En los campos suizos el tiempo de cosecha de marihuana está llegando a su fin y los trabajadores están distribuyéndola en las tiendas de Francia y Suiza. Pronto el producto podría estar disponible en gran parte de Europa.
El hombre detrás de la operación es Jonas Duclos, un ex banquero de 31 años que está haciendo algo completamente legal. Su negocio, CBD420, vende BlueDream, una variedad de cannabis cultivada para asegurar que el nivel de tetrahidrocannabinol (THC), principal ingrediente psicoactivo, sea lo suficientemente bajo (0,2%) como para que el producto sea legal en la mayoría de los países europeos (con excepción del Reino Unido, donde cualquier rastro de THC está prohibido).
Aunque es baja en THC, BlueDream tiene un alto contenido de cannabidiol (CBD), otro compuesto del cannabis que no es psicoactivo y que ha demostrado tener cualidades medicinales; por ejemplo, como potente antiinflamatorio. En Europal el CDB no es una sustancia controlada y en Gran Bretaña no requiere una licencia del Ministerio del Interior para comercializarse.
La hierba legal de Duclos está a la venta en más de 1.000 tiendas de tabaco en Suiza, donde se permite THC con hasta un 1% de concentración, y en unas 20 tiendas en Francia, donde el límite es 0,2%.
«Existe una laguna que nos permite lanzarlo al mercado», explica Duclos. Ahora el plan es llevar el producto a otro lugar de Europa, con Italia entre sus próximos objetivos. El cáñamo de la compañía, con bajo contenido de THC, es ilegal en el Reino Unido, pero sus aceites y bálsamos con CBD estarán disponibles en algunas tiendas británicas a partir de mediados de diciembre.
Para cumplir con la ley europea, Duclos tiene que asegurarse de que sus productos de CBD no se comercialicen como medicamentos. El año pasado, la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido (MHRA) dictaminó que cualquier producto que contenga CBD comercializado como medicamento debe tener una licencia antes de poder venderse.
Ian Hamilton, profesor de salud mental en la Universidad de York, explica que «existe una considerable confusión sobre el estado legal de los productos que contienen extractos de cannabis como el cannabidiol. Los proveedores de estos productos fueron instruidos por la MHRA para que eliminasen los productos que estaban vendiendo, hasta que se obtuviera la licencia correspondiente. Pero esto dejará a muchas personas inseguras sobre si están violando la ley o no».
Duclos dice que la lenta expansión de BlueDream en Francia se debe a la incertidumbre sobre cómo responderá el gobierno. «Cada tienda recibe un pedido de 100 jarras para evitar cualquier reacción de las autoridades… Pero la demanda es enorme», afirma.
«Si el gobierno francés se opone, es su elección, pero la población allá es muy pro-cannabis». Veremos. Obviamente no es nuestra decisión; cumpliremos y detendremos cualquier distribución en Francia si es necesario. Por ahora todo lo que podemos hacer es asegurarnos de que nuestros productos respeten el nivel de THC por debajo del 0,2% y, al igual que en Suiza, no podemos comercializar cáñamo como medicamento», explica Duclos.
El creciente interés en los productos con extracto de cannabis se da en un momento de cambios en las leyes sobre el consumo de marihuana. Varios países europeos han relajado sus leyes, incluidos los Países Bajos, España y Portugal. En Estados Unidos, ocho estados han legalizado formalmente el uso recreativo de la droga, publica The Guardian.
Dichos cambios en la legislación también han llevado a los científicos a solicitar una forma más segura de producir cannabis. Una sugerencia es aumentar los niveles de CBD para que los usuarios puedan obtener sus beneficios mientras disminuyen los efectos del THC.
Amir Englund y otros investigadores del King’s College de Londres han comenzado un estudio experimental para encontrar la relación óptima entre el THC y el CBD. A los voluntarios se les dan proporciones de THC a CBD de 1:0, 1:1, 1:2 y 1:3, para analizar qué combinación se asocia con efectos más suaves en la memoria y la paranoia.
«Todo lo que necesitamos ahora es una verdadera ley y regulación sobre el uso de estas sustancias para todos, para que las autoridades apliquen la ley y para que todos los productos sean controlados. Una ley que cubra todos los aspectos para que las personas obtengan el producto más honesto posible y puedan elegir qué nivel de THC y CBD desean, de acuerdo sus necesidades. Bajo una regulación controlada incluso podemos esperar una mejor educación para todos, una disminución del mercado negro e ingresos fiscales, para que aumenten los impuestos para el Estado, como ha ocurrido en Estados Unidos», dice Duclos.
El Ciudadano, vía The Guardian