La ciudad de Bayas alguna vez fue un crisol de la alta cultura romana, llena de opulencia, vino y lujo. Más de 1.700 años más tarde, la gran ciudad se ha perdido por las fuerzas de la naturaleza y ahora yace bajo las olas. Sin embargo todavía conserva su belleza, aunque de una manera diferente.
Estas impresionantes fotografías del fotógrafo italiano Antonio Busiello ofrecen una rara visión de la ciudad que una vez fue próspera.
Hacia el final de la República Romana y el surgimiento del Imperio Romano, Bayas era un lugar popular para las élites, que venían a tomar el sol del Mediterráneo y a gastar sus riquezas.
La hermosa ciudad tenía calles adoquinadas, mosaicos, estatuas, balnearios e incluso las lujosas villas de Julio César y el emperador Nerón. También fue el hogar de numerosos templos dedicados a Mercurio, Venus y Diana. Después de permanecer intactos durante siglos, las ruinas se han convertido en un refugio para la vida marina.
Los científicos hace poco descubrieron que las villas de Bayas se construyeron utilizando el mármol blanco más fino enviado desde las canteras de Italia, Turquía y Grecia.
La ciudad sumergida se encuentra en las profundidades del Golfo de Nápoles, un hermoso golfo de 15 kilómetros de ancho frente a la costa sudoeste de Italia. La ciudad quedó sumergida en la bahía tras siglos de actividad sísmica y volcánica. Después de todo la ciudad yacía cerca del Monte Vesubio, el volcán que destruyó las ciudades de Pompeya y Herculano en el año 79 a.C. con una de las erupciones volcánicas más catastróficas de la historia europea. Sin embargo esta actividad volcánica proporcionó a la ciudad energía geotérmica que generó aguas termales.
En 2014 hubo fuertes inundaciones al sur de Nápoles, causando deslizamientos de tierra para exponer partes de las antiguas murallas romanas de Bayas, pero en general las ruinas de la ciudad siguen siendo esquivas y misteriosas.
El Ciudadano, vía IFLScience