La comunicadora feminista y militante por los Derechos Humanos, Liliana Daunes, demandó judicialmente a Facebook. “Soy periodista radial, publico en mi muro de Facebook noticias y reflexiones que apuntan a incidir políticamente desde mi oficio y activismo. Utilizo mi cuenta para promover las causas con las que comulgo, entre otras, promover una imagen positiva de la lucha feminista, promover el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres y el colectivo de la diversidad y disidencia sexual y denunciar la violencia machista”, explicó en una carta.
El sábado 18 de noviembre, Liliana publicó un álbum con 205 fotos de la Marcha del Orgullo LGTTBIQ. Al mediodía siguiente, Facebook censuró una de las fotos. La censura fue acompañada con un bloqueo de 30 días. El motivo: ya había recibido censura en fotos anteriores. Harta de bloqueos abusivos y del modo discrecional de la censura, Daunes decidió demandar a Facebook. Preparó la demanda junto con la filósofa Julieta Arosteguy y el abogado Jorge Alejandro Mamani.
En la carta que la periodista hizo pública, explicó que además “de solicitar una medida cautelar urgente” para que se levante el bloqueo de su muro, intentará demostrar que “las normas comunitarias de esta plataforma son ilegales y abusivas, y discriminan la militancia feminista por los derechos de las mujeres y al colectivo de la diversidad y disidencia sexual”.
Daunes está dispuesta a adentrarse en los laberintos de los pasos judiciales. Lo hace sabiendo que es la posibilidad de “abrir una puerta para todas”.
“Entiendo que no sólo es discriminatoria la política de Facebook hacia mi persona. En la medida en que prohíben la publicación de senos femeninos que están mostrándose en la vía pública, en el marco de una celebración y una protesta, Facebook no sólo impide que publique contenidos directamente relacionados con mi militancia, restringiendo mi libertad de expresión, sino que también está afectando la difusión de las propuestas de las disidencias sexuales que se expresan en la Marcha del Orgullo”, señaló Daunes.
Las políticas que Facebook aplica para censurar cierto tipo de imágenes tiene para Liliana un criterio que define como “mirada patriarcal”. Desde ese ojo se decide que se puede y que no se puede mostrar. Una mujer con los pechos libres en una marcha para exigir derechos es algo que en Facebook no se puede mostrar. Tampoco ver.
“Facebook aplica discrecional y discriminatoriamente sus propias políticas, toda vez que permite la publicación en otros muros de senos femeninos que tienen como explícita finalidad la deslegitimación de la lucha de las mujeres. Por supuesto que no censura la exhibición de senos masculinos, ya que esto no atenta contra sus normas”, añade.
Liliana subió a otra cuenta de la red social, algunas fotos intervenidas que en el último tiempo habían sido censuradas. Desde esa otra cuenta relató el camino que la llevó a los 30 días de bloqueo. Detalló algunas de las fotos que Facebook decidió no mostrar:
-“La foto de la muchacha con el torso desnudo, tomada en la calle este noviembre en la Marcha del Orgullo 2017”
-“Una foto relacionada a la lucha por la visibilidad lésbica,tTomada en Córdoba por Fabi Tron.
-“Imágenes tomadas en Namibia por el fotógrafo ruso Alexander Sasha Gusov”
-“Fotos de un álbum titulado ‘Belleza de Mujer’, en el que hay reflejadas mujeres del mundo diverso”
-“La foto de un folleto de una campaña de concientización sobre el Sida, que fue repartido por la organización Juventud Pro de Córdoba. Bajo el título “PROtegete”, el volante muestra una vagina sellada con un cierre, un concepto nefasto. La imagen fue posteada para criticarla, por supuesto, ya que de ella se desprende el horrible mensaje de que la abstinencia sexual es la única manera de prevenir las enfermedades de transmisión sexual; además, -¡vaya casualidad patriarcal! -, se eligió el órgano reproductor femenino como centro de la campaña”.
El accionar de la red social es ridículo, viejo, fuera de época y, sobre todo, machista, resalta.
Ahora, el recorrido judicial que emprende Liliana Daunes es individual, pero está convencida que el espíritu de la demanda es colectivo e hijo de una época que no tolera censuras.