Hay una temática que se repite constantemente en la literatura erótica para mujeres y que es avalada por la búsqueda de pornografía.
Según el libro «A Billion Wicked Thoughts», escrito por los ingenieros de Google, Ogi Ogas y Sai Gaddam, y que estudió las millones de búsquedas en internet que mueven los deseos de los hombres y mujeres, se descubrió que lo que las mujeres buscan fundamentalmente en la pornografía y en la literatura erótica es un arquetipo de hombre malo o salvaje y poderoso, al cual logran domar o civilizar con su amor. Mientras, la exploración erótica masculina se centra en cosas muchos más crudas. Por ejemplo, la mayor búsqueda en sitios de porno es «mom».
Al parecer, las mujeres prefieren algo que vaya más allá de lo meramente visual, dado que tienen una sexualidad más compleja y fantasean con una historia que involucre la idea de la fuerza bruta y el poder con la gentileza y la belleza.
Esto lo interpreta Jordan Peterson como la reiteración del arquetipo de «La Bella y la Bestia» o, en su versión moderna, de «50 Shades of Grey».
Ogas y Gaddam intentaron registrar las estructuras arquetípicas del uso pornográfico femenino. Las historias de romance de Harlequin [la principal y mulimillonaria compañía de novelas de romance] son historias sobre cómo una deseada mujer virginal doma a un hombre salvaje. Y si piensas que las mujeres no quieren eso, entonces debes de encontrar una explicación para «50 Shades of Grey», que es la novela que más rápido se ha vendido en la historia, y es exactamente correcta en su arquetipo: es «La Bella y la Bestia«.
De esta manera, se demostró que la fantasía porno femenina es: hombre salvaje, a quien relativamente no le importan los deseos de los demás, sumamente atractivo (por lo tanto confiere alto estatus), es domado por la magia de una mujer soltera y llevado a una relación con ella. Como dijera Henry Kissinger «el poder es el máximo afrodisiaco», lo cual ciertamente entra en consonancia con la biología evolutiva. El poder es la característica fundamental que puede apreciar una mujer en un hombre que le podría asegurar protección para sus hijos y seguridad para ella misma.
Al sentirse atraídas por el poder, las mujeres, según Jordan Peterson, están haciendo una selección de los rasgos asociados con el macho alfa, muchos de los cuales luego producen la cultura de testosterona o el llamado patriarcado y llevan a situaciones en las que mujeres se vuelven víctimas de estas mismas características en situaciones de abuso o de explotación.
Sin embargo, el impulso hacia el poder es en buena medida biológica -lo cual tampoco significa que es irreversible o que entonces debe aceptarse sin más-. De cualquier manera, la realidad es que el poder es atractivo y en la búsqueda del poder, que es competencia constante, se desarrollan rasgos que están asociados con el abuso de los demás. Habría también que preguntarnos por la lógica del poder en las mujeres, ya que ellas también desarrollan características que les permiten conseguir a las parejas sexuales que desean por sobre las demás mujeres, entablando un juego de poder.
Ante todo esto, para reflexionar, una frase de Jung que llama a trascender la sexualidad meramente biológica -y su juego de poder- hacia un amor que es fundamentalmente ético y espiritual: Donde existe voluntad de poder no hay amor; donde hay amor no hay voluntad de poder.
Con información de Pijama Surf