusivas, para trabajar estas mismas problemáticas de accesibilidad a la cultura, y también actividades presenciales como conciertos y presentaciones en vivo.
¿Qué evaluación hacen de las actividades anteriores que han realizado?
En el último año hemos hecho varias actividades, tanto musicales como exposiciones que los mismos participantes de La Casa de los Peces han realizado. Por ejemplo, en el Consejo de la Cultura realizamos una exposición en colaboración con Tsonami, que es un festival de arte sonoro, y principalmente con Felix Blume, que es un ingeniero en sonido francés que impulsó este proyecto que desarrollaron los chicos ciegos.
La evaluación de estos eventos es principalmente que podemos realizar una actividad adaptada, que en el fondo es inclusiva porque es para todos, y a bajo costo. De hecho, los mismos talleres que desarrollamos de manera gratuita -como braille, por ejemplo- los mismos chicos los pueden replicar y en esta misma instancia, lo que se relaciona también a un trabajo colaborativo entre los mismos integrantes de La Casa de los Peces que van realizando en braille, otros en lengua de señas, etcétera. Es cosa de voluntad. Al final uno se da cuenta que cada detalle que uno va aportando puede contribuir a esta construcción colectiva de generar un espacio abierto, sin costo, de accesibilidad no solamente a personas que presentan diversidad funcional, sino que un espacio abierto también a la comunidad, familiar; y ese es como el gran valor que podemos ver en los eventos que hemos realizado, la participación de toda la familia, porque es súper importante ese apoyo para los chiquillos que están trabajando desde el arte.
¿Cuál es la riqueza de la integración a través del arte?
Pienso que el arte y la cultura son vehículos de expresión, también de desahogo y por lo mismo de sanación. En los talleres no solamente participan personas con diversidad funcional o en situación de discapacidad, sino que es un grupo complementario; participan sus familias, amigos, otras personas que han llegado al taller en distintas circunstancias para aprender algún instrumento, para sentirse acompañados, para encontrarse con otros. Y también se ha trabajado la depresión, la salud mental, hay distintos elementos que funcionan en torno al arte y al trabajo con ellos. Y también es importante el disfrute, muchas veces.
¿Cómo ha sido el apoyo de las autoridades al evento?
El quehacer de La Casa de los Peces no depende del apoyo de las autoridades, no es algo imprescindible, depende más que nada del compromiso, del cariño que uno le tiene a este trabajo que es voluntario, el compromiso de los chiquillos por participar. Y al menos esta instancia está en el contexto de la adjudicación de un proyecto Fondart del Consejo de la Cultura. Y más interés por el proyecto que haber participado en el lanzamiento -la directora del Consejo- no ha habido. Pero, por ejemplo, en la Oficina de Discapacidad de la Municipalidad (de Valparaíso), sí se ha visto un mayor interés por la organización, se han acercado, han generado instancias, actividades, nos difunden harto, así es que por ahí ha habido mayor interés.
¿Qué significa para ustedes la participación de Pascuala Ilabaca?
Bueno, la Pascuala nos contactó en un principio -ella había participado en una gala que tuvimos, y también en un taller de música- porque estaba trabajando también inclusión dentro de sus presentaciones; nos contactó por este fondo que se había abierto en el Consejo de la Cultura, y ella nos ayudó a postular. En el fondo es la productora artística del festival, y que más que nada es el trabajo con los chicos ciegos que están participando del concierto. Es positivo que una artista local se interese por hacer sus presentaciones adaptadas para todos y que también se haya incluido en la puesta en escena.
Estamos a días de una nueva versión de la Teletón. De acuerdo a la experiencia que tienen ustedes, ¿cómo observan ese evento?
Hace un par de años nosotros trabajamos con una chiquitita que estaba trabajando con su familia, que participaba en el taller musical, la Amanda, quien tienen tetraplejia espástica, y desde ahí entendimos que esta institución realiza un trabajo súper profesional, que es bien integral. El único pero sería que son muy pocas atenciones por pacientes, porque tienen una alta demanda; hay que entender que la diversidad motora es una de las principales diversidades, con un alto porcentaje dentro de Chile, y de ahí viene la diversidad visual, entonces es una institución bien demandada.
Pero en lo que no estamos de acuerdo es con toda esta campaña mediática que se genera en torno al aprovechamiento de la imagen de la inclusión, y del uso de los mismos «chicos símbolo», porque es una excusa para intereses de poder y económicos, porque dentro del directorio está el gerente de LAN, por ejemplo; hay distintos empresarios que buscan la reducción de los impuestos, y eso se disfraza en torno a toda una campaña masiva de supuesta sensibilización, pero que no dura más de dos días.
Daniel Labbé Yáñez