El viejo pascuero y la amanita muscaria

Unas setas enteógenas de color rojo con pintas blancas, unos renos que les gusta embriagarse y un obispo de Anatolia del siglo IV son los ingredientes que decantaron en el omnipresente viejito pascuero que recorre en una noche el planeta repartiendo regalos

El viejo pascuero y la amanita muscaria

Autor: Mauricio Becerra

Unas setas enteógenas de color rojo con pintas blancas, unos renos que les gusta embriagarse y un obispo de Anatolia del siglo IV son los ingredientes que decantaron en el omnipresente viejito pascuero que recorre en una noche el planeta repartiendo regalos. Si quiere saber la historia súbase al trineo que el viaje parte.

Los orígenes del viejo pascuero conducen a una particular seta de color rojo y pintas blancas: la amanita muscaria. Según varios investigadores la tradición navideña es una deformación de las prácticas rituales del pueblo Sami de Laponia, quienes habitan el Polo Norte.

La práctica de los sami, uno de los pueblos más antiguos de la humanidad, de comer amanitas y dárselas también a sus renos, en los días posteriores al solsticio de invierno del hemisferio norte se extendió hacia Europa central en el siglo XIX y, capitalismo cultural de por medio, hoy a casi todo el planeta.

No sólo el traje rojo y blanco de Santa Claus es una analogía con la amanita, también la idea que circuló a principios del siglo XX y que sitúa el hogar de Papa Noel en el Polo Ártico, en la Península Escandinava. Allá también viven los sami.

Según sostiene el etnobotánico Terence Mckenna, autor de El Manjar de los Dioses, la noción de que el Viejo Pascuero tenga una fábrica mágica de juguetes operada por duendes se conecta con las tradiciones chamánicas que tienen a los duendes y lo nomos como fabricantes de objetos a partir del lenguaje y lúdicos guardianes del oro.

El viaje en una noche alrededor del mundo repartiendo regalos sería una representación del viaje astral alrededor del axis mundi o ‘eje del mundo’, símbolo presente en numerosas culturas y que expresa un punto de conexión entre el cielo y la tierra en el que convergen todos los rumbos de una brújula.

Además la tradición de mantener un pino navideño en los hogares se asocia a que las amanitas crecen bajo los pinos y abedules de forma similar a los regalos de navidad que aparecen de la noche a la mañana.

LOS RENOS DE LOS SAMI

Las creencias religiosas de los sami le otorgan especial importancia a las señales de la naturaleza. Sus chamanes usaban las amanitas para sus rituales e incluso bebían la orina del reno que hallaban bajo los efectos de la seta. Entrado ya el trance se ponían en contacto con el gran espíritu del reno.

La tradición sami reserva al chamán, persona que reúne y cultiva las habilidades de un sacerdote, médico, ser el puente entre el mundo visible e invisible, como señala el historiador de las religiones, Mircea Eliade.

Los renos tienen la costumbre de comer amanita muscaria, lo que da cuenta de que el ánimo de modificar la conciencia no es un atributo solamente humano.

La idea del viaje astral producido por las amanitas era interpreta como vehiculizada por los renos. Así, los renos de los samis derivaron de ser capaces de volar por el axis mundi a dar la vuelta al mundo conducidos por Santa Claus.

EL HONGO DE SOMBRERO ROJO

Se cree que la amanita muscaria es el hongo psicoactivo más antiguo empleado por la humanidad. El etnomicólogo Gordon Wasson postula que se trata del ‘soma’, la divina sustancia de la tradición védica.

La seta de sombrero color rojo jaspeado con pintas blancas tiene como compuesto activo el ácido iboténico que al ponerla al sol o secarla al fuego se transforma en muscimol, sustancia que al beberse es un potente enteógeno*.

Las amanitas crecen bajo los pinos y abedules, especies con las que forman una relación micorrizógena, y se distribuyen por los bosques de Europa, Asia y América. En Chile crecen en las zonas cercanas a Valdivia luego de las primeras lluvias de otoño; en Colombia se reparten en los valles del Cauca y el departamento de Antioquia.

Diversos pueblos de Asia y Europa central la reconocen como potente enteógeno, por lo que la tienen muy ligada a sus tradiciones. La evidencia más antigua del uso de amanita muscaria se basa en análisis lingüísticos de Asia del norte, unos 4.000 años A.c., cuando el lenguaje urálico se dividió en dos ramas y en ambas contienen la raíz ‘pang’ que significa ‘ebrio’, nombre que a la vez es dado a la amanita. Esto sugiere que las propiedades psicoactivas de este hongo eran ya conocidas.

La utilizan los chukchi en Siberia, en donde se han encontrado petroglifos de figuras antropomórficas con hongos en sus cabezas, que datan de 1000 a 2000 años A.c.; los sami (lapones) en el Polo Ártico, además de los koriak, los cheremies, los vogules iukaguir, los zirianos iukaguir y los kamchadales de la península de Kamchatka y otras tribus de Siberia Central en las cercanías de los ríos Ob y Yenisei. En Estados Unidos es usada por los chippewa y los dogrib, pueblos asentados al sur de la frontera entre los Estados Unidos y Canadá.

Por mucho tiempo se creyó que el origen de las amanitas eran los rayos, por lo que se le atribuye un origen divino. Incluso, John Allegro, uno de los traductores de los Manuscritos del Mar Muerto, formuló la hipótesis de que Jesús fue el símbolo de un hongo alucinógeno que fungía como sacramento de una sociedad secreta de iniciados en su libro The Sacred Mushroom and the Cross. El hongo sería la amanita muscaria.

Allegro repara en la analogía de que Jesús al igual que la amanita, no disemina sus semillas, sino que eyacula microscópicas esporas que crean una red biológica en la base de árboles coníferos.

DE UN OBISPO DE ANATOLIA A CAMPAÑA DE LA COCA COLA

La tradición cristiana si bien no reconoce estas asociaciones, remonta el origen del Viejo Pascuero al recuerdo de un obispo de origen griego llamado Nicolás que vivió en el siglo IV en Anatolia, la actual Turquía. El obispo fue una de las personas más veneradas por el cristianismo medieval y aún hoy se conservan sus reliquias en la basílica de San Nicolás, en Bari, Italia.

Imagen de Thomas Nast que dio la imagen gorda y bonachona al Viejo Pascuero

La tradición de los regalos se remonta a las fiestas realizadas a mediados de diciembre en la antigua Roma en honor a Saturno, las que finalizaban con obsequios dados a los niños por los mayores.

Claro que tradiciones de regalos a niños se desparraman en diversas culturas y épocas de la historia de Occidente. En Italia los niños italianos recibían regalos de un hada llamada Befana o en Cataluña y algunas zonas de Aragón es un tronco mágico llamado Tió de Nadal el que los dispensa.

Cuando holandeses emigraron a Nueva York llevaron consigo la costumbre de festejar a su patrono Sinterklaas, cuya festividad se celebra en Holanda entre el 5 y el 6 de diciembre. En 1809 el escritor Washington Irving en su libro Historia de Nueva York deformó el nombre de Sinterklaas por el de Santa Claus y en 1823 el poeta Clement Clarke Moore publicó un poema que daba cuerpo al actual mito de Santa Claus, aunque como un duende delgado que regala juguetes a los niños en víspera de navidad y que se transporta en un trineo tirado por nueve renos, incluyendo a Rudolph.

En 1863 el dibujante alemán Thomas Nast le dio la actual fisonomía de gordo barbudo bonachón a Santa Claus. A fines del siglo XIX, una campaña de la estadounidense Lomen Company definiría que Papá Noel procedería del Polo Norte y se transportaba en renos.

En 1931 Coca Cola saca la versión reciclada de Santa Claus que había encargado al pintor Habdon Sundblom. Si bien los colores rojos y blancos los arrastraba la tradición, la fábrica de gaseosas le puso gran empeño en la difusión de la imagen. Hoy la industria del retail, la televisión hambrienta de publicidad y producir consumos, redujeron la tradición a la compra de regalos. Era que no si la tradición de chamanes, viajes astrales y renos es mucho menos rentable que vender regalos.

Por Mauricio Becerra R.

@kalidoscop

El Ciudadano

* Etimológicamente significa ‘lleva Dios dentro’.

VEA EL VIDEO DE LA BBC SOBRE RENOS Y AMANITAS


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano