Una madre de Oklahoma estaba preocupada por Dovey, el perro su familia que comenzó a perder peso de forma repentina. Sin pensarlo mucho decidió llevar a la mascota con un veterinario sin imaginar lo que encontrarían en su interior.
Es necesario destacar que Dovey, el perro de la casa, es muy amigo del bebé de la familia, por lo cual pasan bastante tiempo juntos e incluso son compañeros de juego, situación que pese a resultar adorable le estaba provocando severos problemas de salud al can.
Aparentemente, en los extensos momentos de juego que vivían el niño y el perro, Dovey se sintió atraído por los chupetes del bebé y decidió morderlos y tragarlos. La madre de la familia desconocía esta situación y no entendía por qué los chupetes de su hijo desaparecían todos los días.
No importaba la cantidad de chupetes nuevos que fuesen obsequiados al bebé, ya que Dovey se encargaba de comerlos sin percatarse del terrible daño que le hacía a su salud.
Tras notar que el perro estaba muy débil y que había perdido mucho peso, la mujer decidió llevarlo a veterinario.
La desaparición de los chupetes estaba directamente ligada con el deteriorado estado de salud del perrito, situación que fue corroborada por el Dr. Chris Rispoli quien en un principio no encontraba el origen del problema.
Tras realizar varios exámenes, Rispoli decidió realizar una radiografía. El examen reveló que Dovey escondía cerca de 21 chupetes en su estómago.
Finalmente el perro fue intervenido de urgencia y se lograron extraer todos los chupetes que estaban almacenados en su interior.
Actualmente Dovey se recupera junto a su familia.
Con información de La Opinión.
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