La organización del Frente Amplio, si bien no realiza un llamado a votar en favor del candidato oficialista, señala que toma esta decisión «como un acto político para defender nuestro derecho a incidir en las medidas que adopte el Gobierno», en caso de que éste resulte ganador. Sin embargo, aclara que un eventual gestión de Guillier «no será nuestro gobierno y no trabajaremos en, ni por él».
Cifran su mirada en que «la irrupción del Frente Amplio y la decadencia de la Concertación abren un tiempo de grandes oportunidades de transformación social», señala la declaración.
Izquierda Autónoma ante la segunda vuelta presidencial y el rumbo del Frente Amplio
1- El 19 de noviembre, el Frente Amplio (FA) expresó electoralmente un largo proceso de luchas sociales desarrollado durante los últimos 15 años, del cual hemos sido partícipes junto a cientos de miles de luchadores por un Chile más justo y democrático. La votación de un millón trescientas mil personas, reafirma la necesidad de persistir en ese esfuerzo para superar el neoliberalismo, una voluntad que suma fuerzas pero que aún no germina como proyecto político. Para contribuir a ese desafío es que compartimos esta reflexión.
2- En las últimas semanas, las fuerzas que componemos el FA intentamos enfrentar con unidad y audacia la compleja coyuntura abierta con el paso de Sebastián Piñera y Alejandro Guillier a la segunda vuelta presidencial. Como Izquierda Autónoma, propusimos previo a la primera vuelta, definir desde el FA los términos para abrir un debate con la candidatura de Guillier, de manera de presentar los elementos centrales del programa de Beatriz Sánchez y demandas sociales como condición para dar nuestro apoyo a la candidatura de la Nueva Mayoría. Sin embargo, con todos los elementos sobre la mesa y con la posibilidad de hacer de ese 20% de votación avances concretos en diversas demandas sociales, diferentes personas del FA, utilizando su posición de visibilidad, se resistieron a abrir el debate a tiempo, optando por postergarlo incluso hasta “la recta final”.
3- No obstante, y a pesar nuestro, la libertad de acción, acompañado de la crítica a Piñera y una interpelación pasiva a Guillier, se impuso como la única fórmula capaz de mantener la unidad formal del FA. Sin embargo, la voz colectiva se diluyó en la ambigüedad y el predominio de opiniones formuladas a título personal. Estas declaraciones individuales tuvieron el efecto intencionado de posicionar un apoyo sin condiciones a Guillier, postura que en el proceso de debate interno no obtuvo el apoyo de ninguna organización ni de los debates comunales de base. Así, a días de una decisión colectiva, la postura del FA carece de intención y capacidad para presionar efectivamente por compromisos en favor del retroceso del mercado y el avance de la democracia, incluso con el favorable resultado electoral. Es necesario entonces realizar un juicio crítico al desempeño del FA en estas semanas y reflexionar sobre cómo una fuerza que obtiene un 20% en la elección presidencial, una bancada de 21 parlamentarios y cuya posición puede resultar clave para el desenlace de estas elecciones, termina a la espera de “guiños”, a disposición de “dejarse convencer” y sin capacidad de exigir respuestas claras a las demandas más sentidas por las mayorías.
4- Lejos de dicha ambigüedad, como Izquierda Autónoma realizamos un conjunto de iniciativas para esclarecer los aspectos del programa de Guillier que debían corregirse para avanzar en la desmercantilización de nuestros derechos, coincidiendo con numerosas voces, dentro y fuera del Frente Amplio. Exponiendo las propias contradicciones de la Nueva Mayoría, se levantaron propuestas comoa formular la Constituyente como salida al neoliberalismo hecha por Carlos Ruiz y Fernando Atria, la propuesta de Sergio Sánchez y Matías Goyenechea de generar un diálogo para la recuperación de la salud pública y solidaria, ofrecimos un proyecto de ley para condonar el CAE de manera que Alejandro Guillier lo asumiera como medida concreta, o el compromiso de compañeros de la Región de Los Ríos, junto a comunales del PS y concejales de la Nueva Mayoría para recoger el programa del FA. Ninguna de estas iniciativas implicó negociación alguna, ya que entendemos que los pilares de nuestro programa no se pueden cercenar, sino hacer público que la visión del FA se extiende mucho más allá de los partidos que lo componen.
5- Lo logrado por el Frente Amplio es tremendamente valioso y es responsabilidad de todos cuidarlo. Lograrlo, sin embargo, pasa por asumir que no enfrentamos con la suficiente madurez y responsabilidad política la construcción de unidad en esta coyuntura. De todos cabe una autocrítica, especialmente de quienes, utilizando el alto impacto de sus vocerías, trabaron el debate catalogando como improcedente la deliberación colectiva para articular una estrategia unitaria para enfrentar este momento a tal punto que, la clausura del debate sólo terminó beneficiado a una Nueva Mayoría que hoy no siente necesidad de hacer ninguna concesión sustantiva.
6- Sin un Frente Amplio presionando con unidad, la exigencia de giros a la candidatura de Guillier pierde sentido más allá de la retórica y, en el mejor de los casos, sólo conseguirá “guiños”. Sin embargo, el dilema de la segunda vuelta sigue ahí, y queremos ser claros: en concordancia con lo que expresó la declaración del Frente Amplio, no nos da lo mismo quién gobierne. No seremos cómplices ni responsables de que asuma un gobierno que intenta clausurar el ánimo reformista instalado en la sociedad chilena y frente al cual los partidos de la Nueva Mayoría puedan asumir verbalmente posiciones pro-transformaciones sin necesidad de actuar en consecuencia. Siendo oposición de un gobierno de Guillier, pensamos, la disputa por el tipo de reformas que Chile necesita sigue abierta. Lo que está en juego para la izquierda en esta segunda vuelta, en definitiva, es contar con mejores condiciones para mantener abierto el ciclo de impugnación a la hegemonía neoliberal que abrimos desde las calles. Por ello el Frente Amplio no puede ceder en su programa y debemos reafirmarlo con mayor fuerza. El vacío y la ambigüedad programática de Guillier puede completarse con la densidad y claridad de un programa que recoge lo más avanzado de las luchas sociales y de la sociedad organizada del último tiempo.
7- Es por eso que hemos decidido votar por Alejandro Guillier el 17 de diciembre. No seguiremos esperando cambios programáticos que no llegarán ni utilizaremos guiños de último minuto como razón aparente para decidir nuestro voto. Votaremos por Alejandro Guillier como un acto político para defender nuestro derecho a incidir en las medidas que adopte el Gobierno. Con todo, ni la Nueva Mayoría ni Alejandro Guillier han hecho lo necesario para ganar esta elección y el último debate presidencial lo comprueba. Más bien, han descansado en los errores de Piñera y en el itinerario de “todos contra la derecha”, ignorando los planteamientos programáticos del Frente Amplio y diversos actores sociales, como una porfiada resistencia a reconocer que es necesario dar un giro a las reformas que ha impulsado el Gobierno de Bachelet. El nuevo gobierno tendrá que dar señales claras de avanzar hacia un consenso social para derrotar al neoliberalismo, y no claudicaremos en nuestra autonomía para enfrentarlos decididamente si se mueve en la dirección contraria, como terminó ocurriendo con el actual Gobierno.
8- Por ello, declaramos que su eventual gobierno no será nuestro gobierno y no trabajaremos en ni por él. Por el contrario, como FA tenemos una gran responsabilidad en un posible nuevo gobierno de la Nueva Mayoría: la presencia en el congreso, como en las calles, se debe hacer valer, por lo que replicar las decisiones tomadas hasta ahora no será suficiente. Es por ello que lucharemos sin descanso para que las demandas de los movimientos sociales sean efectivamente escuchadas y por construir un proyecto comprometido con la superación del neoliberalismo y con total autonomía de la política de la Transición.
9- La irrupción del Frente Amplio y la decadencia de la Concertación abren un tiempo de grandes oportunidades de transformación social. Debemos trabajar por la maduración del FA y su consolidación como un proyecto político y social alternativo. Sea cual sea el resultado de esta elección, es fundamental que quienes compartimos visiones comunes al respecto, dialoguemos y nos dispongamos a trabajar en conjunto. La irrupción del FA sólo será una irrupción de las mayorías en la lucha por tomar las riendas de su historia si construimos una izquierda al servicio de tamaña tarea. Es tiempo de asumir ese desafío.
Con la esperanza intacta
Izquierda Autónoma
Diciembre 2017