Pablo González es un jugador de perfil bajo, aunque desde sus primeros años en Universidad Católica, siempre se rodeó de gente de alta sociedad. Es un jugador de fútbol atípico, no entra en polémicas, ha recorrido el mundo jugando profesionalmente -hoy lo hace en Islandia- y todos los años, a través de una campaña en facebook, realiza una campaña singular. Se viene a Chile a pasar las fiestas, reúne dinero entre sus conocidos, va al supermercado, compra víveres y prepara cenas para salir a repartirlas por las calles de Santiago. Este año fueron 80.
El formado en la UC contó cómo se le ocurrió esta aplaudida causa en Las Últimas Noticias. “Esto partió hace cuatro años y lo hacemos con mi familia. Entre todos hacemos las compras, cocinamos y luego entregamos las cenas. Esto se financia con la ayuda de muchas otras personas y comenzamos con esa etapa en los primeros días de diciembre, cuando puse un anuncio en Facebook y desde ahí la gente aporta”, relata el delantero que jugó en Iquique, Cobreloa, Cobresal, Ñublense, San Marcos de Arica y deambuló por el fútbol mexicano y ecuatoriano.
La idea es que “con esas donaciones, además de un aporte mío, compramos todo. Y luego por Instagram voy compartiendo las historias al momento de entregar las cenas para contar un poco de lo que se trató”. La entrega incluía una comida de carne y arroz, un vino, jugos, pan y postre.
Junto a su madre y su polola, el «Mota» recorrió sectores como Patronato, Recoleta, Independencia, Avenida Matta, Club Hípico, autopistas, Quilín, entre otras, para de esta manera repartir las comidas. “Uno cuando llega donde las personas te reciben con una alegría y felicidad enormes, y con eso ya se cumple el objetivo. Es una ayuda humilde, pero con mucho amor, y no te imaginas lo tremendo que es cuando apareces con un plato de comida caliente (…) El recibimiento de la gente es tan espectacular que al final todo el esfuerzo vale la pena”, sostuvo el jugador.