Entre agosto y noviembre pasado, el artista Marcelo Gamonal trabajó en la obra “¿Dónde están?”, en la que emplazó a los ex-presidentes Michelle Bachelet y Ricardo Lagos a hacerse cargo del problema de la educación nacional, ya que –a su juicio- en sus respectivos Gobiernos “no hicieron los cambios necesarios para reformar el sistema educacional de bajo nivel que existe en Chile, ni mucho menos crear las instancias reales y legales para una educación gratuita y de mejor calidad”.
La obra de Gamonal consistió en diseños y fotografías, impresos en gran formato (PVC de 3 x 10 metros), que estuvo instalado durante más de dos meses en el frontis de la Casa Central de la Universidad de Chile, además de interferir la ciudad con adhesivos de pequeño formato pegados en diferentes lugares.
Junto al colectivo de arte visual “A La Vena” trabajó, también, en videos de performances realizadas en diferentes puntos del frontis de dicha Universidad, como la instalación de una animita con el rostro de los ex presidentes ya citados, que fueron acompañados de una velatón. Las últimas intervenciones fueron realizadas el domingo 06 de noviembre en la Marcha Familiar por la Educación y días antes de hacerse público el fin de la toma de la Casa Central.
-¿Por qué optas por espacios públicos para mostrar tus obras?
-Mi prioridad en el arte no es lo económico, no me mueve el dinero como creador. Colocarle valor a mis creaciones es menospreciarme como autor. Opto por los espacios públicos por el impacto que produce y para dejar a libre disposición el desarrollo del montaje.
Me han demandado, agredido y quitado violentamente mis fotografías en espacios públicos, terminando las imágenes arrojadas al rio Mapocho por criticar a la Iglesia Católica. Esas reacciones hacen legítima y bien lograda la obra planteada, entendiendo que el rechazo de quienes se critica es sinónimo de haber interferido y poner en cuestionamiento sus actos y prácticas de mala fe.
-¿Qué piensas de la relación arte política, arte y movimiento social?
-El arte es político y social toda vez que sea esa la intención del autor al momento de enfrentar la creación de una obra, ya sea como concepto o directamente expresado. En mi caso siempre he visto el arte como forma de crítica social, que conlleva involucrarse en movimientos sociales que tengan como objetivo las mismas ideas. Si no existe un movimiento social que esté en la misma parada, no me importa, ya que me veo a mi mismo como un movimiento social independiente…
-¿Ves una relación entre esto y el uso de espacio público como lugar de exhibición?
Así es, el espacio público es una escena social por sí sola, por la diversidad del espectador y lo masivo de su impacto visual y conceptual. También es la única posibilidad de difusión de obras cuando existe una censura explicita hacia un artista y sus trabajos por parte de los galeristas y curadores, excusándose en lo polémico de los proyectos a exhibir. Así estas galerías controlan los discursos críticos-sociales, refugiándose solo en mostrar productos que no cuestionen realidades.
-¿Cuál crees que es el rol de los artistas en relación a esto?
Aquí no hay deberes ni compromisos obligatorios, sino una opción de vida del artista hacia el mundo que lo rodea. Creo que esa opción está marcada o condicionada por el entorno social en el cual nos relacionamos desde el momento en que nacemos, eso marca mucho el discurso, la forma de plantear y desarrollar una creación.
La memoria emotiva de cada realidad siempre estará presente al momento de plantearse una obra, es difícil que un creador que nació en una familia acomodada y sin problemas sociales relevantes tenga la necesidad pura de atacar a los poderes facticos que tienen a una gran parte de la sociedad viviendo en malas condiciones, y si lo hace, ¡bien me parece!, pero no está el odio natural y real de aquel que vive diariamente en esa realidad semi-marginal.
Si yo critico y protesto es con conocimiento de causa de los problemas que planteo, ya que me afectan en mi diario vivir, y definitivamente eso se nota en el producto final.
-¿Qué te pasa frente a los artistas que se quedan en la galería?
-Me parece respetable, sin compartir esa decisión. Las galerías le dan una connotación automática a lo que se expone en ellas como obras de arte. Ese concepto es retrogrado y falso, pero necesario para el individuo creador que duda de sus trabajos, y la excusa morbosa para las galerías al momento de comercializar obras “bonitas”. Salir a la calle a montar ideas es otro mundo, hay más riesgos, mas inseguridades, mas reacciones humanas, el rechazo social es peligroso, adrenalínico y orgásmico, empezando por el nivel crítico de la obra a exponer, el acertar o no en el espacio callejero elegido para exhibir, el no control de la cantidad de público… Todo eso es estimulante.
+ INFO:
Youtube: gamonaldechile
El Ciudadano
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