Venus ha sido considerado por mucho tiempo como un planeta ‘muerto’, pero los astrónomos han revelado que sí muestra signos de avtividad.
Una nueva vista global de algunas características bien conocidas en la superficie de Venus puede indicar que su corteza se está moviendo.
Los expertos dicen que el movimiento de las crestas montañosas es extremadamente similar al mismo proceso que ocurre en la Tierra. Los investigadores utilizaron imágenes de radar de la superficie de Venus de la misión Magellan entre 1990 y 1994 para ver las estructuras en la superficie desde una perspectiva global.
Esto reveló un nuevo patrón: estas crestas de montañas y fosas convergen para aislar bloques de llanuras bajas y planas de lava enfriada a lo largo de los polos del planeta, algo nunca antes observado.
Dispersos en la superficie de Venus hay varias crestas estrechas y surcos superficiales, o grabens, que los científicos conocen desde hace décadas, pero que solo los habían visto aislados unos de otros previamente.
«Cuando se aleja, se ve que estas características forman un patrón conectado», dijo Paul Byrne, quien reveló los hallazgos en la Reunión de Otoño de la Unión Geofísica Americana de 2017 en Nueva Orleans. «Ahí es cuando te das cuenta de que parecen estar trabajando juntos», agregó Byrne.
Los investigadores dicen que las estructuras se parecían mucho a las características vistas en la Tierra, como la Cuenca Tarim en el noroeste de China. Estos son grandes pedazos de corteza continental que se empujan, giran y se estrellan contra el terreno circundante debido a las fuerzas del manto que se encuentra debajo.
Esto deforma el terreno circundante en cadenas montañosas o grabens, características idénticas a las de Venus.
Con la abrasadora temperatura de 462 grados Celsius (864 grados Fahrenheit) en la superficie de Venus, Byrne y sus colegas creen que la corteza podría calentarse lo suficiente como para desprenderse ligeramente del manto del planeta a solo 10-15 kilómetros (6-9 millas) de profundidad, creando finos «bloques de corteza» que podrían empujarse, estrellarse y rotar de la misma manera que los de la Tierra.
«No es tectónica de placas», dijo Byrne, «pero sugiere que la capa externa, rígida y frágil de la superficie de Venus, en algunos lugares al menos, se ha roto en estos pequeños bloques», muchos de ellos a solo un par de cientos de kilómetros hasta hasta 1200 kilómetros (745 millas) de ancho.
Los signos de deformación en algunas de las llanuras de lava son señales de actividad, al menos algunos de los empujones, movimientos y rotaciones podrían haber tenido lugar muy recientemente.
Debido a que también existe una enorme grieta de expansión alrededor del ecuador de Venus, es posible que un proceso de expansión global empuje sistemáticamente estos bloques, lo que hace que se tensen y deformen.
«Nuevamente, no es placas tectónicas», enfatizó Byrne. «Estos son pequeños pedazos de tierra que simplemente giran y se mueven. Pero si pusiéramos sismómetros en Venus, tal vez oirías que algunos de estos pedazos se disparan hoy».