En fechas tan señaladas como la Navidad y fin de año la sensibilidad aflora y es natural acordarnos con mayor intensidad de aquellos que ya no están entre nosotros.
Es el caso de Paulina Rojas: la coanimadora del matinal ‘Hola Chile’ todavía no logra superar la muerte de su padre, Darío Rojas, que falleció hace más de un año tras una larga lucha contra el cáncer.
En el programa de La Red la animadora narró los tristes días que está pasando debido a la ausencia de su progenitor. Estas fueron sus palabras, recogidas por el sitio Glamorama.
Paulina Rojas: “Para mí fue una Navidad complicada, por eso no quería hablar. Yo los escucho y los entiendo, pero cuando uno lo vive es súper distinto. Depende también. No quiero decir que hay familiares menos o más importante, para nada, pero es mi papá. O sea, de las personas más importantes de mi vida. Entonces, fue súper difícil. Es la segunda Navidad sin él. De un papá súper presente. Y el Año Nuevo para mí también es súper difícil, porque todos mis años nuevos eran con él.
“El año nuevo pasado, yo les conté, en Spotify estábamos acordándonos de él y justo salió el tango que le gustaba. Mira, todas las fotos que hay salgo con los ojos rojos, la cara morada. Y yo vi que mis hijos, sobre todo la mayor, tiene nueve años, me abraza y me dice ‘yo no te voy a soltar hasta que se te pase la pena’.
“Yo no soy capaz de ponerle un plato a mi papá, porque no podría parar de llorar. En un momento, el 24, mi marido se fue con los niños a otro lado, porque me cachó que yo andaba… Yo les mandé a todos un texto de las sillas vacías, que es bien bonito y que habla que uno tiene que seguir en la vida.
“Sé que la vida sigue, lo recuerdo con alegría a mi papá, pero duele mucho. Lloré con hipo con su foto. Con pena y diciéndole que lo extraño. Porque por Dios que lo extraño. Es una cuestión que ojalá un día aminore un poquito. Después me sentí mejor. No quise que mis hijos se preocuparan, porque soy su mamá y cuando uno ve a la mamá con pena es lógico que…
“Tuve mi momento. Lo lloré, lo recordé, hablé con mi mamá, me dijo préndele una velita. Le prendí una vela y me sentí mejor. Lo sigo extrañando igual, pero me estoy preparando (para el Año Nuevo). No es que uno la quiere fregar, por decirlo de alguna manera, porque son sentimientos”.