¡El neofascismo al poder!

El general (r) Villarroel, desde el 6 de diciembre, piñerista (porque ahora los militares fascistas    “le creen” a Piñera) y por cierto permanentemente kastista (antes del 6, hoy y dios mediante en un próximo gobierno de Piñera) ha anunciado que “la familia militar” se movilizará para que gane la derecha el 17 y para que […]

¡El neofascismo al poder!

Autor: paulwalder

El general (r) Villarroel, desde el 6 de diciembre, piñerista (porque ahora los militares fascistas    “le creen” a Piñera) y por cierto permanentemente kastista (antes del 6, hoy y dios mediante en un próximo gobierno de Piñera) ha anunciado que “la familia militar” se movilizará para que gane la derecha el 17 y para que gobiernen apoyados por Kast y ahora además por el primo Chadwick y, más, para que el probable relevo de Piñera en la jefatura del Estado sea este Kast.

La estrategia de “la familia militar” no tiene sólo como objetivo que los sentenciados por crímenes atroces sean atendidos antes de morir en su casa y su hospital dejando sus cárceles de lujo, sino el debilitar “el comunismo” hoy en el gobierno y firmes con Guillier, y tratar  que no vayan más torturadores y criminales tras los barrotes de Punta Peuco.

Cuando se le preguntó qué pasaría si Bachelet cierra Punta Peuco, el general (r) Villarroel respondió “Piñera lo abriría”.

“La familia militar” espera y confía en que Piñera pagará su pecado de haber cerrado “Cordillera”. Y que, junto a Kast, hará lo que esté a su alcance para favorecer a esta familia unida por haber pecado, con crímenes y torturas, contra los derechos humanos.

Estaba claro para todos que un segundo gobierno de Piñera sería más de derecha (si se puede) que el primero, más contrario a la gratuidad y a los derechos sociales, más defensor de los empresarios inescrupulosos (él y sus amigos) y más retroexcavador de lo avanzado (aunque poco) en logros para sindicatos, jóvenes, mujeres y viejos, pero ahora está claro también que la postura y el plan de Piñera es incorporar a Kast y su doctrina neofascista a las tareas de su gobierno.

En la derecha deben temblar el otro Kast, elegido en la Araucanía, y el ahora sumiso senador Ossandón, ambos ambiciosos de terciar la franja presidencial: ahora el candidato 2021 de la ultraderecha, la familia militar y “los cómplices pasivos” será Kast, el diputado simpáticamente fascista.

Así se determinó en la conversa del 6 entre Piñera, Kast y el primo Chadwick, todos ahora  nuevamente en familia.

No es raro. Más del 90% de la cúpula piñerista (Kast, el primo Chadwick, la UDI y buena parte de RN y Evopoli)  además de estar enjuiciados por corrupción son ultras de derecha.

Lo del acuerdo del mismo día 6 con pastores evangélicos para traspasar  los votos evangélicos de Kast a Piñera es más anecdótico: la masa protestante pudo ver los rostros de ambos católicos pechoños, sentados mientras los herederos de Knut de Von entraban de pie en trance, como tragándose la sonrisa ante estos rotos saltarines, ignorantes y fanáticos, que lo único bueno que tienen es que van a votar por nosotros.

¿Qué harán los dirigentes del Frente Amplio y de la derecha DC después de esta arremetida neofascista?

¿Insistir en anular el voto, abstenerse o participar y votar en blanco?

¿Argumentar que tanto Piñera como Guillier son neoliberales y punto aparte? ¿Argumentar en consecuencia que un gobierno de Pinochet y un gobierno de Bachelet han sido la misma jeringa con distinto bitoque?

¿Filosofar que con Piñera o con Guillier se mantendrá el deshumanismo y la explotación del hombre por el hombre?

¿Castigar a la Nueva Mayoría sin considerar el castigo irremediable a Chile, sindicatos, estudiantes, mujeres y viejos, la defensa de los coludidos y el mantenimiento de la corrupción de nivel?

Pongan los pies sobre esta tierra. Es claro lo que hay que hacer ante de la posibilidad del MAL MAYOR. Pedir votar no es faltar el respeto. Es solicitar, no ordenar, y los políticos responsables deben solicitar.

Un gobierno con clara influencia neofascista puede incluso afectar al Frente, muy mal mirado por la extrema derecha que los ve como comunistas más izquierdizquierdistas.

En Chile tenemos experiencias al respecto.

Muy pocas veces agudizar las contradicciones ha sido buen negocio.

 


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