Los expresivos 9 puntos de ventaja de Sebastián Piñera sobre Alejandro Guillier siguen dando que hablar. ¿De dónde salieron los 635.671 votos de diferencia?, es la pregunta permanente y a la cual los expertos, analistas y estudiosos aún buscan darle respuestas.
El aumento de la participación, la movilización de votos de la derecha, los de centro y de una parte del Frente Amplio en favor de la candidatura de Piñera, vienen a ser las primeras explicaciones del resultado del pasado domingo 17 de diciembre.
De paso, se rompieron algunas tesis. Una de ellas, quizás la más recurrente, es que una mayor votación beneficiaría a la opción de Alejandro Guillier, lo que no se hizo efectivo pues Piñera congregó al menos 350 mil votos nuevos. Otra, también planteada de forma seguida, es que lo dura de la campaña electoral extremaría las preferencias, pero fue el voto de centro el que habría definido el balotaje.
“La primera vuelta generó incertidumbre y la derecha salió a votar”, sostiene el cientista político de la Universidad Diego Portales, Ignacio Soto, a la hora de explicar, en primera instancia el crecimiento de la participación electoral y de la votación de la derecha.
Mientras, el académico de la Universidad de Talca, Mario Herrera, sostiene que la poca certeza sobre el resultado llevó a muchos electores a salir a votar. Por ello cree que «al no haber encuestas en este período, se creó un ambiente de incertidumbre, lo que movilizó a la votación».
Primeras impresiones que abren una serie de interrogantes respecto a la composición y distribución del votos, que hasta ahora se entendían como materias zanjadas.
El estrecho mapeo electoral
En los análisis previos a la Segunda Vuelta del 17 de diciembre, se presentaban una serie de comunas o zonas del país como claves a la hora de elegir al nuevo Presidente. Puente Alto, La Florida, Valparaíso, Viña del Mar o Santiago por decir algunas, figuraban como los lugares en los que se jugaba una parte importante de la elección.
Esto porque en dichas comunas el Frente Amplio ganó u obtuvo una excelente votación. El hecho es que el traspaso de sufragios no se dio mecánicamente e incluso la votación de Piñera aumentó de forma considerable. A esto hay que sumar el importante alza de los electores del Presidente electo en el sector oriente de la Región Metropolitana -bastión histórico de la derecha-, en la región del Bío Bío y en La Araucanía.
En este punto, Herrera sostiene que «lo que ocurre es que la participación está marcada por la incertidumbre», hecho que provocó la reacción de la candidatura de Chile Vamos, obligándola -dice- a «volver a sus bases electorales clásicas y movilizar gente, lo que se refleja en el caso de la derecha en Puente Alto, La Florida y en casi toda La Araucanía».
Agrega el académico de la Universidad de Talca que «si bien en comunas ‘bisagras’ como Maipú, La Florida o Puente Alto, Piñera no ganó, sí estrechó considerablemente la brecha respecto de primera vuelta», estableciendo como causal de esta alza -agrega- «la incorporación de Ossandón y Felipe Kast, quienes se ocuparon de volver a sus bases electorales tradicionales».
Mientras, el cientista político de la UDP, Ignacio Soto, ratifica que la mayor movilización se presenta de preferencia en “la zona oriente de Santiago y en la región del Bío Bío, donde logra 150 mil y 200 mil votos, respectivamente, lo que explica en parte el alza en la votación de Piñera”.
Al mismo tiempo, agrega que “la relevancia de la votación hace que las personas participen más en los votos de derecha, porque se abrió una brecha donde Guillier le podía ganar a Piñera”.
De los polos al centro
Durante el mes de campaña de Segunda Vuelta quedaba la sensación de que ésta se había polarizado al extremar posiciones, en especial Alejandro Guillier, en su afán de atraer la votación del frenteamplismo y convertir la elección en un plebiscito. Mientras que Piñera, apostando a su mensaje de unidad, fue derivando en un discurso más moderado.
Para los analistas consultados por El Ciudadano, dicha estrategia fue un pilar en el resultado de la contienda.
«El centro representado por la DC en Primera Vuelta quedó huérfano, ya que Goic obtiene la mitad de la votación de los candidatos a diputados», sostiene en primera instancia Herrera, quien agrega: «Hay otro centro que no se vio representado -ese que se vincula a Evópoli, Ciudadanos o Amplitud- y es allí donde Piñera logra acercarse».
En paralelo, Soto explica que al tener la derecha como techo histórico el 45%, la necesidad de Piñera era «acercarse al votante de centro». Junto con eso, el cientista político cree que se fortalece el voto cruzado, ya que -según él- “hay mucho voto de centro que anteriormente votaba por la Nueva Mayoría y que pudo haberse ido a Piñera, por no haber hecho los cambios prometidos”.
¿Voto de Piñera o voto de derecha?
Una de las dudas que aparece con la votación del domingo, y con los datos presentados, es si las preferencias se vinculan más a la derecha nucleada en Chile Vamos, o bien si éstas corresponden a un voto más ligado a la figura de Sebastián Piñera.
Mario Herrera lo ejemplifica de la siguiente manera: «el voto por Guillier no es por la Nueva Mayoría, lo mismo pasa con Piñera: no es por la derecha».
Y agrega un dato: «Piñera sólo es superado históricamente en votos por Aylwin y Frei, pero ellos contaban con un padrón electoral menor, por lo que él es, proporcionalmente, el candidato con mayores votos en alguna elección».
“Creo que gana Piñera por sobre la derecha” señala Ignacio Soto, quien pone en la mesa la necesidad de revisar la composición de los votantes. Aquí cree que “hay un voto muy difuso, que en principio captó el Frente Amplio y que luego tomó Piñera», destacando que su característica es que «más allá de ser de izquierda y derecha, tienen otros incentivos”.
“Sus votantes quieren reformas y ahora que las tienen no quieren que se las cambien. Son nuevos profesionales jóvenes que quieren tener oportunidades de trabajo», recalca Soto, haciendo alusión al discurso asumido por Piñera en la última etapa de la campaña. En ese sentido, destaca que «se corrieron los cercos, él lo entendió, y el nuevo voto dice que aseguremos lo que tenemos hoy y crezcamos”.
Esto, evidentemente, tendrá consecuencias electorales en los cuatro años siguientes. «Representa un crecimiento sin ninguna duda para las elecciones próximas», señala el académico de la Universidad de Talca, Mario Herrera. En la misma línea, Ignacio Soto, de la UDP, cree que “la derecha tiene una oportunidad real -si es capaz de administrar los cambios de Bachelet y mejorar las áreas complejas de su gobierno- de lograr un nuevo triunfo en cuatro años más”.
Las cifras, a dos días de la Segunda Vuelta presidencial, van entregando las explicaciones y posibles nuevos escenarios para el período político que se acerca. Aunque aún quedan muchos cálculos que sacar.